—¿Por qué estamos aquí? —preguntó Freya mientras Bucky detenía el auto afuera del Museo Smithsonian—. Y espera un segundo, ¿puedes conducir legalmente?
—Obtuve mi licencia en el '34 —respondió Bucky.
—¿No caducó? —preguntó Freya, mientras ella y Bucky salían del auto.
—Probablemente, pero todavía puedo conducir —dijo Bucky—. Y para responder a tu pregunta, haremos el recorrido especial de Bucky Barnes.
—¿Qué es eso? —preguntó Freya.
Bucky le ofreció su brazo antes de meter la mano en su bolsillo y sacar una gorra de los Yankees. Se la dio a Freya—. Para ti. Y por favor, nada de preguntas hasta que comience el recorrido.
Freya se puso la gorra en la cabeza, sabiendo que probablemente era mejor así. La gente tendía a reconocerla después de haber salvado el mundo media docena de veces, y no estaba particularmente interesada en que la gente la acosara.
—Bucky, en serio —dijo Freya—. No quiero estar aquí. Es demasiado doloroso...
—Sí, lo sé —dijo Bucky—. También es difícil para mí, porque hasta hace poco ni siquiera sabía quién era Bucky Barnes, pero pensé que podríamos hacerlo juntos y finalmente acabar con los demonios.
Freya sabía que él tenía sus mejores intenciones, por eso asintió y siguió a Bucky adentro. Ni siquiera había considerado visitar el Smithsonian después de que Steve se fuera, pero ahora que estaba aquí entendía por qué Bucky pensó que sería una buena idea. ¿Qué mejor manera de seguir adelante que recordar el legado dejado por el mismo hombre que Freya extrañaba tanto? Puede que Steve Rogers se haya ido de su vida, pero el hecho de que permaneciera inmortalizado en esa exhibición del museo era algo que nunca podrían quitarle.
Con el ala de su gorra cubriendo su rostro, Freya y Bucky caminaron hacia la entrada. Mientras caminaban, se dio cuenta de que llevaba un guante en la mano izquierda, ocultando el metal de la vista.
—No deberías cubrirlo —dijo Freya, y mientras se paraba cerca de Bucky, dejó que sus dedos se deslizaran sobre su mano—. Es realmente genial.
—No lo es —respondió Bucky.
Freya sabía que tenía que tener cuidado con Bucky. Independientemente de lo que experimentó en Wakanda, todavía era sensible a su pasado. Freya sabía todo acerca de ese sentimiento, porque ella también deseaba olvidar de dónde venía y concentrarse en hacia dónde se dirigía. Sin embargo, quería ayudar a Bucky a recuperarse, porque después de todo lo que había hecho por ella desde que Steve se fue, le debía mucho.
—Sí, lo es —dijo Freya—. Tienes un brazo de metal. ¿Cuántas personas pueden decir eso?
Bucky se rió en voz baja—. No muchas.
—Exacto —dijo Freya—. Y oye, no eres el único que se siente fuera de lugar aquí.
Pasaron por los detectores de metales, y cuando sonó la alarma por Bucky, parecía incómodo. Freya, que había deslizado sutilmente sus llaves en el bolsillo de Bucky mientras caminaban, se aclaró la garganta.
—¿Otra vez te has olvidado de tus llaves, cariño? —preguntó Freya.
Bucky la miró confundido y Freya metió la mano en los bolsillos de su chaqueta y lo miró detenidamente para tratar de transmitirle el mensaje. Bucky buscó en su bolsillo y sacó las llaves de Freya con una pequeña sonrisa cruzando su rostro.
Se disculpó con el guardia de seguridad y se le concedió permiso para entrar al museo. Freya fue la siguiente, y cuando terminó, Bucky le arrojó las llaves—. Gracias.
—Cuando quieras —dijo Freya.
—¿Cómo las pusiste allí? —preguntó Bucky.
Freya se tocó un lado de la nariz—. Solía ser una espía, Sr. Barnes. Parte de mi trabajo era ser sutil.
Bucky se rió—. Cierto.
—Una vez puse una araña en el bolsillo de Clint, y Tony... Tony obtuvo las imágenes de las cámaras de seguridad —dijo Freya, titubeando un poco ante la mención de Tony.
Bucky notó su expresión y la empujó suavemente con el codo—. Me gustaría ver eso.
Freya sonrió—. Estoy segura de que está en algún lugar en la casa de Athena. Bien, entonces, ¿por dónde empezamos este recorrido?
Bucky la llevó a la exhibición del Capitán América y ella tomó su mano. Necesitaba el consuelo de saber que no estaba sola en esto, y sostener la mano de Bucky se sentía como si estuviera aferrándose al presente, sin permitirse volver al pasado y perderse en viejos recuerdos.
Ver a Steve sonriendo en las fotografías fue doloroso, pero cuando Bucky comenzó a contarle historias sobre su infancia, el estado de ánimo de Freya se aligeró por completo. Por mucho que quisiera resentirse con él por irse, Freya nunca podría odiar a Steve Rogers. Después de tanto tiempo, nunca pudo encontrar en ella el odio al hombre que le enseñó que era digna de amor. Nunca podría odiar al hombre que, después de pasar toda su vida anteponiendo las necesidades del mundo a las suyas, finalmente tomó una decisión basada únicamente en lo que él quería. Ella nunca lo odiaría por eso.
Al ver su viejo uniforme, exhibido con orgullo junto al viejo uniforme de Bucky, una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Bucky miró el uniforme que recordaba haber usado y frunció el ceño—. Esa cosa me daba picazón.
Freya se echó a reír tan abruptamente que la familia a su izquierda dio un brinco de sorpresa. Bucky sonrió cuando la escuchó reír, encogiéndose de hombros.
—¿Qué?
—Eso fue tan de la nada —dijo Freya—. Estás bromeando, ¿verdad?
—No, esos pantalones eran los peores —respondió Bucky.
Freya se mordió el labio para contener más la risa—. Dios mío, eso acaba de alegrarme el día.
—Me alegra ayudar —respondió Bucky con una pequeña reverencia.
Pasaron un poco más de tiempo deambulando por la exhibición y, cuando se fueron, Freya se sintió extrañamente animada. Mientras ella y Bucky regresaban al auto, dejó que sus dedos rozaran el collar que Steve le había regalado antes de que se fuera. En cierto modo todavía estaba con ella, y siempre lo estaría, pero ahora estaba lista para dejarlo ir.
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RADIANT | Bucky Barnes ⁵
Fanfiction― 𝒓𝒂𝒅𝒊𝒂𝒏𝒕 𝐞𝐧 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 freya daniels regresa intentando encontrarse a si misma después de perderlo todo. ( bucky barnes x fem!oc ) ( marvel ) ( libro cinco de la serie iron women ) ( historia by @somekindofstardust )