•Una Oportunidad• [TERMINADO]

《Extra: Ethan & Brisa parte I》

Pov Ethan

Todo tiene un inicio y este es el mío, ¿Qué podría decir para que me conozcas más?, aunque... pensándolo mejor no se para que quiero que me conozcan, pero bien.

Tengo una vida normal en lo que cabe, no estoy estudiando en estos momentos, aunque tengo pensando entrar pronto a la universidad, tengo unos ahorros y creo que podré cubrir los primeros cuatrimestres mientras consigo un trabajo.

Ese tema lo dejamos para después, ahorita estoy terminando de empacar porque saldré mañana a primera hora de viaje con unos amigos, ¿Por qué?, porque intentaremos sorprender a un amigo que esta de cumpleaños, ¿Por qué viajamos?, como decirlo, mi amigo tuvo que volver a su ciudad de origen por asuntos personales, y por eso fue que tomamos la sabia decisión de sorprenderlo en su cumpleaños y de paso, pasar unas vacaciones inolvidables con él.

—Madre, ¿Dónde están mis camisas blancas? — pregunto desde mi habitación, al no encontrarlas en el pequeño armario que se encontraba en una esquina al lado de la ventana.

Al no obtener respuesta alguna de mi progenitora salí del cuarto y bajé las escaleras, la encontré sentada en el pequeño sillón floreado, tejiendo.

—Podrías dejar de hacerme la ley del hielo, por favor — le pido por tercera vez, ella no quería que saliera, pero ya había dado mi palabra que iría a ese viaje.

—No entiendo porque te vas, mañana es diez de febrero y será el cumpleaños de tu primo lejano — cuestionó sin verme, su rostro reflejaba lo molesta que estaba conmigo.

—Bien lo dijiste, es lejano mamá, apenas y lo conozco porque lo mencionas.

Negué, esa situación ya me tenía cansado, mis padres siempre intentando controlar mi vida.

—Tu padre estará molesto — ignoró lo que dije — es hijo de uno de sus primos y quiere que... — no dejé que siguiera.

—No iré, pásale mi recado.

Di por terminada la conversación y fui al lavandero en busca de mis camisas, las encontré tendidas en el tendedero y las agarré.

Volví al cuarto y terminé de empacar.

—Listo... — susurré al tener todo listo, miré el pequeño reloj y vi que era tarde, así que sin cenar me fui a la cama, aparte sé que mi adorable madre no preparó nada ya que sigue molesta con mi viaje de mañana.

La noche pasó, me levanté temprano y emprendí el viaje con mis tres amigos, Simón, Luke y Jack, en la combi amarilla que siempre nos acompaña en nuestras aventuras.

—¡Joder!, Ethan cambia esa cara de amargado — dijo Luke, quien iba a mi lado en la parte trasera.

Llevábamos una hora de camino y en todo ese tiempo no había dicho nada. En cambio, mis amigos iban planeando como sorprender a Joel.

—No logre dormir bien, eso es todo — contesté con desinterés — ¿Cuánto falta para llegar?

—En una hora — contestó Simón, era el que estaba frente al volante, por no decir que es el dueño de la combi y no le gusta que nadie más que él la conduzca.

Asentí y procuré opinar en lo que decían mis amigos. Luego de una tortuosa hora, llegamos a nuestro destino.

La madre de Joel abrió la puerta y nos dejó entrar, luego de los saludos pertinentes empezamos a arreglar el jardín trasero, en donde se llevaría a cabo la celebración.

—A mi hijo le encantara verlos aquí, no saben cuánto los echa de menos chicos — decía su madre mientras nos ayudaba a ordenar las sillas afuera.