EL JARDÍN DE LAS MARIPOSAS VP/ BBB

PRÓLOGO

Los atardeceres se suceden, hace frío y las casas de adobe a las afueras se reflejan sobre charcos quietos. Las cosas exteriormente muertas cobran vida ... vida es emoción. Pero quedará de nosotros lo que ha quedado de los hombres que vivieron antes: polvo, una imagen tópica y restos de edificios. El alma muere con el cuerpo. El alma es el cuerpo. Tres fotografías quedan si alguien muere o queda dolor, lo quieto de las cosas en el atardecer, la quietud de los edificios, el mundo apagado y ensombrecimiento mudo y apagado como algo desconocido y en suspenso. Más allá. Queda una luz sesgada y quieta, algo que hiere o acaricia, algo similar a la brisa... brisa ... un aleteo de mariposa... mariposa ... y si yo hubiera muerto ... o muriera ... eso sería también ... así.

La caída de Ícaro – Olvido García Valdés.

Narrador

Dieciocho años atrás.

La myscelia ethusa parecía hecha de neón mientras aleteaba en las manos pálidas exhibiendo sus alas azules y moradas con manchas blancas, las cuales salpicaban los bordes del negro cuerpo atrayendo la atención con su forma casi irreal. Por supuesto, los ojos castaños del joven que sostenía a la belleza brillaban de fascinación y admiración tolerando el parpadeo para no perder ni un solo instante del fenomenal momento que estaba viviendo. Aquel era el ejemplar número setenta y siete y era una especie nueva, que, así como las otras, no tenía punto de comparación. El dedo índice y zurdo del muchacho de veinte años delineo el cuerpo que antes de su transformación fue un simple gusano; las alas que se miraban suaves, al tacto eran como hojas de flor secas, ásperas y frágiles, más aun, su movimiento era violento.

- ¿Quieres habitar en este lugar? - murmuró.

La mansión theerapanyakul fue su hogar casi una vida entera y aunque jamás imagino pasar a convertirse en el amante del amo a quien todos servían, su corazón no podía sentirse más conforme y gustoso. Aquella tarde desposaría al señor de la mafia, al aguerrido vegas kornwit theerapanyakul; todo estaba predispuesto para su unión y tras las nupcias el jardín de exquisitas flores donde se criaban las especies más extravagantes y únicas de mariposa pasaría a estar completamente bajo su poder, pues él mismo había pedido a su amado que ese lugar le fuera cedido pues era donde había conocido al hombre que en unas horas más sería su esposo.

Build jakapan sonrió.

La mansión theerapanyakul estaba casi deshabitada pues todos se habían dirigido hacía tiempo hasta el jardín en lo alto de un monasterio que pertenecía a tankhun theerapanyakul, el primo de su prometido. La celebración había sido predispuesta en tan remoto lugar debido a su colección de mariposas; vegas no perdía oportunidad para complacerlo así que organizo todo para que sus nupcias se efectuaran entre el aleteo de la ascia monuste, leptophobia aripa, pieris rapae y la pontia protodice, todas ellas mariposas de blanca tonalidad.

-Puedes quedarte aquí y ser uno más de nosotros. - le dijo a la mariposa entre sus manos.

Los rayos del sol de mediodía filtraron a través de los arbustos que rodeaban el jardín y él fue iluminado por ellos. Entre la rosa, la fresia, la flor de mayo, la orquídea, la allamandra, la magnolia, el etingler y el aleteo de docenas de mariposas, build jakapan también lucía como un hermoso ejemplar de aquellos especímenes voladores, pues su traje nupcial de seda blanca le daba un aspecto etéreo y las joyas que adornaban su pecho, cintura y puños no le aportaban sino más que belleza... exquisita belleza.

El estruendo que cruza el cielo como un rifle de caza rebota contra los odios del joven jakapan quien fuese un doncel de la familia theerapanyakul y de pronto las mariposas huyen lejos de él, lejos de la casa, lejos de todo lo que ha conocido y amado.