Una suave brisa se introdujo por la habitación, haciendo mover ligeramente las cortinas blancas que la decoraban. Un rayo de sol se colaba por la ventana, iluminando el rostro del debilitado castaño, y el aroma de las flores que Mangel dejó enseguida de la cama, inundaban todo el cuarto de hospital.
Quizás fue esa brisa, el olor de las flores o la calidez del rayo de sol, pero algo lo llamaba a la realidad, y con mucho esfuerzo Rubius comenzó a mover sus párpados, su respiración acompasada se aceleró, y debajo de sus manos comenzó a sentir la cama de hospital, pero lo que terminó de despertarlo fue el "Bip Bip" de la maquina que media su corazón.
Sintiendo una gran pesadez en su cuerpo, terminó de abrir los ojos y miró a su alrededor para examinar el lugar, pudo reconocer la habitación por las veces que sus compañeros y él habían terminado en el hospital después de sus misiones.
Todo era confuso, los recuerdos estaban borrosos y solo podía sentir el dolor de su cuerpo, sintiendo un pequeño calambre en su espalda, hizo una mueca mientras intentaba acomodarse, pero se detuvo al notar la presencia del pelinegro.
Vegetta se encontraba recostado en la orilla de la camilla, con un brazo debajo de su rostro y el otro a unos centímetros de la mano del castaño, Rubius lo observo por unos minutos, nunca había visto tan tranquilo el rostro del pelinegro, una pequeña corriente de aire entró por la ventana, haciendo mover los mechones oscuros de Vegetta hacia su rostro.
Rubius se estiró para volver a acomodarlo, pero la suavidad de la piel del pelinegro lo atrapó, el tacto entre su mano y la frente de Vegetta era cálida, tersa e hipnotizante, una antigua sensación empezó a salir de su pecho haciendo sonrojar sus mejillas, pero las quejas del pelinegro lo trajeron de vuelta a la realidad.
Vegetta abrió sus ojos mientras dejaba salir un pequeño bostezo, pero se detuvo al ver a su osito despierto y medio sonrojado.
-¡Rubius!- grito mientras abrazaba al castaño- que bueno que ya despertaste.
-Yo también me alegro de verte Vegetta- dijo Rubius abrazándolo por la cintura, aun estaba confundido, pero ver al pelinegro a su lado lo tranquilizaba. Vegetta se separó de él después de darse cuenta que aun lo seguía abrazando.
-Perdón si te lastime ¿Cómo te sientes?
-Un poco cansado y me duele el costado- contestó mientras se pasaba la mano por la zona del dolor- ¿Que paso?
-En resumen, una araña de las cuevas te mordió y el veneno se desplazó por todo tu cuerpo, lo bueno es que llegamos a tiempo al hospital- contó Vegetta mientras tomaba asiento de nuevo en la silla negra a un lado de la camilla.
-Con lo que odio las arañas- se acomodo mejor en su lugar y volvió a revisar la habitación, se dio cuenta de las flores que tenía a un lado, el olor era fresco y fuerte, por lo que supuso que eran nuevas ¿Los chicos lo habrán ido a ver?- Perdón por ser una carga...
-¿Por qué dices eso? Willy nos contó lo que sucedió en el templo, si no lo ayudabas el tal vez no lo contaría- dijo Vegetta mirando al castaño, el rostro de Rubius reflejaba tristeza y agobio, el pelinegro se acerco al chico oso - Rubius, yo...
-Oh, buenos días chicos! perdón por interrumpir- habló el doctor pasando la puerta con una carpeta en sus manos- que bueno que ya despertó Joven Rubius.
-he... si... buenos días doctor.
-¿Cómo te sientes?- preguntó el doctor mientras revisaba los signos del paciente y el oxígeno.
-Un poco mareado y con dolor en el cuerpo.
-El marea es normal la primera semana, gastaste toda tu fuerza en recuperarte, y sobre el dolor, tenemos que recetar un medicamento para la picadura, eso lo calmará.
ESTÁS LEYENDO
.-* La fuente de los deseos *-.
FanfictionUna nueva aventura comienza, nuestros héroes no están preparados para lo dramático y divertido que serán sus vidas después de darse cuenta que pueden hacer realidad sus más profundos deseos, pero nunca sabes como será en realidad lo que pides hasta...