Capítulo 1: Las donas... digo cartas sobre la mesa.
Violette.
Las cosas como son. Todo se descontroló, se fue a la mierda en un pestañear y yo quedé embarrada hasta el cuello. Liam está inconsciente desde ese día, respirando pero nada más. Adam se esfumó de la faz de la tierra, haciéndose el muertito otra vez o lo que sea, dejándome con la curiosidad al máximo al decirme que se contactaría conmigo para explicarme. Pero todo eso fue semanas atrás, antes de su huida, antes que se escondiera.
Y ahora estoy aquí, repartiendo caricias en la mano de Liam mientras mis ojos leen una y otra vez las palabras en el mensaje de texto y el nombre de la persona que lo envía. La curiosidad y el chisme se esparcen a velocidad Rayo McQueen en mi cuerpo. Mi pierna comienza a moverse inconscientemente haciendo sonar la suela de mi zapato repetidas veces.
Adam Miller quiere hablar conmigo, quiere explicarme las razones de su descabellado plan. ¡Y al carajo! Me muero por escucharlo, pero demonios, la mínima pizca de lógica que hay en mi sistema me implora ignorar el mensaje. Pero la escucho demasiado tarde, cuando ya estoy de pie y sosteniendo el pomo de la puerta para cerrarla e irme en busca de respuesta.
Froto mis manos contra mi pantalón para limpiar los rastros de sudor. ―Espero salir viva de esto.
Llego al sitio acordado y me toma treinta minutos decidir si debo entrar o no. Al final opto por entrar y dejar mi miedo atrás, pero obviamente no ando desarmada. En mi bolso se puede encontrar: un lápiz con una punta muy afilada —sí, sé que es un arma peligrosa—, una chancla de plástico de esas que pegan bien fuerte y por último pero no menos importante, un perfume. Quería conseguir gas pimienta pero no había tiempo, sin embargo esto servirá para darme unos minutos de ventaja por si necesito huir.
¡Que estupidez estoy haciendo!
Entro al local y lo veo sentado mientras come delicadamente ―sin nada de delicadeza― unas donas glaseadas de dos mordiscos. Sus ojos chocan con los míos y le ordeno a mi par de piernas avanzar.
¡Pero hacia la salida, estúpidas!
—¡Hey, Violette Collins! —grita el psicópata a todo pulmón en el pequeño lugar― ¡No seas cobarde!
¿Me llamó cobarde? Sí, soy cobarde y ¿qué? No es un pecado capital, o ¿sí? ¿Qué demonios pretende que haga luego de todo lo que causó?
—Tengo donas glaseadas para ti. —informa.
Aunque pensándolo bien, él no se ve tan aterrador como antes, no piensen que es por la comida, no es por eso. Mi mama siempre me decía que enfrente mis miedos y ya es hora de...
Mi subconsciente me mira arqueando su ceja.
A quien engaño, sí es por la comida. Saco rápidamente mi teléfono y le escribo un corto mensaje a Jules.
"Si no aparezco dentro de treinta minutos, ven a buscarme"
Le envío mi ubicación y agrego un par de emojis.
Doy la vuelta y pongo mi mejor sonrisa que más bien se ve como una mueca de horror. Camino lentamente con una mano dentro de mi bolso por si es necesario actuar y atacar.
Llegué al objetivo, repito, llegué al objetivo, cambio.
—Tengo un lápiz con una punta muy afilada, una chancla de plástico y un perfume con una fuerte fragancia capaz de cegarte por unos minutos. Así que yo tú mantengo mis manos a la vista. —intento sonar valiente pero no puede evitar los nervios en mi voz.
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MADNESS
Teen FictionSiempre habrá una razón por la que conoces a las personas. O cambiarán tu vida, o tu serás quien cambiará la de ellos. Liam Miller cambió mi vida, no solo él, sino todo lo que vino con él. Pensé que Liam Miller estaba loco, pero no había conocido a...