Pirates (Lauren Jauregui y Tú)

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No sé cuánto tiempo habíamos caminado, pero no me sentía para nada incómoda. El grupo de piratas iban haciendo bromas, o cantando canciones de bar que hablaban de ron y mujeres con los pechos al aire. Al principio me sentí molesta por las obscenidad de la letra, pero mientras más escuchaba me di cuenta que la mayoría de las rimas no eran literales; no hablaban de una verdadera mujer con el busto de fuera, eran metáforas, el como al tomar algún tipo de sustancia como el alcohol puede hacer que nos sintamos más libres de hacer lo que sea.

Dinah también iba divertida, incluso llegó a aprenderse un par de letras, y tarareaba junto a ellos. Ellos, al darse cuenta de esto, rieron y cantaron más fuerte, animando a mi amiga a cantar más.

Cantaban "Liddy la pechugona no era muy atractiva, pero su busto era grane como una cima. Los hombres perdían la cabeza por sus tetas cremosas, pero ella no oía declaraciones pecaminosas".

No podía aguantar la risa, carcajeé un poco, pero trataba de no ser escandalosa. Perdí la noción del tiempo con los muchachos cantando y revoloteando, que no me di cuenta cuando ya estábamos en el pueblo de BookNash, como oí a algunos llamarlo. El bosque prohibido estaba realmente oculto.

Caminamos entre la muchedumbre, tenía la esperanza que algún aldeano me reconociera, pero era inútil, solo miraban divertido al grupo que no paró de cantar.

Sacudí la falda de Dinah, haciendo que dejara de cantar.

-¿Crees que alguien nos ayudará? -dije bajo.

-Hay que averiguarlo -susurró, luego volteó a ver a los chicos. -Oigan, necesito un inodoro.

Brutus se acercó a ella, sonriendo. -Hay algunos arbustos por aquel lado, sígueme.

Empezó a caminar en dirección a los arbustos, pero Dinah lo tomó del brazo.

-¿Qué? -preguntó él.

-No soy un varón, no puedo hacer mis necesidades en un arbusto.

-¿Por qué no?

-Bueno... -dudó, volteó a verme, le di un pequeño asentimiento para que continuara. -Las chicas somos más reservadas.

Brutus la miraba sin comprender del todo, el chico rubio de antes -que ahora sabía se llamaba Erick- habló entre los demás.

-Llévalas a la cafetería, Brutus -su voz era grave, no podía tener más de 25 años.

-Sigo sin entender por qué no puede hacer en los arbustos como nosotros.

Erick rió, acercándose a Brutus.

-¿Recuerdas lo que hablamos? Los chicos tiene una pistola para poder apuntan bien, las chicas tienen... -se detuvo, para que Brutus continuara.

Éste dudó, pero luego lo recordó. -Tienen una flor.

-Exacto -Erick sonrió orgulloso. -Ellas no tienen la capacidad de apuntar tan bien como los chicos.

-¿Somos mejores?

-Ninguno es mejor que el otro -aclaró Erick antes que yo pudiera hablar. -Es solo que nosotros tenemos talentos especiales, al igual que ellas los tienen.

Brutus sonrió asintiendo. Estaba confundida por dos cosas; ¿cómo Brutus, siendo un hombre de al menos treinta años, no sabía la diferencia entre niños y niñas?, y lo que era más importante... estaba sorprendida de como Erick hablaba de las chicas. Papá decía que los piratas hacían de menos a la mujer, porque la miraban como algo débil, algo que solo estaba para prepararles la comida y luego acariciarles la barriga. Cada vez que yo me oponía a esta idea siempre terminaba con un ojo morado. Pero, estando aquí, con estos muchachos, pude notar que no son nada así. Erick seguía hablando con Brutus, y Dinah y yo solo podíamos escuchar como se expresaba de las mujeres de una manera tan... linda.