Por fin llegaba a su casa luego de tanto estar trabajando. Al entrar, prendió las luces de la sala y fue directo a desplomarse en el sillón. «Un día menos», inhaló hondo y exhaló para intentar relajarse, al mismo tiempo que apoyó su cabeza en el respaldo.
No tardó mucho en encontrar algo que le molestaba: el silencio en su casa no era algo que quería encontrar. «¡Genial! Gran trabajo Gustavo. Sabías que esto iba a pasar si te casabas con una mujer que solo te atrajera por su físico».
Se inclinó hacia adelante y con su mano izquierda empezó a refregarse los ojos, estuvo todo el día leyendo documentos en la oficina y tenía la vista cansada. Una vez que termino, continuo con lo que estaba pensando. «Tener una esposa trofeo tiene sus ventajas: resaltas en las reuniones, ya sea del trabajo o de la familia, impresionas a los que te rodean, te da cierto estatus y, sobre todo, pareces alguien más exitoso frente al exigente de papá», sonrió al pensar en esto y no pudo evitar darse cuenta de que le faltaba algo por importante por mencionar. «Además... el sexo es increíble».
Tan rápido como apareció su sonrisa se fue. Sabía que todas estas cosas solo servían para aparentar, salvo por la última que si era para su disfrute, aunque... «Pero eso solo fueron los primeros años. Ahora debo esperar encontrarla de buen humor para tener algo de intimidad, siempre tiene excusas para evitar eso. ¡Lo mínimo que tendrías que hacer es confortarme!», levantó su mano y con fuerza dio un golpe en el sillón por la frustración. «Trabajo como un infeliz para tener esta enorme casa, unos lindos autos, una buena vida y todos los lujos que quieras, ¿y cómo me lo agradece? ¡Ni siquiera está cuando regreso a casa, sé la pasa de fiesta con sus amigas y solo se preocupa por ella!».
Se llevó las manos a la cara y se tomó unos segundos para calmarse. «Ojalá... no hubiese desperdiciado toda mi tiempo estudiando. Si tan solo me hubiese enfocado en lo que realmente quería... tal vez... Podría haber terminado con Cristina».
Pensar en la única chica por la que había sentido algo de verdad lo alegraba un poco. Recordar todo ese tiempo que pasó a su lado lo hacía escapar de la realidad. Fue su mejor amiga por muchos años y nunca tuvo el valor de confesarse. No solo eso, tampoco le había dedicado el tiempo que quería a su relación con ella, ya que estaba muy ocupado estudiando para complacer a su padre.
Se levantó de donde estaba y se dirigió a la cocina, directo a la cava de vinos, la cual ocupaba gran parte de la pared. Sin pensarlo mucho, tomó el sacacorchos y destapó el más caro que había. «Lo tengo guardado esperando un momento especial, ¡ja! Hoy me apetece darme un gusto, de todas formas, puedo comprarme otro luego», sin perder tiempo, se llenó una copa y la bebió al instante. Esto no era suficiente, por lo que repitió el proceso. Se dio cuenta de que no necesitaba una copa, la dejó a un lado y se llevó la botella.
Se fue de la cocina, pasó por la enorme sala ,llena de cuadros y adornos de mármol, y subió las escaleras de caracol, hechas de cristal. «¡Qué casa tan linda! ¡Tanto sacrificio y tanto esfuerzo para obtenerla! ¿Y para qué?», fue directo hacia su oficina y se sentó en su silla giratoria. «¿De qué sirve tener una casa tan grande? Solo hace que me sienta solo y vacío», al darse cuenta de que se deprimía, se impulsó con sus pies para poder girar.
Ver todos los títulos colgados en la pared, junto a los estantes totalmente llenos de trofeos y menciones, no lo estaban ayudando a quitar aquel desagradable sentimiento que lo atormentaba.
Miró su mano, en la cual tenía la botella y no quiso desaprovechar la oportunidad para seguir bebiendo. Se le cruzó por la cabeza ver cuánto podía aguantar haciendo esto.
Luego de unos segundos, se detuvo al sentir que ya se había acabado el vino. Estaba algo mareado, por lo que soltó la botella en el piso, puso sus brazos sobre el escritorio y luego apoyó la cabeza sobre estos.
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31 días para pedir 1 deseo
FantasyUn ser extraño se aparece frente a ti diciendo que fue enviado para concederte casi cualquier deseo. Una de las condiciones es que deberá estar a tu lado durante 31 días. La vida de Sofia nunca fue muy afortunada: sufre bullying en la escuela, tien...