No podía seguir estando más tiempo en el baño, tenía que volver a clase, por lo que empezó a mentalizarse para aguantar lo que faltaba. Si fuese por ella se iría de inmediato, pero era algo que no iba hacer. Saco los papeles que estuvo guardando en sus bolsillos y los tiró dentro del inodoro para así dejar solo el de Ian. Ya estando lista o por lo menos lo más posible, se giró para ver a su "amigo".
Él al instante, antes de que ella lo viese directamente, miró hacia otro lado, evitándola. No quiso mostrar su cara de preocupación por lo que acababa de hacer, este "error" que había cometido lo tomó por sorpresa, por lo que tenía que prepararse para volver a su expresión habitual.
Sofía no le dio mucha importancia y se dirigió al lavado: abrió la canilla, junto sus manos para llenarlas de agua y empezó a limpiarse la cara. La preocupación por tener los ojos hinchados y algo rojos desapareció al verse en el espejo y fue cambiada por una expresión de asombro.
«Que... extraño. Estoy como si nada», al instante se dio cuenta de que esto no era normal y no tardó mucho en hacerse una idea de la razón. Busco ver a su "amigo" a través del espejo, pero no lo podía hacer, por lo que se giró para mirarlo de manera directa. «Gracias...», le dijo con una pequeña sonrisa forzada.
Él solo cerró los ojos y sonrió de manera amable.
Sin decirle nada más, Sofía empezó a ir hacia su aula. En otro momento lo hubiese llenado de preguntar al descubrir que no aparecía en los espejos, no lo había notado hasta el día de hoy. Y a decir verdad, por un instante cruzó por su mente la idea de hablar sobre vampiros o ese tipo de criaturas, pero no tardó mucho en perder todo el interés en eso, ya que no estaba de humor.
Al entrar en el aula, fue directo a su lugar y durante toda la clase solo tuvo una cosa en mente: "aguantar". Las pocas veces que cruzo miradas con la profesora forzó su típica sonrisa, tenía que aparentar que todo estaba bien, debía aguantar. No importaba que la clase se le hiciera eterna, que no soportara estar ahí, que quisiera salir corriendo e ir a su casa, debía aguantar. Incluso ella lo sabía... esto era una de las pocas cosas en la que se creía buena: aguantando.
Una vez que la clase terminó, sin siquiera dudarlo, salió lo más rápido que pudo. Por fin podía ir a su casa, solo le faltaba pasar a buscar a su hermano. En medio del recorrido no pudo evitar que una que otra lágrima le cayera por más que intentase no darle importancia. De todas formas, en el momento que vio a su hermano, como siempre lo recibió con una gran sonrisa. El camino a su hogar fue en silencio, pero no era incómodo ya que por lo general, Faustino no hablaba mucho.
Ya casi llegaban a su departamento cuando comenzaron a notar algo extraño. En la calle había muchos autos estaciones, prácticamente no había más espacio. De la misma forma, la entrada del edificio estaba llena de gente parada alrededor. Todos vestidos casi de igual forma, algunos con trajes, pero lo principal era que la mayoría estaba de color negro.
Al pasar al lado de ellos, los saludaron por respeto, pero se notaba su expresión de tristeza. No tuvieron que esperar el ascensor, ya que una mujer junto a un hombre, que aparentaba tener entre unos treinta y cinco y cuarenta años, lo habían pedido antes y llegaron en el momento que la puerta se abrió, por lo que subieron todos juntos.
En medio del silencio, un pequeño sonido llamó su atención. La mujer trataba de no llorar, pero al verla de reojo se podía apreciar que tenía los ojos vidriosos. Los hermanos no pudieron evitar sentirse incómodos y un poco más cuando el hombre que acompañaba a la mujer la rodeó con uno de sus brazos y trató de darle consuelo.
En el momento que la puerta del ascensor se abrió, había otra mujer esperando afuera. De inmediato la chica de adentro hizo a un lado a su pareja y fue a abrazarla. Por su parte, el hombre, salió de manera tranquila mirando con tristeza la escena. La puerta comenzó a cerrarse y lo único que pudieron escuchar entre los sollozos de la mujer fue: "Lo siento mucho por tu perdida, Susy. Todos lo queríamos mucho".
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31 días para pedir 1 deseo
FantasyUn ser extraño se aparece frente a ti diciendo que fue enviado para concederte casi cualquier deseo. Una de las condiciones es que deberá estar a tu lado durante 31 días. La vida de Sofia nunca fue muy afortunada: sufre bullying en la escuela, tien...