Suna estaba tendida en el suelo, inmovil, cubierta de sangre. Alley estaba observando todo con auténtico pavor. Hace tan solo un minuto su compañero Don estaba con ella, luchando juntos codo con codo, contra un grupo de criaturas hostiles que nunca antes habían visto.
-No debimos venir a este planeta- se repetía en su mente mientras aguantaba la respiración. Estaba escondida bajo unas raíces y esperaba que esas criaturas de garras afiladas y sangre ácida no se le acercaran.
Pero no podía dejar a Suna allí tendida... herida... pero ¿y si estuviera muerta?¿así acabaría su viaje?
Alley tomó su pistola, pensó en acabar con su vida ya que esta carecía ya de sentido. Pero algo la detuvo, un simple suspiro claro como el agua, proveniente de Suna.
Aún vivía, aún había esperanza y una razón por la que luchar. Pero tenía que pensar en algo. Entrar en pelea ella sola con esos alienígenas era una mala idea...
De tal forma que investigó el terreno: una tupida selva de árboles extraños y helechos púrpuras gigantescos erán más que suficiente para usarlos como escondite.
Su táctica era sencilla pero no muy honorable: lanzaría a un dron de reconocimiento en la dirección contraria, tomaría a Suna en brazos y usando los helechos para taparse, volverían de regreso a la nave.
Así fue justo como lo hizo, tomó el dron, lo hizo volar lejos y activó en él el escáner para hacer ruido. Los gruñidos de las criaturas se fueron volviendo más lejanos ya que fueron tras el dron. Su plan había tenido éxito.
-Tranquila, ya estoy aquí- le susurró a su compañera cogiéndola como una princesa.
Suna respiraba costosamente -gracias- le respondió con un hilo de voz.
Alley se encaminó de regreso a la nave, no sin antes echarle un vistazo rápido al cadáver de Don... estaba casi irreconocible, esas criaturas habían hecho trizas su cuerpo, como si fuera de mantequilla.
Alley sabía que habían tenido mucha suerte de salir de ese lugar. Pero jamás olvidaría aquellos horrores. La pérdida de su amigo le había marcado demasiado. Incluso en las noches siguientes le costaría dormir o incluso comer.
Don había sido mucho más que un amigo para ella, y ahora que él no estaba no sabía bien qué hacer.
Cuando lograron salir de aquel planeta. Alley estuvo curando cuidadosamente a Suna.
-Tienes una costilla rota y el tobillo también... creo- le explicó a su compañera mientras le cosía una de las heridas que tenía en la espalda -también perdiste mucha sangre... tal vez necesites una transfusión o...-
-Alley- la interrumpió con voz calmada -me pondré bien, solo necesito descansar- le aseguró la joven de pelo negro y corto -dejame mirarte la ceja, tienes un corte importante... casi veo el hueso-
-Imposible, no duele tanto, me pondré bien- le quitaba importancia Alley, la chica pelirroja.
-Bueno... si lo crees así. Voy a dormir un rato, estoy agotada de nuevo- Suna se recostó en la cama y dejó que su amiga le cambiará la bolsa de suero -me tengo que recuperar pronto, porque solo había tres bolsas...- dijo antes de caer en un profundo sueño.
Sin Suna despierta, Alley pasaba muchas horas sola, planeando qué nuevos planetas explorar pero... la ansiedad no le permitía seleccionar ninguno en el mapa. Temía otro ataque como el anterior vivido. No podía permitirse el lujo de fallar de nuevo... de perder a su jerarca...
Suna había soñado siempre con salir de la sombra que sus hermanos mayores proyectaban sobre ella. Quería contribuir al clan, poder investigar libremente, ser la líder y tener hijos. Si seguía con sus padres, su futuro sería servirles hasta que fallecieran. No era un futuro muy emocionante ya que los líderes viejos de los clanes suelen viajar en grandes naves, con muchos guerreros y otros exploradores que los protegen. Suna quería aventuras, desafíos y libertad... pero todo ello tiene un precio... Don había sido su primer guerrero caído, solo le quedaba Alley. Y necesitaban desesperadamente más gente.
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Más allá de las estrellas
Science FictionLos nómadas Hulú llevan varias generaciones explorando los confines del universo, tanto conocido como desconocido. Podría decirse que es una de las pocas sociedades humanas aún existentes. El resto son colonos que llevan siglos dormidos a la deriva...