《3》

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—Tranquila... no te hare daño — dijo esa voz con calma, actuando con cautela — pasaba cerca y te vi correr aquí, pensé que te había pasado algo por eso te seguí — aseguró mostrándome sus manos.

—Me siguen — le informé con nervios, ese hombre me miraba de un modo extraño, quizás le pareció verme raro ahí en ese estado, hasta yo me vería raro — creo que lo perdí — dije al ver que la voz había cesado de atormentarme.

—¿Necesitas que llame a alguien? — preguntó intentando sacar el móvil de su pantalón, pero negué rápido, si Thomas se enteraba que había escapado me mataría así que me mejor se enterara mañana — comprendo, no llamaré a nadie, pero .... ¿La persona que te seguía te hizo eso en tu cabeza y mano? — supongo que el golpe era evidente, ahora que lo pienso ¿Cómo fue que caí para hacerme tremendo hematoma y tan fea herida en la mano?

—No lo recuerdo — y no mentía, no recordaba nada de lo que había sucedido dentro de ese baño. Pasé una mano por mi cabeza con frustración.

Controlé lo más que pude mi respiración y no sé cuánto tiempo paso, pero ese chico no se movió de ese lugar.

—¿Cómo ocurrió? — su pregunta me agarró desprevenida, ¿Por qué quería saber cómo ocurrieron los hechos de mi accidente? — es decir, puedo llevarte a la comisaria para que interpongas una demanda.

Lo miré con más detenimiento y me tomé la libertad de detallarlo, era alto, se notaba por lo complicado que se le hacía estar así acuclillado, además tenía unos ojos muy profundos, el cabello negro como la noche y pude notar además de una leve barba que amaneaba por salir alrededor de su mandíbula y ni que decir de los tatuajes en sus brazos y manos, detuve mi inspección al notar que él elevo la comisura de su labio dejando mostrar consigo una reluciente dentadura. ¡Rayos Bricia!, estos no son momentos.

—Veo irrelevante informar como ocurrió — contesté a su primera pregunta — y en definitiva no, no puedo ir a la comisaria — que les diría, que soy enferma y no sé cómo me accidente, ¿que estando en una de mis crisis me hice daño?, ¡Dios no!

—¿Ajuste de cuenta?, ¿corro peligro a su lado? — bromeó de pronto y lo miré con seriedad — bien, lo siento, estuvo fuera de lugar — se disculpó rápido — ¿puedo hacer algo por usted? — la verdad no sabía en qué podía ayudarme, así que mejor rechazarlo de inmediato.

—Sé que no es la mejor circunstancia, pero estoy bien, solo fue un susto — asentí para restarle importancia a la situación, pero al mover la cabeza, esta me dolió, y ni que decir de la punzada en la mano.

—Comprendo, aun así, es peligroso que una dama ande sola a altas horas de la madrugada —no me lo tenía que decir ya que lo sabía a la perfección — puedo llevarla algún lugar, talvez a su casa — volvió a ofrecerse.

—Lo agradezco señor, pero estoy bien así, ya había llamado a mi novio — mentí, una alarma en mí se encendió al ver que tocó el tema de mi casa, quizás sea una paranoica, pero mejor evitar problemas — mi novio me llevara a una clínica para tratarme — me dolía demasiado.

Me incorporé y pasé por su lado en dirección a la calle principal, no fue buena idea entrar a ese callejón así que si algo me pasaba mejor que fuera en la calle donde todos podrían verme, bueno ahorita con la calle solitaria nadie me vera, pero la intensión es lo que cuenta.

Miraba la solitaria calle cuando sentí una presencia atrás mía, deje salir un suspiro y tensé mi cuerpo al sentir que el dolor se intensificaba más y más.

—Mi intención no era asustarte, comprendo que desconfíes — habló él y no dije nada — mira puedo llevarte a la comisaria o al hospital — insistió con llevarme con los oficiales, me giré y lo miré detenidamente — soy Farid Gallagher y mi auto esta estacionado cerca — señalo el único vehículo que se encontraba en la zona.

•Una Oportunidad• [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora