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Hola, cuchurrumines. ¿Se han dado cuenta lo rápido que ando actualizando, eh? Bueno, bueno, espero que les guste mucho el capítulo. Votos y comentarios si les gustó. Quiero saber de qué Team son y que tan buenas son Shippeando a las parejas del libro. Nos leemos luego, xoxo.

Capítulo 10: Ataque de celos, ataque de golpes.

Liam.

Siento como el enojo taladra mis sienes lentamente. ¿No les ha pasado alguna vez que están tan enojados pero no saben la razón de su enojo? Bueno, a mí no me pasa eso. Yo sí sé la razón de mi enojo, y por supuesto que tiene nombre y apellido, Peter O'Crowell.

Bien, quizás estoy siendo exagerado pero es que no puedo evitarlo. ¿Por qué demonios tiene que agarrar su mano y hacerla reír? ¡Ese es mi trabajo! Ya comienza a dolerme la cabeza de tanto tener el ceño fruncido, no puedo soportar que ese mocoso de quinta vuelva a la ciudad y para colmo tenga que venir a la misma universidad que nosotros. ¿Qué no hay más universidades en Londres? ¿Qué no puede irse a estudiar tres metros bajo tierra? En el infierno, por ejemplo. Ese definitivamente sería un buen lugar.

Mientras tú estás aquí haciendo rabietas, él está con ella haciéndola sonreír.

Mi conciencia tiene razón y es solo me enfurece más. Me levanto del banco y sin detenerme a pensar, me dirijo a buscarla. No es que vaya a marcar mi propiedad, porque está claro que mi ángel no es un objeto. Simplemente voy a dejarle claro a la mascotita esa que ella es mía en todos los sentidos posibles.

Eso es marcar territorio.

No, no, no. Son cosas totalmente diferentes.

Y si como si se tratase de un radar para detectar su cercanía, ella se hace presente en mi campo de visión. Y no solo ella, Jules también. Me acerco con lentitud, y no es que quiera espiar su conversación. Solo no quiero asustarlas al aparecerme de repente y causarles un infarto.

— ¡¿Estás loca?! —grita mi ángel.

—Tú sabes la respuesta, sólo piénsalo. Se comporta extraño contigo, te mira a cada momento y también se puso celoso. Esta más que claro que le gustas, zopenca. —explica la bruja.

¿Hablan de mí?

—¿Dejaste tu cerebro en casa? ¿Cómo demonios se te ocurre que pueda gustarle a Adam? Ni en este mundo ni en los demás eso sería posible.

Adam. Adam. ¡Adam!

¡Maldito adefesio, me vas a escuchar!

Y cambio mi rumbo rápidamente. Dejo de escuchar y comienzo a dar pasos largos, con los puños apretados que dejando ver mis nudillos tornándose blancos. ¡Maldito desgraciado! Sabía que estaba colado por mi chica pero de tantas chicas que hay, él como el egoísta que es tiene que elegir a la única que amo.

Lo veo tirado en el pasto con la espalda pegada a un gran árbol, ahora también me quita mi árbol. Me acerco y sin preguntar le lanzo un puñetazo golpeándolo en su pómulo izquierdo. Abre la boca sorprendido y se lleva la mano al lugar antes mencionado.

—¡¿Qué demonios te sucede, imbécil?! —pregunta encarándome.

—Tú, tú me sucedes. ¡De tantas chicas tenía que ser la mía! —grito y lanzo otro golpe.

Intenta devolverme el golpe, pero soy capaz de esquivarlo. Lanzo otro golpe dirigido hacia su nariz.

—¡¿De qué demonios hablas?! —pregunta limpiando la sangre que brota de su nariz con el dorso de su mano.

MADNESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora