•Una Oportunidad• [TERMINADO]

《13》

—¿Cómo es que conoces a Frost? — comenzó con las preguntas, sinceramente no pensé que la primera sería sobre su hermano — ¿Por qué te odian, en la editorial? — ¡esperen!, ¿Cómo sabía que me detestaban en la editorial? — ¿Por qué no le hablas a nadie? — esa era fácil de contestar — ¿Thomas es tu novio? — esta última me dio mucha gracia — quisiera conocer tu historia Bricia...

¡Wow!, eran muchas preguntas, no pensé que era tanta su curiosidad por mí.

—Para contestar su primera pregunta — apreté los labios y dejé salir un suspiro, solo espero poder hablar ya que sería la primera vez que lo haga, jamás había contado mi historia a nadie — conocí al doctor Frost hace diez años.

Él frunció el ceño, y me alarmé.

—Continua por favor.... — pidió y asentí.

—Respecto a la editorial... — lo medité, la verdad no sé porque me odian ahí — no lo sé...y no soy muy dada a relacionarme con mucha gente, supongo que es por eso que no le agrado a mis compañeros.

—¿Crees que por eso nadie te habla? — su pregunta me descolocó, ¿a qué se refiere?

—Supongo que es por eso, ¿Por qué mas sería? — le pregunté.

—Llego un rumor a mis oídos, te relacionan con Thomas... alegan que estas en la editorial por influencia suya, y que ambos mantienen una relación de pareja, ¿es cierto eso?

¿Cómo me relacionaban con Thomas? ¿Cómo pareja?, ¿¡esperen!? ¿por eso es que no me hablan?

—Thomas no es mi novio — aclaré — solo somos mejores amigos, ¡por favor!, es como mi familia... — no podía creer la calaña de las personas, solo por hacerme el mal invitaron tan atrocidad.

Estaba estupefacto, pero la sonrisa que se formó en sus labios me descolocó un poco.

—Para mí defensa no les creí — aclaró.

—No eres como ellos —dije y sentí un pequeño nerviosismo ante su penetrante mirada. Aun así, seguí hablando — y mi historia es aburrida...

—A mí me interesa — aseguró rápido.

¿Por qué tanta necesidad por saber sobre mí? Una persona que lo único que les ha traído a las personas que la rodean desgracia.

Lo medité nuevamente y asentí, como dije, echaría todo a la suerte. Y así comenzó mi historia.

—Todo empezó hace veinticinco años cuando mi madre quedó embarazada de mi — esa fue la historia que contó el hombre que me engendro cuando preguntaba por ella — un polvo erróneo llevo a mi nacimiento... nunca lograron llevarse bien — negué recordando las veces que el hombre que me engendro lo contaba con desprecio — fui abandonada por mi madre en el hospital, y ese hombre tuvo mi custodia completa, fui una carga para él — volví a negar — nunca me quiso, ¡Dios! Fui su error y siempre me lo recordaba — mordí mi labio al recordarlo diciéndome palabras hirientes — por lo que sé, estuve con él menos de un año, porque buscó un instituto en Europa y me dejó ahí. Me visitaba dos veces al año, alegaba que el trabajo lo consumía mucho, pero las horas que pasaba con él eran muy dolorosas por todo lo que me decía.

Desvié la mirada, me era aún difícil hablar de eso con los demás.

—Fui la burla de mis compañeros — que novedad, en el trabajo también lo soy — se burlaban porque ese hombre nunca estuvo presente en mi crianza, nunca fue a reuniones, o actividades, él solo depositaba la mensualidad y listo.

Fue una época difícil para mi vida, no comprendía porque todos tenían padres menos yo.

—Aprendí a no depender de nadie... y aceptar mi soledad — una sonrisa nostálgica apareció en mis labios, mientras recordaba — mi vida cambió cuando sufrí un accidente a los doce años — lo miré nuevamente y él seguía con su misma expresión que al principio, y no, no era lastimera — estuve internada dos semanas y mi tutor nunca apareció.