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Capítulo 4: Demonios, esto no saldrá bien.

Violette.

¿Qué?

No tiene nada de malo haber dormido con una gran sonrisa en la cara, al contrario, es genial. Al principio pensé que fue una mala jugada de mi mente pero luego cuando él dijo que yo, Violette Collins, soy el amor de su vida caí redondita a sus pies, literalmente. Cuando lo escuché decir esas palabras me desmayé y me di bastante fuerte en la cabeza, como consecuencia tengo un gran chinchón en medio de la frente. Sí, sé lo que deben estar pensando, aún me veo extremadamente sexy con un tercer ojo en la cara.

Frutancio se limita a golpear su cabeza contra la pared, dándome la espalda.

Tenía miedo de ver su reacción al ver la cara de su hermano. ¿Cómo rayos actuaría después de saber que él tuvo la culpa de todo su sufrimiento? Pues si es el mismo Liam de siempre, resolvería todo con golpes. Demonios, nada de esto podría salir bien. ¿Las voces? ¿Visiones? Pensé que todo pudo haber sido culpa de Adam, pero ¿cómo mierda haría para meterse en su cabeza cuando ni siquiera estaba presente?

Definitivamente, esa parte fue real. Liam estaba perdiendo la cabeza.

¿Estaba?

Vamos, tutifruti. No interrumpas mi narración.

A Liam le dieron el alta dos días después de haberme reconocido, Adam seguía desaparecido y nadie sabía dónde se encontraba el muy maldito. Y justo ahora me dirijo a la universidad con Liam en el asiento del copiloto; y sí chicuelos, estoy en la universidad. Estoy empezando a estudiar criminología.

¿Qué me inspiró? Adam Miller

Las emociones ―miedo, dolor, tristeza, ira, incluso curiosidad― que sentí al recibir cada una de sus cartas, la sensación de estar a punto de descubrir todo, y nada comparado con lo que se siente al saber que tuviste razón en todo. Gracias a él, investigué y supe que quiero seguir haciendo esto.

—Liam, ¿estás seguro de que ya quieres ingresar a la universidad? —pregunto por segunda vez.

—Disculpa no te escuchaba, estaba pensando.

—Con razón huele a quemado desde hace rato.

—Ja, ja, ja. Que chistosita me has salido. —responde tratando de no reír, pero al final cae con mis encantos.

—¿Qué vas a estudiar? —pregunto.

—Lo sabrás cuando lleguemos, ahora acelera.

Mis labios se sellaron, no mencioné palabra alguna y me limite a encender la radio para que el silencio no resultara tan incómodo. A los pocos nos encontrábamos caminando hacia los demás, sentados en nuestro gran árbol. Travis dibujando, Julia odiando a la humanidad y como siempre Mike y Jules devorándose como si no hubiera mañana. Travis levanta la cabeza y me mira con esa sonrisa despampanante que tiene, así es el, un arcoíris en el cielo. Lo de arcoíris es cierto, tiene una vena de gay... o varias.

―Me alegro de verte, enana. ―me envuelve en un abrazo, levantándome del piso. Como dije antes, el chico es pura felicidad y amor.

Su sonrisa es contagiosa así que sonrío. ―Yo también, Trav.

Una tos un tanto intencional nos distrae de nuestra animada conversación, una tos acompañada de un susurro. ―Estoy aquí. ―exclama Liam.

―Cierto, chicos él es Liam. Ella es Julia, y él es Travis.

—¿Julia? ¿J.J? —pregunta Liam muy asombrado.

—La misma. —responde Julia con una sonrisa.

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