7

6.2K 466 28
                                    

           

Holaaaa, aquí les traigo un delicioso capitulo desde el punto de vista de nuestro odiado y poco amado Adam Miller *aplausos y abucheos*. Bueno, bueno, disfruten el capitulo, son libres de comentar, regalarme un voto y recomendar si les gusta. No ignoren mis demás historias :c, bombones. También necesitan de su amor y comprensión, Rebecca y Changing Roles se que les encantará.


Capítulo 7: Testículos en juego.

Adam.

¡Ella me besó! ¡Me besó repetidas veces!

Ay, por todos los cielos.

Me aferro a la única chispa de cordura que intenta nacer en mi cabeza y la alejo de mí, intentando no hacerlo con brusquedad. Me sonríe, y literal por poco siento que mi bóxer va a salir volando. Tomo una bocanada de aire, luciendo como un pez fuera del agua. Y así me sentía, totalmente fuera de lugar. Si tan solo mi her... ¡Ay, carajo! ¡Liam va a matarme!

—Liam, ¿estás bien? —pregunta con su dulce voz.

¿Bien? Claro que estoy bien, estoy maravillosamente bien. Un clic me hace procesar sus palabras... ¿acaso dijo Liam? ¿Piensa que soy Liam?

¿De qué otra manera lógica piensas que ella te hubiese besado?

Abro mi boca aún más ¿Y ahora qué hago? ¿Cómo demonios voy a salir con mis testículos a salvo de esta situación? Admito que quiero besarla otra vez, incluso sabiendo lo retorcido y lo mal que está eso pero quiero morir tan joven y menos asesinado.

—No pasa nada, ángel. —intento imitar aquella sonrisa ladeada de mi hermano, deseando no lucir como que estoy a punto de vomitar y que ella se trague el cuento.

Entonces la beso, así sin más poniendo mi vida junto a mis testículos a la suerte. Admito disfrutarlo, pero no por completo, los ojos furiosos de Liam no salen de mi cabeza y me impiden absorber completamente la magia del momento. Es adictiva la suavidad y movimiento de sus labios, pero aun así el vacío que creí que justo ella llenaría sigue presente. Vuelvo a alejarme con la cabeza hecha un laberinto y la respiración agitada.

—Este beso fue diferente. —sentencia, utilizando aquellas palabras como una espada japonesa y rompiendo el incomodo silencio con ellas.

Los nervios recorren mi cuerpo al estilo Barry Allen, como un flash por todas partes. ¡Lo ha notado!

—¿Por qué lo dices?—pregunto nervioso.

—No lo sé, sólo que este besó no fue igual a los demás. —se encoge de hombros.

¿No le gustó?

—¿No te ha gustado? —pregunto un poco apenado.

—Sí, claro que me ha gustado. Sólo digo que fue diferente, a veces lo diferente es bueno. —sonríe.

No se que es peor, que ella me haya besado, que yo le haya seguido el beso, que haya pensado en volver a besarla, que lo haya hecho, que sea mi cuñada, que no lo haya notado o que mi cabeza junto a mis testículos están en juego.

—Ya lo sabía. —afirmo restándole importancia, casi atragantándome con mi lengua. Maldición, quiero irme de aquí.

—¿Qué sabías?—pregunta un poco curiosa.

—Que te encantan mis besos. —improviso, lanzando unas de las típicas labias de mi hermano.

—Que arrogante me has salido. —y funciona, lo compruebo al escuchar su risa tonta.

Mi plan de escape se vio afectado tan pronto como lo pensé, ella simplemente me detuvo y no acepto que me marchara. Reímos toda la tarde a causa de bromas y chistes de ella sin ningún tipo de gracia, pero me reía para ver su cara de emoción al ver que sus "chistes" me gustaban. Pero la verdad es que sus chistes y los de Travis estaban en competencia para ver cuál es peor.

Todo marcha bien, ella no se ha dado cuenta por ahora. Algunas veces yo hago gestos y ella me mira sorprendida y extrañada, supongo que Liam no hace eso. Liam es diestro y yo soy zurdo, Liam puede arquear su estúpida ceja y yo no puedo, Liam ama el helado de chocolate y yo prefiero el de vainilla, son pequeños detalles que nos diferencian y ella parece notar cada cosa que yo hacía mal. Lo único que lograba era ponerme nervioso.

Su teléfono vibró anunciando la llegada de un mensaje y la curiosidad me gana.

El mejor novio del mundo:

En 10 estoy en tu casa, tengo ganas de pasar tiempo contigo mocosa. Te amo xx.

Siento mi corazón querer salirse por mi boca y el color drenar toda mi cara.

¡La puta madre!

¡¿Ahora qué demonios voy a hacer?!

¡Va a matarme!

¡Usara mis bolas como canicas!

¡No quiero morir tan joven!

Algo tengo seguro, si mi hermano me encuentra así con su novia, solamente hará las historias de como mató a su hermano con sus propias manos.

Con cuidado cargo a Violette en mis brazos, reprimo el deseo de correr por el pasillo, tirarla en la cama y desaparecer de aquí. La acomodo mejor entre las sábanas y apago la luz de la habitación. Miro el desorden que hay en la sala y comienzo a sentir miedo. Voy a morir, definitivamente, voy a morir. Todo indica que dos personas habían estado ahí, juntos, sonriendo y dejando lo otro a la imaginación de mi hermano y a lo celoso que es y con el problema que lleva —TEI, Trastorno Explosivo Intermitente—, va a pensar que tuvimos sexo, aunque eso no me importaría.

¡Concéntrate!

Debo ordenar todo y marcharme si queda tiempo. Voy por los tarros de helado y los envoltorios de las chucherías en toda la mesa, organizo el sofá y salgo de Netflix. Nadie ha estado aquí, eso es lo que parece. Punto para mí.

Abrí la puerta dispuesto a salir de aquí y me encuentro a mi hermano a punto de tocar, gracias al cielo no me golpeó la cara. Nos miramos unos segundos y luego él rompe el silencio.

—Tienes dos minutos para explicarme qué demonios estás haciendo aquí. —ordena mi hermano no tan amigablemente.

Cerebro no me falles ahora, por favor. Te necesito.

—Pasé por aquí a pedirle los apuntes de una clase a tu novia pero cuando entré estaba dormida en el sofá y la llevé a su habitación para que no terminara con dolor el cuello. —aquella mentira me brota tan rápido y sin trabarme, que ni yo mismo me lo creí.

—¿Y dónde están los famosos apuntes que venías a buscar? —pregunta no creyéndose del todo mi teoría.

—Pues supongo que se los pediré después, ya que ella está dormida y no voy a revisar sus cosas. —me encojo de hombros tratando de restarle importancia.

—¿Por qué se los pediste justamente a ella y no a los demás? —pregunta tratando de hacerme confesar.

Bienvenidos a un episodio de Criminal Minds.

—Jules y Mike están en cosas personales, las cuales no planeo interrumpir. Tú, aparte de que no estás conmigo en esa clase, estabas boxeando. Julia es demasiado ruda y no está conmigo en esa clase. Travis está cuidando a sus vecinos y no está en esa clase. Sólo Jules, ella y yo estamos en esa clase.

—Está bien pero una cosa más hermanito —se acerca a mí, su mano hace presión en la parte trasera de mi cuello— Ten cuidado con lo que intentas.

—No intento nada. —aparto su mano de manera brusca.

—Ten cuidado de cómo me hablas. —trata de intimidarme.

—Recuerda que no soy el mismo de antes, ya sabes al cual tratabas como mierda y hacías sufrir. Cuidado tú como me hablas a mí, hermanito.

Y me voy. Pongo todo rastro de control en mi cuerpo para no echarme a correr, suelto un suspiro de alivio al salir de su campo de visión. Mi mano viaja a mi entrepierna y sonrío aliviado al saber que por ahora podré conservar mis testículos intactos.

¡Gracias cerebro por no fallarme hoy!

MADNESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora