Encuentros

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No importa qué tan buena persona seas, todos somos los malos en la historia de alguien. Así que disfruta tu rol y al menos sé un villano memorable.
                         -Nicolás Maquiavelo.

Egipto:

Pequeñas pisadas harían eco en lo que parecía ser una gran cueva con muchos monumentos y dibujos raros en las paredes.

Esas pisadas eran las de un hombre que tenía una barba que lo hacía ver un poco viejo. Su cabello largo de color negro y su ropa desgastada lo harían ver muy intimidante.

Ese hombre contemplaría frente a él un gran trono de hierro teniendo varios dibujos de un sol por todos lados, además de varios símbolos inentendibles, era egipcio antiguo.

Detrás de ese trono había una estatua de piedra que parecía demasiado antigua ya que estaba con muchas grietas como si con un simple toque pudiera romperse. Esa estatua tenía una rara forma, la cara era la de un halcón que llevaba sobre su cabeza un disco con forma de un sol hecha de un bello oro, su cuerpo era humanoide y en su mano derecha sostenía un gran bastón.

Ese trono estaba hecho para el Dios del Sol.

El hombre daría una sonrisa malévola mientras que de sus manos un gran fuego saldría al igual que de sus ojos que se volverían completamente anaranjados.

Ese fuego lograría iluminar la oscuridad que había en toda la cueva haciendo que se pueda observar más detalladamente todo lo que había en ese lugar que no eran más que retratos del Dios del Sol, estatuas, reliquias y más cosas relacionadas específicamente con Ra. Incluso había un gigantesco dibujo del Rey del Sol en la pared más grande del lugar.

Todo eso le haría sacar unas sonrisa a ese hombre que era el recipiente del Dios del Sol, un cadáver viviente solo para servir como un cuerpo para que Ra pueda pisar este mundo y cumplir su más grande deseo... someter a todos y hacer que lo adoren, que lo amen. Quería sentirse más poderoso de lo ya era sometiendo a todas las personas a su poder, quería darles órdenes a todos, sentirse único, quería que todos lo reconocieran como un Dios porque nadie en el mundo sabía de la existencia de los dioses Egipcios. Quería gobernar un nuevo mundo perfecto hecha a su semejanza.

El Dios comenzaría a levitar mientras reía como un loco, todo alrededor de él se empezaba a derretir por el fuego que estaba emanando todo el cuerpo.

Voy a recuperar todo mi poder y me vengaré de ti, Khonshu.

El Dios abriría sus manos que sacaban llamas haciendo que todo el lugar se ilumine mucho más. Se encontraba detrás del gran dibujo que por coincidencias del destino se encontraba haciendo la misma pose que ahora mismo estaba haciendo el Dios del Sol.

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¿Cómo te llamas?

No tengo un nombre como tal, pero puedes llamarme Mike.

¡Genial! entonces te voy a llamar Jake.

Como quieras.

Yo me llamo Amelia Todoroki, un gusto.

¿Todoroki?

Si...... ¡Dejemos eso! ¿Y tu apellido?

No tengo.

Mente Torcida (Reiniciada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora