《24》

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—Que el libro sería publicado cuando contaras tu historia — me tensé ante sus palabras, nunca le había contado de mi enfermedad a nadie, y cuando lo hago me exponen ante el mundo — la verdad no comprendí eso, luego deduje que debías ser la escritora del libro y no la protagonista, leí el manuscrito el día que me revelaste todo, hasta ese momento comprendí la verdad y tomé la decisión más importante de todas.

—Publicar el libro, supongo — dije con dolor y bajé mi cabeza al ver que todo tomaba sentido — pero antes, por eso apareciste en el callejón ya que tu único objetivo era tener mi permiso para la publicación — entreabrí mis labios un poco — y sin saber te la di, confié en ti ciegamente y te conté mi historia — mi vista se nublo, no podía contener mis lágrimas — me hiciste trabajar arduamente en otro libro, recaí por tu culpa y aun así ... — me callé de golpe y apretó mis puños con enfado — todo por vender ese maldito libro — titubeé —estas feliz ¿no?, tus bolsillos no dejan de llenarse.

Farid negó rápidamente e intentó tomar mi mano, pero no dejé que me tocara.

—No me veas como el villano — pidió y negué, ¿Cómo debía verlo entonces?, él debió negarse, decirle no a mi abuelo, pero aun así no lo hizo — en estos nueve años nunca supe tu nombre ni apellido, ¿Por qué crees que nunca te encontré?, no sabía nada de ti, por eso cuando te vi en el callejón quería saberlo todo, pero aun así te mantuviste en silencio, me sorprendí encontrarte en la editorial, y fue cuando descubrí que eras la chica de que hablaba el señor Moore, por eso quise decirte la verdad, renunciar a la publicación del libro porque sabía que terminaría mal, pero...— su repentino silencio me abrumo – firmé un contrato con el señor Moore en donde establece, que sino cumplo debía pagar una multa millonaria, además tu abuelo estipulo que solo yo podía publicar el libro nadie más.

—¿Por qué tú?, por lo que sé, existen millares de editoriales en el mundo, porque precisamente tú, mi jefe — musité.

—Porque ambos vivimos lo mismo, una perdida — reveló, y recordé a su hermana.

Aunque no entiendo eso que mi abuelo perdió a alguien, ya que por lo que entiendo, soy la primera en la familia que padece esta enfermedad.

—Pero yo soy la perjudicada, ¡es mi vida la que cuentan! — vociferé, si es verdad lo que dice, porque no utilizó otro rostro, u otro nombre.

—Porque tú eres el presente de nuestro pasado — susurró y fruncí el ceño — sé que irrespeté tu privacidad y te pido una disculpa — su voz tembló — pero no debes vivir en la oscuridad por la culpa de una maldita sociedad egoísta — intentó tomar mi mano otra vez — te amo Bricia, siempre lo he hecho y me arriesgue, lo arriesgue todo por ti.

¿Su presente?, quería abrazarlo, pero no. Lo único que le pedí fue que no me lastimara y lo hizo.

—Te lo iba a decir, quería hacerlo en Francia, pero....

Siempre los malditos peros.

—Es rara tu forma de amar — tragué grueso — si ya terminaste vete por favor — pedí.

Él cerró los ojos con fuerza e intentó tocarme, negaba una y otra vez.

—¡Por favor Bricia...! — suplicó y gimoteé. Negué, aún era pronto — bien, haré lo imposible por tener tu perdón, te recuperaré Bricia — aseguró y negué, no sé si podré confiar en él nuevamente.

—Vete por favor — volví a decir. Él asintió y estiro su mano, me entrego un sobre y sonrió con tristeza.

—Es la voluntad de tu abuelo, quería que tú la tuvieras — su voz se escuchaba apagada — nos veremos pronto Bricia.

•Una Oportunidad• [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora