Tener un alfa

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Incertidumbre era un sentimiento molesto, no saber qué sucedía realmente había hecho que esa sensación en su pecho y los pensamientos comenzara a ganar más espacio en su cabeza, la cama con feromonas de su omega ya no era suficiente, lo necesitaba cerca, era una necesidad sentir que volvía a ser uno con él no con pretensión de celo o rut, no, simplemente quería a Matías a su alrededor; quizás era parte de la marca en su cuello y cuán reciente era.

Estaba vulnerable.

Tal vez era de esa manera como los omegas se sentían después de ser marcados y abandonados, la diferencia era que Matías era quien lo había atado a él, ahora era un alfa amarrado a ese vínculo e irónicamente se sentía feliz al respecto, una mezcla de emociones extraña fluctuaban en él las cuales eran demasiado en ese momento preciso y las sábanas no tenían suficiente esencia de su omega, lo que parecía la única cosa que podía respirar en esos momentos.
Sin embargo Matías no regresaba y el ahogo en su pecho no disminuía.
La única persona a la que tenía para contactar en ese momento era a su hermana, no podía pensar en otra cosa que no fuera su omega, no había espacio en su mente para algo más; con sábanas envueltas sobre él y mucha dificultad salió de la cama en dirección al comedor, buscando el único teléfono del apartamento, marcó el número que Ragna cargaba temporalmente y después de tres timbres escuchó cómo contestaron del otro lado.

—Kom og ta meg, du vet hvor jeg er (ven a traerme, ya sabes donde estoy)— dijo antes que el pudiera hablar.
No podía pensar, no sabía cómo hacerlo en ese momento.
—¨Jeg så deg på nyhetene (te vi en noticias)¨— la elegante voz respondió en el auricular.
—Du og jeg vet at det ikke er slik (Tu y yo sabemos que eso no es así)— respondió el alfa.
—¨Ja, det var ikke akkurat på nyhetene (Sí, bueno, no fue exactamente en las noticias)¨— rio su hermana.

Haakon frunció el ceño frustrado, no estaba para tonterías en esos momentos mucho menos viniendo de Ragna, si Matías no regresaba entonces tenía que salir de ahí, se estaba volviendo loco, la fluctuación de mezcla de emociones lo confundían, jamás se había sentido de esa manera. Lo necesitaba de una manera que no era natural, el no verlo y peor aún, el no sentirlo lo estaba haciendo perder la cordura.

—¨Jeg vet, men jeg vil fortsatt vite det (Lo sé, pero aún así quiero saber)¨— continuó con doble sentido su hermana.
—Det har ikke du noen ting med, kommer du eller ikke? (no es de tu incumbencia, ¿vendrás o no?) — la cortó apretando el teléfono con sus dedos hasta que se tornaron rojos, lo cual no era muy difícil de lograr.
—¨Jeg kommer om en halvtime eller mindre (llego en media hora o menos)¨— dijo en un tono de burla —"Por cierto, hablame español también, aparición"—.

Haakon colgó molesto cuando escuchó a su hermana comenzar a reírse, Ragna se estaba divirtiendo mucho con la situación en la que estaba y no quería lidiar con los pensamientos de si todos estarían satisfechos con lo que había pasado o no, la respuesta era clara, pero no quería pensar y al mismo tiempo lidiar con su cabeza que desde hacía casi dos horas no dejaba de decirle que Matías llegaría al apartamento, al verlo ahí se arrepentiría de todo lo que había pasado y lo rechazaría definitivamente al instante. Dejó el teléfono en su lugar molesto, necesitaba despejarse antes que lo sacaran del apartamento o antes que su omega regresara, algo, debía de encontrar algo en lo que enfocar su atención, empezó a ver todo a su alrededor siéndole imposible no recordar cómo había conocido cada parte, sobre todo la manera como Matías le había hecho recorrer cada fracción del lugar, en ciertas zonas del suelo aún había vestigios y testimonios de telas, vasos caídos, ropa enrollada; todo obra de esos días.

Sus días.

Haakon esbozó una leve sonrisa y respiró profundo, había encontrado algo con lo que distraerse; inició a levantar con calma todo el desorden que ambos en su periodo susceptible habían hecho, lo cual era una excusa a su favor para recorrer de manera tranquila el apartamento de nuevo, sin meterse en lugares donde sentía podía estar invadiendo la privacidad, aunque si tomaba en cuenta todo, no había nada de privado en lo que sucedió entre ellos.
Abría y cerraba las puertas emocionado memorizando nuevamente todo; hasta el momento sabía que habían dos baños, tres, si contaba el del cuarto principal que era el de Matías, el cual a diferencia de los demás contaba con una tina color verde que combinaba con el mosaico de cerámica en la pared; habían cuatro cuartos de los cuales dos parecían estar ocupados, el de su omega y el que dejaba ver que ocasionalmente era el lugar de paso para Minerva.

La Canción de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora