CAPÍTULO 23

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Gerard se estiró con lentitud sobre la cama deshecha, le dolía la cadera y la espalda baja, podía sentir aun la humedad entre sus piernas de restos de semen y lubricante, sonrió con picardía al recordar como Frank lo había follado rápido y duro mientras el se apoyaba en sus manos y rodillas, unos minutos atrás había llenado  de gemidos fuertes la habitación, ahora solo se escuchaba el movimiento de Frank en la cocina.

El cuerpo del ojiverde aun vibraba bajo la nube postorgasmica , hace mucho tiempo no tenia tanto sexo y aunque físicamente estaba adolorido y cansado, el deseo por el hombre tatuado no disminuía, lo encendía ver su piel aceitunada llena de tatuajes brillantes, cada toque de los dedos del terapeuta lo excitaba demasiado

Su pene se movió suavemente al recordar la voz ronca de Frank sobre su oído llamando suyo, todo fue intenso y rápido, el menor sólo lo toqueteo un poco, porque aún estaba obscenamente abierto y lubricado del día anterior.

—¿En que piensas? —Frank se acercó con una taza de café entre sus manos —Tienes las mejillas coloradas y te estabas mordiendo el labio.

El mayor sintió como se sonrojaba intensamente y se aclaró la garganta.

—No es nada bebe... solo cosas —Gerard se sentó en su cama dejando la piel marcada de su torso al descubierto, las sábanas se agruparon alrededor de sus caderas y tomó la taza de café entre sus manos mientras el terapeuta besaba su frente con cariño.

—Se lo que estabas pensando, solo quería escucharte decirlo —Frank susurro sobre su oído —Deberías quedarte así todo el día, te ves impresionante.

El sonido y el tono de la voz de Frank hizo suspirar al ojiverde.

—Voy a salir cariño, estaba revisando y olvide comprar algunas cosas para la cena de esta noche, quiero que nuestro primer año nuevo juntos sea perfecto —Frank beso tiernamente la mejilla cubierta de un poco de vello facial y se alejó hacia el armario.

—¿Necesitas que te ayude en algo? —Gerard preguntó desde la cama mientras se comía con los ojos al castaño que desnudo buscaba ropa en las maletas.

—Nah, esta vez la cocina es mía, no soy tan talentoso como tu cariño pero siempre hay algo que me queda bien —Frank guiño un ojo y comenzó a vestirse rápidamente con un jean y un hoodie —¿Te parece bien si tomamos algo de vino? o preferirías no tomar.

—Una champaña estaría bien —Gerard sonrió con dulzura, amaba esos pequeños detalles que el menor tenía con él, sabía que prefería no tomar y siempre le preguntaba.

—Traeré la mejor champaña —Frank beso fugazmente los labios de Gerard antes de salir de la habitación.

El sonido de la puerta cerrándose y el encendido del auto le hizo saber que el terapeuta se había marchado, el ojiverde se acurruco sobre las mantas abrazando la taza de café entre sus manos, la vista desde la habitación era preciosa, desde la cama se veía el extenso bosques de pinos y en la lejanía algunas montañas cubiertas ligeramente de nieve, afortunadamente la cabaña contaba con calentador por que el frio afuera era intenso.

Al terminar su café, revisó su celular que no había visto desde que se encontró con Frank en el aeropuerto,  tenía algunos mensajes de Mikey así que decidió llamarlo.

—Espero que esta no sea una llamada pidiendo un rescate, maldita sea Gee habías dicho que avisarías cuando llegaras —la voz de su hermano se escuchó molesta a través del aparato.

—Lo siento Mikey, hemos estado ocupados, y te recuerdo que tengo cuarenta años, no era como si me fuera a perder.

—No quiero detalles acerca de las cosas en qué ocupan su tiempo —dijo el hermano menor con desdén —Y la próxima vez no me va a importar si apareces muerto en una zanja.

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⏰ Última actualización: Feb 12, 2023 ⏰

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