El tiempo a veces parecía volar, en especial cuando menos quería que lo hiciera, habían pasado cinco años y medio desde que Elías encontró a su destinado y a decir verdad no recuerdo muy bien qué sucedió exactamente ese día, pero lo que era claro como era de esperar terminamos, jamás lo dijimos como tal, sin embargo era algo claro, no necesitábamos hablarlo cuando él había encontrado lo que siempre buscó.
Nunca me afectó el hecho que nuestra relación llegara hasta donde tuvo que llegar, siempre supe que era algo sucedería tarde o temprano y en nuestro caso más temprano; no obstante debía de admitir que durante las primeras semanas no lograba asimilar que Santino había llegado a cambiar muchas cosas, incluído el tiempo que Elías pasaba conmigo, el mundo de ellos parecían gravitar en él uno con el otro y por ese corto periodo después de encontrarse yo había sido relegado a la tercera persona para él, pasaban días en donde no sabía absolutamente nada de él, después de años en donde hablábamos todos los días.
Así que adaptarme fue extraño, a pesar que habíamos quedado como grandes amigos.
Sin embargo al inicio el hecho que me hubiera dejado por un alfa, que años de estudio pararan en él doblegando su control a la primera delante de un alfa y todavía peor, que entrará en celo solo con verlo, no me ponía celoso, me daba miedo. Yo más que nadie sabía el potencial que tenía Elias, era alguien brillante, era uno de los mejores omegas de la clase y aún así el ceder se le había dado con tanta naturalidad olvidando todo, la facilidad con la cual ante Santino se había vuelto un omega completo se quedó grabada en mi mente.
Y al día presente seguía en mi cabeza.
Me aterraba.
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Habían pasado cinco años y medio desde que Matías recibió su diploma de graduación en Highland, ese día no había podido llegar muy lejos cuando los guardaespaldas que lo llevaban todas las mañanas a la academia lo alcanzaron y sus padres llegaron minutos después para encontrarlo fuera de sí, a pesar de estar preparado para una situación quizá no como esa, pero parecida, lo afectó más de lo que le habría gustado, no pudo ser parte del acto de graduación como tampoco Olivia, Matías realmente no podía recordar mucho de ese día después de hablar con Elías.
Como tampoco podía describir a detalle las semanas posteriores.
Demasiadas cosas habían sucedido en los primeros meses después de eso a lo que él al inicio llamaba "el incidente"; desde tener que aceptar que ya no serían tres, Elías, Olivia y él, hasta aceptar que su amigo ahora tenía un alfa. En los primeros años, después de salir de la academia dejando el incidente de lado, sus ilusiones que aún se mantenían ingenuas después de todo, esos sueños de niño de diecisiete se vieron derrotados por la realidad; iniciando por el retraso de sus planes de presentación de heredero, como también su mudanza al nuevo departamento.
Si algo había aprendido de manera espléndida era que las cosas no salían a la perfección, jamás como él quería.
Hasta ahora.
Finalmente era el día de la presentación oficial como herederos frente a la rueda de prensa, el itinerario que habían practicado por dos meses enteros con su papá era específicamente detallado; a las 5:30 pm los dos debían estar en la entrada de la sala para las pocas fotografías que permitirían por la ocasión; 5:45 pm lo más tarde, dentro de la sala con él y su madre respondiendo todas las preguntas, se tenía estimado que la rueda duraría quizá una hora con treinta minutos, si no había algún percance o problema y terminarían el día con la cena en el hotel Hills donde la recepción comenzaría a las 8:00 pm por lo que debían de salir del evento de prensa a las 6:50 pm para comenzar el viaje al centro de la ciudad, todo meticulosamente calculado por su papá.
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La Canción de Hielo
RomanceMatías, un omega dominante con un gen extremo es el mayor de los hijos de los dueños de las empresas hoteleras millonarias más importantes de Latinoamérica, el grupo Otero, detesta con todo su ser la idea de ser marcado y usado como una máquina par...