—Hablabas tanto hace un momento y ¿ahora te quedas sin decir nada? —comentó él para no seguir en silencio.
Sofía no tenía palabras, todo era muy confuso. Un hombre se le apareció autoproclamándose como un "ángel", no solo eso, sino que, le demostró un par de sus poderes. Eso ya era mucho para pensar y ahora le decía que iba a concederle un deseo.
«¿Es esto real?», fue lo primero que se le vino a la mente de ella.
—Sí, Sofía. Tal como te dije, voy a concederte un deseo.
—Deja de leer mi mente, es molesto... no me dejas pensar —se quejó, frunciendo el ceño.
—Lo siento, lo siento. Ya no es necesario, a partir de ahora siéntete libre de pensar lo que quieras.
—¿De verdad?
—Sí
—¿Muy de verdad?
—Ajam.
«¿De verdad?», pensó Sofía mientras lo miraba para ver si reaccionaba de alguna forma. Los dos se quedaron en silencio por un momento.
—Si estás pensando algo esperando a que responda, es inútil. No estoy leyendo tu mente —dijo él manteniendo una sonrisa burlona.
—Podrías hacer como que no lees mi mente para que así baje la guardia y piense lo que realmente quiero pensar.
—¿Eh? —Puso una cara de confusión—. ¿Para qué haría eso?
—No lo sé, ¿por qué no lo harías?
—Un ser con poderes se aparece frente tuyo diciéndote que puede cumplirte un deseo, ¿y es así como reaccionas?
Sofía apartó la mirada y luego de unos segundos llevó sus dos manos a su cara, se sentía como una tonta.
—Tienes razón, lo siento. —Trató de disculparse, luego, se dio un pequeño golpe en la cara con sus manos para concentrarse —. ¡Ahora sí! —exclamó con seguridad.
El "ángel" sonrió y se quedó en silencio esperando a ver que iba hacer Sofía.
—¿Puedo desear lo qué quiera? —preguntó ella con curiosidad.
—Salvo algunas excepciones, pero podrás desear casi cualquier cosa.
—¿Casi?
—Casi.
—¿Y cuáles son las cosas qué no puedo desear?
—Bueno, hay un par de reglas. Déjame que te las cuente, por favor escucha en silencio hasta que termine.
Ella asintió con la cabeza e hizo su mejor esfuerzo para no interrumpirlo. Le era difícil, ya que mientras escuchaba, se le ocurrían diferentes preguntas. No le gustaba quedarse con ellas, siempre que se quedaba en silencio venían muchas preguntas a su mente y si no las sacaba de su cabeza, después se le olvidaría una que otra.
—¿Entendiste? —preguntó él, dando a entender que ya había terminado.
Sofía sonrió, ya no debía aguantar más por lo que empezó a descargarse.
—¿Por qué debo esperar treinta y un días? ¿No sería más fácil hacerlo ahora?
—Para darte tiempo a que pienses —respondió al instante, cruzándose de brazos—. Puede que creas que es fácil, pero los humanos son avariciosos y les cuesta resumir todo lo que quieren a un simple deseo.
—¿Con un día no sería suficiente?
—No.
—¿Ya lo intentaste?
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31 días para pedir 1 deseo
FantasíaUn ser extraño se aparece frente a ti diciendo que fue enviado para concederte casi cualquier deseo. Una de las condiciones es que deberá estar a tu lado durante 31 días. La vida de Sofia nunca fue muy afortunada: sufre bullying en la escuela, tien...