Capítulo 6: Oh, oh. Vaya Error.
Violette.
Corro por los pasillos tan rápido como mis torpes y cortas piernas me lo permiten. ¿La razón? Me quedé dormida esta mañana y mis inútiles amigos no fueron capaces de preocuparse por mí. En mi interior se desata una batalla entre odiarlos y matarlos u odiarlos y torturarlos. La segunda opción va ganando con mucha ventaja. Tenía mucho tiempo sin quedarme dormida estudiando, mi pecho se infla de orgullo sintiéndome una buena estudiante universitaria. Si sigo así, quizás llegue a graduarme con honores.
Con el más bajo, claro.
Como detesto a mi conciencia.
Trato de llegar a mi destino, concentrada en mi tarea, intentando no volver a caerme sin volver a caerme. Sí, ya me he caído varias veces a lo largo del camino, ¿y qué?
Todos sabemos que eso no será posible.
Al llegar al salón ―toda sudada y con algunos mechones de mi cabello adheridos a mi frente debido― todos clavan su mirada en mí. Quizás sea el hecho de que parece que corrí en un maratón o que mi mal humor me brota por los poros y mi rostro no disimula para nada ese hecho. Pero sea lo que sea, me convierto en el centro de atención inmediatamente; ganando así, miradas burlonas y no tardan en ser seguidas con el típico cuchicheo hormonal.
Escaneo todo el salón, de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, grabando cada rostro burlón en mi memoria. Malditos humanos, me las van a pagar. Respiro profundamente intentando controlar mi furia.
Deberías sentarte ya. Parada ahí como una estúpida no lograras que dejen de mirarte y burlarse de ti. Me da vergüenza ajena ya.
Hago caso a mi interior. ―¿Qué nunca en su estúpida vida se han quedado dormidos? ¡¿Qué tanto me ven, banda de chismosos?!
—¡Así se habla hermana! —grita Jules, alza su mano y me saluda.
Con mi humor de perros me dejo caer bruscamente en el asiento. Maldigo por lo bajo al caer muy fuerte sobre mi inexistente trasero.
—¿Mala mañana?—pregunta Jules sonriéndome con inocencia.
—Será mejor que cierres la boca.
La clase transcurre de lo más aburrida, el profesor Willis habla sin parar sobre su productivo fin de semana según él aunque todos sabemos que nada de lo que dice es cierto. La campana suena avisando que la hora ha terminado y con ella la tortura de escuchar a ese señor. Pero esperen... ¿y el informe?
—Willis, no ha pedido el informe. —le acuerdo ganándome insultos y quejas por parte de los demás— No tengo la culpa de que ustedes sean una manga de irresponsables.
—Señorita Collins, no creo que usted sea el mejor ejemplo de responsabilidad. Le recuerdo que de todos los trabajos que he asignado, este es el primero que va a entregar a tiempo. —se burla el profesor provocando la risa de mis compañeros.
—No sea un viejo gruñón y déjeme disfrutar mi momento de gloria. —le respondo enojada.
―Tendrá cinco puntos menos por su actitud.
Una sonrisa sincera surge en mis labios al imaginar que alimento chihuahuas con este señor.
Salgo soltando insultos en todos los idiomas, nah apenas se hablar mi idioma. Mi estómago ruge dándome a entender que necesito recargar energías. Con Jules detrás de mí, disculpándose a cada momento, planeo ir a la cafetería.
—Por el bien de la humanidad, Jules, cierra la boca. Tengo hambre y no estoy de humor para escuchar tus tonterías.
—Relaja la raja, hermana. A ti lo que te hace falta es un buen polvo para que te relajes. —me mira con su mirada pícara mientras hace su estúpido baile de cejas.
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MADNESS
Teen FictionSiempre habrá una razón por la que conoces a las personas. O cambiarán tu vida, o tu serás quien cambiará la de ellos. Liam Miller cambió mi vida, no solo él, sino todo lo que vino con él. Pensé que Liam Miller estaba loco, pero no había conocido a...