Capítulo 21: Sentimientos

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En lo que iba de la clase no podía concentrarme, trataba de no darle mucha importancia, ya que esto era algo normal, por lo general la primera hora del colegio servía para empezar a despertarse. O por lo menos era lo que se decía a sí mismo para convencerse.

No podía quitarse de la mente a alguien... específicamente, a Sofía. Desde el lunes que cuando la escucho hablar sobre su "proyecto", es que no había dejado de darles vuelta al tema, le pareció bastante interesante. Hasta el punto de que quería hablar con ella al terminar la clase, pero se fue tan rápido que no le dio tiempo.

«Bueno... ella siempre suele irse de esa forma cuando suena la campana», pensó Ian mientras escribía en su cuaderno lo que ponía en la pizarra el profesor. «Me quedé con ganas de que leyera más papeles... Espero que no le haya pasado nada, hace unos días que no viene».

Estaba un poco preocupado, no veía a Sofía desde ese lunes. El martes, espero con ansias que llegara para saber más sobre lo que estaba haciendo, tenía ganas de hacerle algunas preguntas y de charlar con ella de cómo le fue con la idea que propuso... Lamentablemente, ella faltó. Y aunque no le dio tanta importancia, porque era común faltar una que otra vez, hoy tampoco vino. Lo que hacía que se sintiese "preocupado", era jueves y eso significaba que era el tercer día consecutivo que no venía.

«Incluso fuera de la escuela sigo... pensando en Sofía», al instante movió la cabeza para negarlo. «No, mejor dicho, en lo que ella dijo... lo que hablo», una leve sonrisa se le escapó. «Si, eso es en realidad... a decir verdad, nunca le había dado importancia a ese tema, pero es porque lo evitaba», su sonrisa desapareció y dejó escapar un suspiro. Luego, miró de manera disimulada a sus compañeros. «Este es mi último año en la escuela, ya no puedo seguir esquivando esto... Va siendo hora de que piense en que quiero hacer y cómo voy a seguir..., aunque en realidad no tengo idea».

Después de un tiempo, la clase terminó. Ian seguía distraído, por lo que no vio cuando Fátima se acercó.

—¡Ey! —Llamó su atención al pararse delante de él—. ¿Qué te sucede que suspiraste tanto durante la clase? —preguntó de manera animada la adolescente de ojos verdes y rizos.

—Ah, emm... nada en particular —respondió con inseguridad.

—Hmmm, ¿acaso... estabas pensando en chicas? —Lo miró de manera pícara—. ¿O en mí? —agregó de manera burlona.

Ian giró su cabeza hacía un lado, evitando cruzarse con los ojos de ella, sin dejar de sonreír de forma nerviosa. La mirada de Fátima era muy intensa, no cualquiera podía resistirla sin caer en sus encantos. Y como no, era algo que ella usaba a su favor.

—¡Lo sabía! —exclamó orgullosa—. Sabes... no me gustaría ser la causante de que te distraigas y te atrases en las clases, aunque lo entiendo... —Lo miró de manera coqueta—, pero trata de disimularlo, ¿si?

—A todo esto... ¿Cómo sabes que estuve suspirando tanto? —Le devolvió la mirada—. ¿No será que estuviste toda la clase viéndome?

—¡Ah...! ¡No! —contestó al instante—. Es que... te sientas adelante y estás en la misma dirección del profesor, es por eso...

—Hmmm, ¿en serio es solo eso?

—No me cambies el tema, ¿dime qué estabas pensando? —preguntó para escapar del tema.

—Tendrás que quedarte con la duda, porque no te lo diré.

—Oohh, anda...

Él negó con la cabeza.

—Si no me dices... no te compartiré del chocolate que voy a comprar.

—Sabes que no soy muy fan de las golosinas dulces.

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