Pirates (Lauren Jauregui y Tú)

16

👑

Sus labios seguían pegados a los míos, ambas con los ojos bien abiertos. ¿Qué era esto que estaba sintiendo? ¡No me pueden gustar las chicas!

"Si no te gustaran no estarías besando a una", dijo la voz en mi cabeza.

NO. Solo había sido la adrenalina. Pero esa idea se escuchaba cada vez más estúpida porque sus ojos verdes me estaban mirando. Me separé, tratando de conseguir aire.

-Lo siento, no quise...

Hizo algo que no debía hacer. Sonrió, y juntó nuestros labios otra vez. Pero esta vez hicieron pequeños movimientos sobre los míos,  y mis ojos no lo aguantaron, se cerraron inconscientemente. Había una guerra en mi cabeza, todo se mezclaba, pero el verde estaba ahí, como una esperanza, como el alivio.

-Disculpen.

Una voz masculina habló a nuestro lado derecho, haciendo que ambas nos separáramos agitadas. Bastian nos miraba boquiabierto. Luego miro a Lauren.

-Tu padre dijo que ya es hora de zarpar.

-Claro -respondió ella, levantándose en inmediato. Me tendió la mano nuevamente. Estaba a punto de tomarla, pero Bastian interrumpió.

-No te preocupes por MI prometida, yo la ayudo -él se acerco a mi, tomándome por el codo y ayudándome a ponerme de pie.

Dios, estaba sudando. No sabía si era por el ejercicio antes hecho, el beso con Lauren, o que Bastian nos haya visto. Oh no, ¿qué pensará de mi?

Lauren lo miró seria, y estaba segura que si no fuera por el viaje se arrojaría a él. Había algo asesino en su mirada. Luego yo fui su objetivo, su mirada se ablandó, solo un poco.

-Vámonos.

Ella tomó su espada y empezó a caminar, con nosotros detrás. ¿Qué haré ahora?

🩸

-¿Y la besaste? -Dinah sonreía tanto que temí por sus futuras arrugas. -¡Pícara!

-Solo fue adrenalina del momento, eso es todo -me excuse dejándome caer en la cama de nuestro camarote.

-Pero me has dicho que ella sonrió y volvió a besarte, ¡ella siente algo por ti! -saltó encima de mi.

-Claro que siente algo por mi, desprecio, al igual que yo por ella.

Dinah rió. Aún no me acostumbraba a verla en pantalones. Visualicé la espada en una de las esquinas de la cama, relucía tanto. Era café en el mango, con adornos tallados en manera simulando ramas de árboles. Debía devolvérsela a Loco.

-Esto es tan emocionante -dijo mi amiga canturreando, para luego sentarse en la cama, yo miraba como su espalda rebotaba por sus risas.

-No hay un "esto", Jane, te estas imaginado cosas.

Luego se escucharon unos toques en la puerta. Me senté rápidamente adoptado una mejor postura.

-Adelante.

La puerta se abrió tan lento que pensé que me dormiría, pero la cabeza de Bastian se asomó por la rejilla. Ay no.

-¿Podemos hablar? -preguntó, casi suplicando.

Asentí. -Claro.

Salí por la puerta con el siguiéndome. Mis ojos parecían fuera de control, se movían por todos lados, pero sabía qué estaban buscando. A quién estaban buscando. Pero no había ni una señal de ella en la cubierta.