Capítulo 4 - El otro lado del amor.

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Minho abrió los ojos y se sentó de golpe sobre su cama.

Tenía la respiración agitada, su pecho subía y bajaba rápidamente como si hubiera corrido una maratón sin descanso, podía escuchar los latidos de su corazón en sus oídos, golpeando.

Había tenido una pesadilla que ahora no recordaba en absoluto.

Se tomó de la cabeza con ambas manos y cerró los ojos con fuerza, le dolía demasiado, sentía que le estaba a punto de estallar.

Miró sobre su hombro al escuchar timbrar su teléfono, este se encontraba encima de la mesita de noche, se estiró y lo tomó, al encender la pantalla vio que tenía varios mensajes y llamadas perdidas de Jonghyun.

Apartó las sábanas y se puso de pie con dificultad, estaba semidesnudo, buscó sus pantalones con la mirada, los encontró debajo de la cama, los recogió y se los puso.

Bostezó y estiró los brazos tanto como pudo, la habitación era un desastre, había muchas latas de cerveza sobre su escritorio, su uniforme se encontraba en el suelo junto a otras prendas que no le pertenecían, prendas femeninas.

Minho volteó a ver a la mujer que aún dormía profundamente en un lado de la cama y sonrió al recordar lo que había pasado anoche.

Se frotó los ojos y salió de la habitación con pereza mientras arrastraba los pies, tenía la boca seca, necesitaba beber algo, cruzó el pasillo y entró en la cocina. Ahí se dirigió al refrigerador, uno pequeño, rojo y de estilo vintage de dos puertas, había sido regalo de su abuela, ya que no lo necesitaba pues compraría otro, funcionaba bien a pesar de ser tan viejo. Minho abrió la puerta inferior, se inclinó un poco y tomó una caja de jugo sabor naranja, su favorito.

Dejó su teléfono sobre la mesita que ocupaba lugar en medio de la cocina, esta tenía un juego de cuatro sillas, todo de madera. Caminó hacia el lavadero de la cocina, ahí ya hacía el plato en donde había cenado anoche junto a un vaso y un tenedor, lavó todo, mientras pensaba en sí debería ir a la escuela o no pues le dolía la cabeza y tenía flojera. Miró hacia la ventana frente a él, estaba cubierta por unas cortinas blancas con diseño de pequeñas flores de cerezo, la luz se filtraba un poco iluminando el lugar.

Su teléfono timbró, Minho puso los ojos en blanco, de seguro era Jonghyun otra vez.

Se acercó a la mesa con el vaso que había lavado, se sirvió un poco de jugo y bebió mientras apagaba su teléfono, no iría a la escuela, aprovecharía que su mamá volvía mañana para faltar.

Suspiró y cerró los ojos un momento, la cabeza le seguía doliendo mucho, pero al menos todo estaba en silencio.

Le dio un sorbo más al vaso y salió de la cocina para dirigirse a la sala, llevándose consigo la caja de jugo, pero no el vaso, se encogió de hombros, bebería del empaque.

Rodeó el sofá más grande, tomó un cojín y lo acomodó para que pudiera acostarse, pero cuando estaba a punto de hacerlo, tocaron la puerta.

Resopló.

—¿Quien...? —dijo Minho entre dientes, dejando el empaque de jugo sobre la mesita de centro— Espero que sea algo importante o alguien va a recibir una golpiza.

Se acercó a la puerta, miró a través de la mirilla y puso los ojos en blanco al ver quién estaba del otro lado. Abrió, encontrando en el umbral a Jinki, quien al verlo se cubrió los ojos con ambas manos.

Minho frunció el ceño.

—Eres un desvergonzado —dijo Jinki—. ¿Podrías ponerte algo?

—¿Qué haces aquí? —preguntó Minho, poniendo los ojos en blanco e ignorando lo que había dicho.

Quédate a mi ladoWhere stories live. Discover now