Sinceridad

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La consternación fue el único estado anímico que, de alguna manera, estuvo reinando en Luca durante los próximos días, en los que sin falta fingía dormitar tan sólo para notar que (T/N) salía alrededor de las tres de la mañana hasta que el reloj m...

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La consternación fue el único estado anímico que, de alguna manera, estuvo reinando en Luca durante los próximos días, en los que sin falta fingía dormitar tan sólo para notar que (T/N) salía alrededor de las tres de la mañana hasta que el reloj marcaba tempranas horas cercanas al amanecer.

Suspiró hondo contra la taza de café extra cargado que bebía con ímpetu, con tal de aguantar la larga y agobiante espera para poder conseguir su respectiva partida, al final aquello derivó en un juego complicado contra Ann en el que se perdió a Melly, a Patricia y a él mismo, siendo Eli el único capaz de salir por la escotilla.

También le fue imposible enfocarse en aquellas ideas dejadas de lado que aún reposaban sobre el escritorio, apiladas de forma descuidada una sobre otra en páginas de papel arrugado. De por sí le era un poco complicado concentrarse, la cuestión que no paraba de girar en su cabeza lo mantenía inmerso en ello, sin conseguir encontrar alguna forma de desviarla aunque fuera por un rato mientras llegaba el anochecer.

Cuando eso sucedió, una vez más comenzó su pequeño teatro de aparentar estar durmiendo plácidamente sobre el escritorio, aguardó con paciencia y entreabrió un ojo al escuchar un sonido apenas audible. Con dificultad pudo ver que las manecillas del reloj marcaron en el tablero las dos con cincuenta y dos de la madrugada.

Lo siguiente que consiguió notar, fue la figura de la chica yendo hacia el perchero para ponerse sobre el ligero camisón una bata de dormir un tanto traslúcida, luego tomó el bolso, encendió una lámpara de aceite y tras comprobar la zona salió de puntillas del cuarto, con los pies descalzos para no hacer ningún ruido.

Al verse en soledad él también se levantó, se quitó el grillete del cuello, el cinturón de herramientas y las botas para dar pasos igual de silenciosos, dirigiéndose así a la puerta. Duró varios segundos allí postrado, pero al final se decidió a salir y seguirla a una distancia prudente para no alertarla.

La corista lo llevó hasta la biblioteca, en la que entró luego de verificar que no había nadie más cerca, por lo que él se acercó hasta la puerta y pegó un oído en la superficie esperando escuchar algo. Le sabía muy mal hacer una cosa así, no obstante, su preocupación y las palabras de la chica eran mucho más fuertes que sus modales y reglas de etiqueta en esos instantes.

Por un momento todo estuvo callado, pero luego oyó palabras distorsionadas que eran difíciles de entender, se mordió el labio inferior con el cuidado suficiente de no lastimarse con su diente afilado y exhaló lo más silencioso que pudo. Era disgustante.

—… estar aquí otra vez, Michiko.

El inventor alzó el rostro abruptamente y su corazón dio la ilusión de detenerse en ese preciso segundo.

«¿¡La Geisha!? Sé que cualquiera puede usar la biblioteca, es un área compartida después de todo, ¿pero por qué viene cuando está una cazadora presente? ¿Se ha estado reuniendo con ella durantes todas estas noches? ¿Pero para qué?»

Identity V - Trust Me (Luca Balsa x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora