(Narrador omnisciente)
¿Es más fácil decir adiós, ¿verdad? ¿Es más fácil irse? Pero ¿a dónde se puede huir? Es normal estar cansado de esperar que todo cambie o esforzarte por cambiarlo.
El estudio estaba decorado con varias pinturas de la familia de Mikaela, con pequeños candelabros que daban una iluminación tenue al lugar. Era un espacio apartado del ajetreo del salón principal, perfecto para momentos de reflexión con una copa de brandy.
- ¡Suéltame, Mikaela! - el agarre del rubio se volvía más fuerte, lastimando la mano del azabache. Con fuerza, Mikaela estrelló la espalda de Yuichiro contra la pared, provocando un quejido de dolor. El rubio sujetó sus manos y las colocó a ambos lados del rostro de Yuu, luego atacó su cuello, dejando marcas violáceas que no se borrarían pronto. - N-No, Mika, por favor. Alguien podría venir y si nos encuentra así, tendremos muchos problemas - el cuerpo de Yuu respondía ante los besos de Mikaela, provocando espasmos y agitación.
- Cállate, no quiero escucharte. Déjame hacer lo que me plazca... tú eres mío, ¿entiendes? Mío - estaba celoso, eso era obvio, pero ¿por qué tratar así a su Yuu-chan? Nunca sería capaz de hacerle daño, pero sentía que todo se le estaba yendo de las manos y que lo perdería. Temía que Yuichiro se fuera con esa chica que parecía una uva con piernas.
Desdichado, así se sentía Yuichiro. No soportaba que alguien más se enamorara de su gatito. Él debía ocupar su corazón por el resto de su vida. Él suspiraba por él, él daría la vida por poseerlo. Al regresar del extranjero, verlo le devolvió el sentido a la vida. Yuu era su ángel, su estrella. Sin él, enloquecería y todo se iría a la quiebra. En la mente de Mikaela, Yuu se convirtió en agua entre sus dedos.
- No lo soy. Ya suéltame - el azabache forcejeó para escapar del agarre, dándole un golpe en el estómago con su rodilla. Como respuesta, Mika le dio una fuerte bofetada, dejándolo en el piso.
Su tan idealizado Mikaela se desmoronaba y, junto con ello, las lágrimas caían por las mejillas de Yuu. En ese momento, deseó volver al día en que se conocieron, pero nada puede alterar el pasado. Sin embargo, ese golpe le abrió los ojos. No podía quedarse un minuto más allí, ni por venganza ni por amor. Simplemente, ese no era su Mikaela; ese cobarde y miedoso hombre impotente no era del que estaba enamorado.
- Yuu-chan - la expresión en el rostro del rubio cambió a una de miedo y desesperación. Se acercó al azabache para tocarle con delicadeza el rostro, pero su mano fue apartada por un enojado Yuu. - No me toques - lo dijo con desprecio y enojo, pensando aún en el dolor en su corazón.
- Perdóname - tomó las manos de Yuu con suavidad y las acercó a sus labios para besarlas, dejando caer algunas lágrimas en estas. - Sabes que jamás te haría daño. Yo cambiaré, te lo juro - miró directamente a los ojos feroces y lastimados del azabache, abrazándolo. Yuichiro forcejeó intentando liberarse, pero cada movimiento perdía fuerza conforme el aroma del rubio entraba por sus fosas nasales y activaba su sistema límbico, despertando recuerdos con su amo.
- Ya no quiero esto, Mika - hundió su rostro en la abertura entre el cuello y el hombro del rubio. - Estoy muy cansado - sus manos pasaron por la espalda del rubio. - Yo no sé si me quieres o simplemente me ves como una mascota que tiene que obedecer a su amo - las lágrimas mojaban el fino traje. Una mano acarició el cabello de Yuu.
- Lo siento, fue tonto de mi parte pensar solo en el dinero y la herencia. Desde que te conocí, tú fuiste lo más importante para mí - el azabache, con sus ojos rojos y sus mejillas sonrojadas por el llanto, despertó el lado protector del rubio. Este tomó sus mejillas suavemente y acercó su rostro al del azabache para darle un tierno y dulce beso. - Te amo - pronunció con cariño el rubio. - Y yo a ti, pero tendrás que probarlo - sonrió el azabache. - No quiero ser el amante de nadie, quiero que seas mi prometido y solo mío - miró a los ojos al chico. - Lo prometo.
Rieron ante las palabras, inocentemente. - Quedémonos aquí y no bajemos al nombramiento ni a nada, solo tú y yo, Yuu - el azabache asintió. - Eso me gusta - se pusieron de pie. El azabache pasó sus manos por el cuello del rubio. - Seré tu secreto, mi amo - dijo seductoramente - hasta que te cases conmigo - el rubio iba a responder, pero Yuichiro puso un dedo en sus labios, haciendo que este mantuviera sus comentarios. - Pero te recuerdo que no seré joven para siempre - el de orbes zafiro sonrió con dulzura y besó los labios de Yuu, comenzando una guerra de lenguas. Se acercaron a la puerta para cerrarla con llave y que nadie interrumpiera su momento de darse amor el uno al otro.
Pero como no todo es perfecto, un hombre mayor había escuchado todo, observado lo suficiente y se encontraba completamente decepcionado. Se acercó al estudio para enfrentar a su hijo y desalojar al de orbes verdes de sus vidas. Sin embargo, pensó en el futuro de la clínica y necesitaba un rostro apto y digno para representarla. Su hijo lo era, salvo por sus tendencias desviadas que, con un poco de terapia, podrían mejorar. Y si no, existen nuevas tecnologías médicas con tendencia a actuar sobre el sistema límbico y modificar el lóbulo frontal para alterar la personalidad. Investigaría, haría todo lo que estuviera en sus manos. Así que prefirió crear un plan donde no se debía dañar la reputación de su primogénito, pero por ahora, solo debía deshacerse de Yuichiro.~~~~~~~~~~~~~~~○~~~~~~~~~~~~~~~~~
continuara~Bueno espero que les guste mi fanfic <3
Si hay alguna falta de ortografía o algo que no se entienda bien, me informan y lo corregiré 😁😁
Acabe de salir a vacaciones así que las actualizaciones serán seguidas.
Nos leemos luego
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El secreto de mi amo (Terminada)
Teen FictionYūichirō es un niño huérfano que es adoptado por la familia Shindo, para hacerle compañia a su único hijo Mikaela Shindo el cual es un niño amable y optimista pero un tanto solitario; con el tiempo todo era felicidad para ambos, pero esa felicidad...