Por un lado tenemos a Tae, un joven autista, que ve el mundo de una manera diferente a los demás. Y que no sabe que es lo que hace que su corazón se altere.
Y por el otro lado está Jungkook, otro joven, pero que en el caso suyo se enamoro a primera...
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Todo escrito desde la percepción del autor(a) con respecto al tema.
No busca ofender o embellecer sobre el tema(s) mencionado(s).
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Jin se topaba con otros en las fiestas a las que iba, con el tiempo empezaron a organizar reuniones de viernes a domingo para estar todos juntos en la misma fiesta, se llevaban muy bien, acordaron ayudarse si alguno tenía problemas, los cuales nunca faltaron.
Cuando Jin acudió a sus primeras fiestas, colandose entre los invitados, solo tocaba las cervezas, se medio emborrachaba quedando con solo un hilito de conciencia, la suficiente para volver a casa de Hoseok
Pero en la quinta fiesta qué asistía semanalmente, donde conoció a Jenni que se acercó con curiosidad por saber quien era, y por qué lo empezaba a ver con más frecuencia por esos lugares, es que empezó a experimentar con otras sustancias.
No fue Jenni quien lo incitó, más bien, si fuera por ella lo habría detenido, ya que conocía muy bien la adicción qué generaban.
¿Quién lo hizo? no lo recuerda, es un recuerdo muy borrosa en su memoria, al inicio trataba de arreglar esas imágenes borrosas en su cabeza, pero de tanto intentar se cansó, simplemente no podía recordar quien fue.
Ahora ya no le importa.
Pero una vez que ingirió por primera vez, buscaba volver a sentir aquella sensación tan satisfactoria, que lo hacia sentir tan feliz, tan lleno de un sentimiento que lo hacia elevarse hasta la nubes; ahora prácticamente la necesidad lo consume, cada fin de semana se desespera por tenerlo en su organismo. A podido controlar su anhelo durante la semana, pero no más que eso.
Se podría decir que es controlado por eso, pero no demasiado. Tiene parte del control, sin embargo duda tenerlo por mucho tiempo.
Le teme.
Pero lo necesita.
Las drogas solo le traía un extasis qué dura muy poco, y que lo dejaban con más sufrimiento qué él qué tenía antes de consumirlas.
Eran increíbles y dolorosas, adictivas y horribles.
Tal vez era tanto un amante del placer, cómo del dolor.
Por supuesto, esta noche no sería diferente.
Jin y Jenni ya se encontraban en la casa donde se realizaba la fiesta, en esta, casi todos los viernes en la noche habría una fiesta con obvio, mucho pero mucho alcohol de diferentes marcas, suficiente para que todos en el lugar amanecieran con una fuerte resaca.
