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Llegar a la Isla Soul fue más rápido de lo que esperé.

Todos bajaron del barco, estaríamos solo una noche aquí por lo que no era necesario bajar tantas cosas. El cielo ya tenía esos colores que tanto me gustaban, pues me recordaban a mi madre.

Yo iba a la cabeza del grupo. Empezamos a caminar por la arena blanca hasta adentrarnos en el bosque de palmeras. Este era mi lugar favorito, pues aquí fue donde mis padres contrajeron matrimonio.

-¿Qué es este lugar? -escuché una voz detrás mío.

-Aquí es donde venimos a rezar -respondió Loco.

-¿A rezar? -la princesa parecía sorprendida.

-Sí, en la primera cena en el barco Chris te dijo que no era necesario estar dentro de una iglesia todo el día para ser creyente. Pues bueno, esta es nuestra iglesia.

_________ rió. No podía entender por qué su risa me aturdía tanto. Pero en el buen sentido. Era algo desesperante.

-¿Puedo rezar yo también? -su voz se llenó de ilusión. Casi sonreí.

Loco soltó una carcajada. -Claro que sí, todos pueden hacerlo. Incluso podemos hablar con nuestros parientes muertos.

-No conocí a muchos de mis parientes.

-¡Alto! -exclamé, di media vuelta para ver al grupo, pero mis ojos fueron primero a _________. Sacudí la cabeza y los mire a todos, -Ya estamos en el centro, vayan a hacer sus tiendas, Barbas hará la cena en un momento.

Todos empezaron a festejar. Varios fueron directo al ala oeste, donde estaban las piedras de ángeles. Mamá las había apodado de esa manera, eran una simples piedras gigantes sin forma, pero era ahí donde se sentía más calma, decía ella, calma para poder hablar con Dios. Otros fueron directo al ala este, donde colocábamos las tiendas de acampar.

-¿Lauren?

Su pequeña voz atrajo mi atención. Me miraba seria. Su semblante había cambiado un poco en los últimos días, ya no nos miraba a todos con esos ojos malcriados, seguía retándome, pero se comportaba como una persona normal.

-Necesito un baño.

-Ni lo sueñes.

Y aquí vamos de nuevo con esos ojos malcriados.

-Es tu problema si te gusta oler a puerco, pero a mi no.

-No voy a dejar que te escapes de nuevo para pedir ayuda, niña.

-¡Solo quiero un lugar para bañarme, joder! -gritó, pero luego tapó su boca con ambas manos.

-Tu vocabulario no es digno de una princesa -dije con voz burlona. Luego baje la vista a su brazo derecho donde estaban las marcas del Plux. Suspiré, tenía que lavarse eso. -Ven conmigo.

-¿A dónde?

-¿No querías un baño?

Ella entrecerró los ojos, pero me siguió. La Laguna estaba un poco más alejado del lugar. Era como ver un pequeño mar en la isla, con agua cristalina y La Luz de la luna iluminaba lo suficiente.

-Dios... -dijo ________ a mis espaldas.

-Bien, desnúdate.

-¿Disculpa? -me giré para verla con la cara expectante.

-Tomarás aquí tu baño. Desnúdate -me gustaba molestarla, su nariz se arrugaba como en desprecio cada vez que lo hacía.

-¿Y si viene alguien?

Pirates (Lauren Jauregui y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora