CAPÍTULO 15

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Los rayos del sol se filtraban a través de las cortinas de seda iluminando tenuemente la habitación con su luz cálida, Frank dormía enredado entre las suaves sábanas de lino, su brazo derecho descansaba sobre su rostro tratando de restringir un poco la luz que buscaba sacarlo de su sueño.

Con un leve quejido se removió entre las sábanas, sus ojos avellana se abrieron lentamente revelando tonos verdes, café y dorado, con su mirada recorrió la habitación y los recuerdos de la noche anterior volvieron a él, la salida, el bar, Gerard cantando, el viaje en taxi y el ofrecimiento del ojiverde, definitivamente estaba ebrio ayer, sino de qué otra forma habría invadido tanto el espacio personal de Gérard hasta ponerlo incluso incómodo.

Frank pasó las manos por su rostro para eliminar los últimos indicios de sueño, al lado de la cama hay un pequeño reloj que indica las 9am, debía levantarse y buscar a Gerard para agradecerle su hospitalidad y ofrecerle disculpas si había llegado a incomodarlo, lo que menos quería era ser un jodido acosador.

Desenredándose de las sabanas Frank se puso en pie, elevó los brazos hacia el techo y estiro su cuerpo para aliviar las tensiones de los músculos, llevaba solos boxers negros ajustados perfectamente a sus piernas donde había poca piel libre de tinta.

Caminó hasta el baño de la habitación, el espejo sobre el lavamanos le devolvió la imagen de su rostro con el cabello castaño despeinado en todas las direcciones, un leve rastro de barba sobre sus mejillas, y sus ojos avellana claros y brillantes, Frank abrió el grifo y dejó que el agua fresca corriera sobre su rostro para terminar de despertarse.

Al lado del lavamanos en un pequeño organizador, encontró múltiples elementos de aseo personal, tomó un de los cepillo y lavó sus dientes minuciosamente, el baño era hermoso y organizado, había una regadera con toda clase de productos para el cabello y una repisa con toallas grandes y pequeñas y aunque desea tomar una ducha decidió no hacerlo porque no quiere abusar mas de la hospitalidad del ojiverde.

Al volver a la habitación, tendió nuevamente la cama, tal como la había encontrado,  con el último cojín perfectamente ubicado. Encontró su ropa doblada sobre una silla, y sus martens al pie de la cama, se volvió a colocar las prendas que aún conservaban el olor de su perfume, mezclado con el humo de cigarrillo y un poco de sudor.

Con una última mirada al espejo peinó su cabello con los dedos, y se aseguró de dejar totalmente organizada la habitación, decidió ir en busca del castaño, para agradecer su hospitalidad y pedir disculpas por su comportamiento la noche anterior

Un delicioso olor a vainilla y café le dio la bienvenida al abrir la puerta de la habitación, le recordó las mañanas de los domingos en Jersey junto a su madre y sus deliciosos muffins de vainilla. Guiado por el olor y el sonido de las ollas y cubiertos llegó hasta la cocina donde Gerard se encontraba de espalda cerca a la estufa y definitivamente no estaba preparado para lo que vio.

El hombre de ojos verdes se movía libremente por la cocina con un leve balanceo de sus caderas y tarareaba alguna canción pop que Frank no pudo reconocer, sin embargo no perdió la vista de la imagen de Gerard en unos shorts muy cortos de algodón que caían suavemente mostrando mucha piel suave y blanca, sus brazos estaban cubiertos por una camisa negra a juego que era algunas tallas más grandes para el ojiverde, su cabello se encontraba recogido en un moño desordenado que dejaba libre algunos mechones castaños.

Gerard no había notado su presencia, se movía cómodamente y feliz, ignorante de los ojos de Frank que miraban con fascinación la imagen que se desarrollaba frente a él, y que de cierta forma lo hacía sentir como un intruso, deseó tener momentos así en su futuro, la tranquilidad, la calidez y la intimidad de un hogar con la persona que amara, donde detalles tan simples como preparar un desayuno fuera un acto de amor y un detalle hermoso.

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