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Estar fuera del campamento había sido una de las mejores ideas que Chris ha tenido, debíamos trabajar el secreto oculto para la magia de la Piedra Sagrada, y sabía que tanto caos en el campamento no íbamos a poder concentrarnos.

Habíamos ido un poco más allá del centro de la ciudad. Chris y Taylor iban conmigo, no permitimos que nadie más nos acompañase. Queríamos que papá fuera con nosotros, pero prefirió a supervisar a Miranda, nuestra nueva madre en la tripulación. Estaba a punto de dar a luz, y era deber de cada Capitán recibir a nuevos tripulantes.

Aunque pasamos toda la mañana y parte de la tarde tratando de averiguar ese maldito acertijo que nos había dado una bruja hace cinco malditos meses, no logramos descubrir nada. Saqué el papel donde estaba escrito el acertijo, arrugado y en mal estado. Suspiré, leyendo y tratando de entender:

El corazón es algo difícil de encontrar -luego había un gran espacio-, pero no difícil de crear. En la realeza no podrás confiar -otro espacio-, pero de su palabra te debes fiar. El camino obstáculos tendrá -espacio-, no temas, pequeña, tu corazón conmigo estará -y un espacio final-.

No tenía sentido. Nada de esto.

Desordené mi cabello a modo de desesperación. Nunca íbamos a deshacernos de esto, pero si de algo estaba segura es que daría batalla, y el Rey Dominik caería.

-¿Dónde está mi padre? -pregunté a Loco, que llevaba toallas hacia una de las carpas.

-Estuvo toda la tarde hablando con una melusina, pero no dio resultado -el pobre jadeaba.

-¿No dio respuestas? -mi sonó de voz empezó a subir, haciendo que Loco se encogiera de hombros.

-Solo ha dicho que él no era la persona que debía saber.

-¡Basura! -grité.

Todos voltearon a verme. La tripulación sabía que mi humor no era el mejor, pero los demás... ellos no tenían porqué saber que estaba harta de despertar cada día en la misma miseria. Loco los miro también, les regalé a todos una sonrisa de disculpa, y volvieron a lo suyo.

-¿Qué más dijo la melusina?

Loco suspiró. -Uno de nosotros es el indicado, la tripulación se agranda, solo falta abrir los ojos -citó. -Quería ir con ustedes a darles ese mensaje, pero debía cuidar a Miranda y a la princesa.

-¿La princesa? -arqué la cejas.

-Quería ir a traer provisiones.

-Dime que mi padre le dijo que no.

-Por supuesto que sí, sabe que eso sería un peligro.

-¡LOCO, LAS TOALLAS! -gritó Andrea, una de las enfermeras del lugar.

Loco corrió como loco hacia ella. ¿Alguien se había lastimado?

Era casi hora de la cena. Aún había algo de luz, pero empezaba a oler la comida. Todo estaba en completa calma, lo que me hizo pensar, ¿Dónde está...?

-¡ESTO ES EL CANTO DE LIDDY LA PECHUGONA!

Volteé a ver de dónde proveían los gritos. Brutus venía en la cabeza de un grupo de la tripulación, eran los que iban a traer provisiones. Amaba escucharlos cantar a todo pulmón. Todos seguían la misma entonada, riendo y saltando al rededor de Brutus, hasta que escuché una risa femenina entre ellos.

Una no, dos.

La princesa ________ y su ama de llaves (que sino mal recuerdo su nombre era Dinah), venían con el grupo, ¡¿qué carajos?!

Pirates (Lauren Jauregui y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora