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Estaba llorando.
-¡Deja de hacerlo, por favor!
-Ya déjame en paz, _________.
Su voz sonaba agotada, pero yo también lo estaba, mamá también, Seraphina también. Mi cumpleaños dieciséis no había sido el mejor; claro que hubo una fiesta y todo el pueblo de Kelna estaba celebrando. Pero a papá se le fue la mano en el alcohol. Como siempre. Estaba molesta, mucho más que molesta, pues le había pedido como único regalo de cumpleaños que no bebiera, pero claro que no iba a hacer caso. Bebió tanto que se cayó dos veces en la cena del palacio; habían algunos invitados, como el Padre Anselmo y su familia, y nos dejo en vergüenza a todos. Discutimos antes de la cena. Y también después de ella.
Luego de que se fueran -no sin antes prometer que no dirían ni una palabra de lo que habían presenciado-, fui directo al despacho de mi padre, donde ya había caído sobre su escritorio.
-¡Tenías que escoger esta noche para humillarme en frente de todos!
Él ni siquiera respondió. Suspiré dando media vuelta para salir, pero no, ya había dejado pasar tantas veces la misma situación. Ya estaba harta de lo mismo. Caminé hacia su escritorio, tropezándome con el vestido rosa y pomposo que Dinah había confeccionado. Me quedé a su lado derecho donde había un enorme espejo de cristal.
Lo sacudí con fuerza hasta que levantó la cabeza.
-¿Qué quieres?
-¡Que dejes de humillarme en frente de los invitados! -mis lagrimas volvieron a salir como antes de la cena.
-Tú misma te humillas -dijo poniéndose de pie, para ir al pequeño bar y servirse otro estúpido trago.
-¡Me humillas a mi, a mamá, a Seraphina! ¡¿No te das cuenta?! -mi voz subía cada vez más de tono, pero él no hizo nada, más que quedarse parado frente a mi con el vaso en la mano.
-Solo fueron unos tragos, _________, deja de ser tan exagerada por una vez en la vida.
-¡Fue el único regalo que te pedí!
Mi cabeza daba vueltas. No podía reconocer en que tipo de hombre se había convertido mi padre, solo era un extraño ahora, un extraño que me había dado su apellido.
-Cuando seas reina entenderás por todo lo que paso -sus nudillos al rededor del vaso se pusieron blancos.
-Tal vez no quiero ser reina.
Sus ojos se llenaron de rabia, y me arrepentí de lo que dije, porque sabía lo que iba a pasar. Azotó el vaso en la mesa, haciendo que algo de su contenido se derramara. Pero ya había abierto la boca, no tenía sentido parar ahora.
-No quiero ser reina si eso implica ser alguien como tú -escupí con rabia.
Todo pasó muy rápido; él avanzó rápido hacia mi, colocó ambas manos en mis hombros, empujándome con una fuerza sobrenatural hacia atrás, hasta que mi cuerpo chocó con el espejo de cristal. Me tambaleé y caí de rodillas al suelo, y sentí como algo se clavaba en mi espalda.
El enfermero real llegó media hora después de ser advertido por mi madre. No fue mi padre, él solo se fue a Dios sabe dónde, mamá escuchó el estruendo, y al entrar me vio de rodillas a mi padre, con un pedazo de cristal en mi hombro derecho hasta mi espalda. Corrió horrorizada para llamar al enfermero.
Dijeron que sanaría pero que la cicatriz siempre estaría conmigo.
-No me avergüenza mostrarla -dije, los ojos de Lauren también se habían oscurecido. -No me avergüenza porque muestra lo mucho que he sobrevivido dentro del palacio.
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Pirates (Lauren Jauregui y Tú)
FanfictionLos piratas y la realeza nunca han ido de la mano. _______ Bonnet ha crecido toda su vida dentro del palacio real en la ciudad de Kelna, bajo las estrictas reglas de su padre, el Rey Dominik, preparándose para un día ocupar su lugar. Siempre deberá...