CAPÍTULO 9

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Frank se sentía como la mierda, la noche anterior había llorado un buen tiempo en medio de su sala, sintiéndose patético por seguir atormentado por algo que había pasado muchos años atrás, pero que aun en sus momentos de debilidad seguía arrastrando y reabriendo ese hueco en su pecho.

Luego de compadecerse y revolcarse en su propio dolor, tomó la decisión de cambiarse y salir a beber a un bar gay cercano, con suerte encontraría a alguien dispuesto para una cogida rápida y sucia.

Así fue como lo encontró el sol, con una resaca terrible y sin ningún tipo de recuerdos sobre como había llegado a su casa, afortunadamente no llevó ningún extraño a su hogar pero el dolor en su espalda baja y cadera le dijo que si había conseguido sexo salvaje.

Con lentitud se levantó de su cama, aún vestía la ropa de la noche anterior, su boca se sentía reseca con un sabor amargo, gracias a algún dios encontró su billetera y celular en la mesa de noche, al revisar el aparato había unas fotos de Millie que había enviado su madre y un mensaje de Ray preguntando cómo había resultado la conversación con Steve, Frank suspiró y apago la pantalla, lo que menos quería en ese momento era hablar con su amigo y recordar como se había sentido la noche anterior.

Afortunadamente tenía un fin de semana por delante para poder descansar, despejar su mente de la nebulosa deprimente que lo había dejado el pelinegro al echarle en cara su pasado con Robert, Frank sabía que el lunes estaría como nuevo y como siempre superaría el pasado.

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Frank pasó el resto de su fin de semana con Lois cerca al parque de su apartamento, de alguna manera después de lo sucedido con Steve se sentía libre, de que valía tener una relación tan tóxica, él no estaba para eso y se sentía feliz de la decisión que tomó, aún sentía ese pequeño vacío en su pecho que habían dejado las palabras del pelinegro, pero era solo una pequeña molestia, no era el hueco enorme que casi lo llego a consumir.

—Hola, hola Jam! —saludo a Jamia quien miraba con atención la pantalla de su ordenador.

—¡Buen día Frank!, ¿que tienes el día de hoy, estás como más brillante?, no se si es la forma adecuada de decirlo pero te ves diferente.

—Oh, solo dormir bien y tomar buenas decisiones querida, puede hacer mucho por ti créeme —Frank le sonrió a la castaña para posteriormente llevarse su vaso de café a los labios.

—Tu eres el terapeuta, así que te creeré.

Frank le volvió a sonreír a su amiga y se encaminó hacia su oficina, con su café con leche de avellanas, listo para iniciar un día más de consulta.

Al entrar dejó sus pertenencias en el escritorio, prendió su computador e ingreso al software de la clínica donde mostraba los pacientes agendados para ese día, leyó el nombre de Gerard lo que produjo un pequeño revoloteo en su pecho, durante el fin de semana lo pensó un par de veces e incluso llegó a desear encontrarlo de forma fortuita en algún parque o en la calle para charlar de música, cómics o libros, pasar un buen momento con alguien que sin quererlo se estaba ganando su cariño.

En la última cita había visto en el hombre de ojos verdes mucho del sufrimiento que él tuvo cuando Robert lo dejo, identificarse y ponerse en la posición de Gerard fue muy fácil para él, pues había vivido una situación similar al ser dejado sin ninguna explicación o razón el día en que se suponía se iban a casar, Frank sabía que el duelo no sería fácil pero esperaba que sus consejos ayudarán a Gerard, ojala en el momento cuando a el le paso hubiera tenido a alguien aparte de su madre y su familia que lo hubiese ayudado.

Por el contrario se encerró mucho en si mismo  luego se canso de autocompadecerse y se volvió un completo amante del sexo casual, era algo que lo calmaba y lo hacia sentirse deseado, tenia encuentros fogosos que lo dejaban en blanco y listo para pasar el siguiente, sin embargo llego un momento donde dejo de ser divertido y  simplemente así como inicio termino, entonces decidió enfocarse en su carrera y ganar mas experiencia como terapeuta.

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