A la mañana siguiente, al despertar sobre la cama con el cuerpo entumecido por el frio y las pocas horas de sueño, Miguel tuvo por fin un momento para pensar en lo que había sucedido anoche. Pero lo que le tenía desconcertado no era el paseo, la noche, o las luces brillantes que le habían cegado estando allí arriba. No, ni siquiera se trataba de Captain -al menos, no del todo- sino de ese sentimiento que cobijó su corazón al encontrarse a sí mismo en compañía del héroe, esa sensación de calidez y comodidad que solo había sentido con una persona y de aquella Miguel si conocía perfectamente su rostro y su nombre: Hiro Hamada.
¿Qué significaba esto? ¿Acaso se había vuelto loco? Rivera presintió que se encontraba en aquel mismo quebradero de cabeza que le había llevado a darse cuenta de sus sentimientos hacia aquel genio de cabellos alborotados, pero, apenas aquella idea se cruzaba por su mente, Miguel la empujaba lejos de sí.
El problema no era si se trataba de un nuevo drama, un lio de dos amores. El problema es que Miguel no quería sentirse de esa manera por nadie más, no podía, sentía que estaba traicionando a Hiro, aun si este no sabía nada y el Rivera no podía deberle algo que no le había ofrecido. Pero el mexicano se negaba a creer que había alguien más con quien pudiera sentirse así de protegido, así de cómodo como se sentía cuando estaba con el Hamada.
Su divagación le atormentaba y no le dejaba volver al mundo de los sueños, para poder apagar su mente y fingir que no había notado aquel hormigueo que se había extendido por sus dedos cuando estos rodearon la cintura del súper héroe aquella noche.
Aquel día era domingo, así que Miguel no tenía que ir a trabajar o ir a la escuela, pero tratándose de la segunda mitad del mes de noviembre -y, por tanto, de las últimas semanas del semestre- seguro que en ese momento el mexicano tendría que estar fuera de la cama, preparando algún proyecto final que entregar para alguna de sus clases.
En cambio, el chico abandonó la cama para forzar sus piernas dentro de un par de vaqueros deslavados, unas botas y marcharse de camino al mochi café. Tenía que ver a Hiro y comprobar que no era solo un idiota que se dejaba deslumbrar por la adrenalina y el escape de realidad que representaba Captain. Quería ver a Hiro a la cara y recordar porque todo era mejor cuando se trataba de él.
Sin embargo, Miguel olvidó el pequeño detalle de que se trataba de un día domingo y que no sabía exactamente si Hiro estaría allí o si habría abandonado la cama aun con ese terrible resfriado que le había mantenido en reposo el día de ayer y habría ido a trabajar, cosa de la que Rivera sabia que el chico era muy capaz.
Para su suerte, Cass le había abierto la puerta al verle caminar como un sonámbulo hasta los ventanales transparentes del frente del café. –Oh querido, ¿Qué estás haciendo aquí? Hoy es tu día libre.
Miguel asintió con la cabeza, entrando al establecimiento completamente vacío. –Solo... quería ver como se encontraba Hiro.
La mujer le miró enternecida. –Está mucho mejor hoy, aunque un poco cansado. Puedes ir arriba, sus amigos han venido a verle.
El chico no había estado listo para aquella respuesta. Es más, ni siquiera se le había ocurrido aquella posibilidad en primer lugar, ciertamente porque el mexicano nunca había visto a los mencionados amigos de Hiro, aun si sabia vagamente de la existencia de estos. De repente se sintió cohibido, sin saber si el mayor agradecería su visita o se sentiría nuevamente abrumado por la presencia insistente de Miguel alrededor de su vida.
Vaciló en el inicio de las escaleras, considerando que quizá podría quedarse abajo para hablar con su jefa mientras esperaba a que el muchacho estuviera desocupado y él no tuviera que quedarse con las ganas de verle. Quizá así evitaría un momento incomodo tanto para él como para Hiro. Decidido, dio la vuelta para volver sobre sus pasos y acercarse nuevamente a Cass, pero esta -muy consciente del titubeo de su acompañante- le rodeó los hombros y volvió a andar los pasos que había avanzado Miguel hacia ella, para comenzar a subir nuevamente las escaleras. »–Estoy muy segura de que le animará mucho el verte. Y los chicos siempre están buscando una excusa para poder conocerte por fin, así que habrá que aprovechar.
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Sobre dos amores ⟨Higuel⟩
Fanfic«Miguel ve en Hiro Hamada a un genio testarudo, huraño, solitario; una caja de secretos hermética que lo intriga a cada minuto que pasan juntos. Quiere descubrirlo todo de él, hundirse en el nuevo universo que es el muchacho de tez blanca y rasgos d...