11º CAPÍTULO

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-¡¿Gastaste todo el dinero que te dieron, en esa armadura?!- Libra no comprendía aún del todo el valor de los créditos galácticos, pero podía intuir que su compañera y maestra Alley había hecho un derroche.

-Fue por una buena razón, además no voy a comprar nada en ningún otro sitio- contestó anclando la nave a la estación de la nave nodriza. Estaba molesta con que le hablara mientras hacía esa clase de maniobras pero no le dijo nada a Libra.

-Esta bien- suspiró esta -al fin y al cabo tú te lo habías ganado. Y la armadura nueva te sienta muy bien-

-Gracias- le sonrió Alley apagando los motores y levantándose de su asiento de piloto.

-De verdad, tengo cero ganas de ver a mis hermanos- se quejaba Suna tomando su equipaje. Para esa ocasión se había puesto un traje ceñido de color amarillo conformado por diferentes telas vaporosas, que le daban un efecto ingrávido. Ella siempre había destacado con su ropa pero en aquel momento, Libra y Vaum parecían haber salido en pijama y Alley se veía como una mujer de hojalata versión futurista.

-Yo les llevaré el equipaje- se mostró ante ellos un hombre alto con bigote, con uniforme azul y un séquito de más personas como él, dispuestos a hacer tareas similares.

-Vale, mandenlo directamente a mi casa- les ordenó Suna quien ya había tratado con ellos antes.

-Sí señora- dijeron retirándose con las maletas.

Después de eso, el grupo se encaminó por un amplio pasillo repleto de más gente que acababa de llegar o de trabajadores con uniforme azul.

-¿Qué sitio es este?- se preguntó Libra en voz alta.

-Es la estación- le respondió Alley -ya pronto saldremos a la plaza Luna, seguro que te gusta el sitio-

Y efectivamente, Libra estaba encantada con aquel lugar -Es... precioso- expresó al ver una amplia plaza con un jardín botánico en la parte más interna de esta. Y justo sobre el jardín, se proyectaba un gran holograma de la luna. La plaza era enorme, casi como dos campos de fútbol y eso que no era realmente ni la tercera parte de la nave nodriza.

-No me esperaba un lugar así, sinceramente- argumentó Vaum también maravillado -nuestra nave colonizadora se quedó muy atrás en cuanto a diseño-.

-Eso es porque las naves colonizadoras solo buscaban funcionalidad- le explicó Suna -Como este es nuestro hogar y no un medio de transporte únicamente, se ha ido creando edificaciones basándonos más en lo artístico y estético- señaló trás ellos, una zona más baja de la nave nodriza, la cual podía confundirse perfectamente con una ciudad pequeña de edificios blancos repletos de plantas y de pequeñas fuentes y esculturas. Al final de la nave, lograron ver otro grán holograma de un sol.

-Dejame adivinar: eso de allí sería la plaza Sol- indicó con el dedo Vaum.

-Exacto- sonrió Suna -os acostumbrareis enseguida a este lugar. Pero he de recordaros una cosa-

-¿El qué?- preguntó él.

-Os voy a inscribir a una pruebas para que podáis ser uno de los nuestros- empezó a contar Suna -tratará de tres pruebas: una teórica y dos físicas. Si la aprobais tendréis la condición de nómada Hulu con categoría de exploradores espaciales profesionales-

-¿Y qué ocurre si no aprobamos?- interrogó Vaum serio.

-Seréis aceptados también como nómadas hulú solo con presentaros. Y si no la aprobais, tendréis otra oportunidad al día siguiente-

-Suena válido- se conformó Vaum -¿son fáciles?-

-Serán fáciles para ti si empiezas a leer algo de la enciclopedia, más que nada para la prueba teórica, cuenta bastante- le avisó la joven cruzando el jardín, en dirección a un edificio que se encontraba en el interior de la plaza. Este se trataba del hogar de los jerarcas. Una gran casa de arquitectura de aspecto gótico: con vidrieras, arcos apuntados y pináculos terminados en una punta plateada. La gran casa era muy bella y cada uno de los elementos que la componían la hacían ver casi perfecta.

Más allá de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora