Mi querida familia

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///Grimmjow///

Mi vida antes de Ichigo era buena, me refiero a que tenía a mis amigos, a mi viejo y podía tontear de vez en cuando, luego trabajar y seguir haciendo el imbécil. Eran buenos días, pero honestamente, desde que Kurosaki llegó mi vida pasó de ser un diez a un billón infinito cuando de buenos momentos se trata. Y no es que quiera hacerme el galán, lo cual claramente sí soy, pero quiero pensar que el mocoso está loco por mí y por eso se asegura de hacerme tan feliz como yo a él.

No es que tenga que esforzarme mucho porque amarlo no es una responsabilidad, sino un placer y sobre todo, un privilegio. Digamos que Kurosaki es como un pequeño robot que para funcionar adecuadamente necesita únicamente dos cosas. Afecto, muchísimo afecto y también comida, esa en exceso y si es con chocolate mejor.

Es como si Ichigo amara a los demás en capacidad de cuanta comida y cariño le dan; y obviamente yo lo amo más que nadie y me aseguro de darle cucharadas de nutella cada que puedo. Lo cual me lleva a vivir buenos y alegres días a su lado. Días que me hacen pensar que inclusive para alguien como yo, existe alguien tan especial.

Felicidad pura es lo que siento cada que estoy con Ichigo, justo como ahora. La música resuena por lo alto y él mueve su cabeza tarareando al mirar el paisaje y de vez en cuando volteando para regalarme una bonita sonrisa mientras conduzco atravesando la isla a una locación que hacia tanto no visitaba.

—¡Mira las cascadas! —grita emocionado. La carretera se ha vuelto de dos carriles y rodea unas inmensas cascadas que caen en el lateral de un risco que pareciera hecho de puro musgo y roca gris. —¿No están algo cerca del camin...? —se ve callado cuando al pasar a su lado descubre que están tan pegadas a la carretera que el agua inevitablemente nos empapa por unos segundos.

—¡Blue! —se queja tembloroso y no aguanto las risas porque todo isleño sabe que pasar por ese diminuto tramo con las ventanas abajo significa verse salpicado, pero nosotros que ni techo tenemos ha dejado a Ichigo que está del lado de las cascadas cómo si le hubieran aventado una cubeta de agua directo a la cara.

—¿Qué rayos fue eso? —pregunta limpiándose la carita de ángel que tiene mientras yo sonrío al ver su cabellito naranja escurrir.

—Fue un baño de la naturaleza, Ichi. —se exprime la camisa, pero está tan mojada que se la tiene que quitar. —Joder sí, show gratis. —claramente nos sonreímos con complicidad.

—Sabes, la gente paga mucho dinero por parques acuáticos en la ciudad y ustedes tienen carreteras con cascadas gratis, ¿Qué locura es esta?

—Ve el lado bueno, estás un paso más cerca de convertirte en un isleño auténtico. Cualquiera que ha vivido aquí le ha hecho esa broma a alguien que no sabe sobre ello.

—Bueno, tenía algo de calor, así que supongo que fue refrescante.

—¿Qué pasa, bebé? ¿Estar junto a mí te pone tan caliente? —el chico me jode al sonreír y acercarse para besarme la mejilla.

—Claramente, señor más candente que el sol, me derrites a tu lado. —reímos.

—Jodido mocoso, cómo quisiera besarte, pero no quiero que la próxima atracción sea nosotros volando por el acantilado.

—Sería como el bungee, aunque imagino que no habría ticket de regreso, mejor aguanta un poco, al llegar puedes besarme.

—Hablando del bungee, deberíamos tirarnos, es muy divertido. Está en la zona de los hoteles lujosos, hay uno realmente alto que te deja caer hacia un inmenso lago. También hay que ir a la tirolesa, es tan larga que atraviesas un inmenso parque ecoturístico y unas montañas, pero lo mejor es que vas a más de doscientos metros del piso.

Blue (GrimmIchi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora