Takeomi Akashi

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A Takeomi le gustaba desde que entró a la escuela una chica, un poco alta, su cabello le bajaba a la mitad de la espalda, nunca se quitaba los lentes y era muy reconocida por ser muy inteligente.

Nunca le habló por el hecho que para él, ella era inalcanzable, ella no se merecía un perro como él.

A pesar de que ella también se sentía atraída a él, cosa que no le contó a nadie.

Pero la perseguía, se esforzaba por pasar años, cambiarse de salón, vivir cerca de ella y hasta ingresar a la misma carrera que ella. Todo con tal de no perderla.






Se sentó en las escaleras de las tribunas que habían en las canchas de la universidad, ese día sólo tenía clases a las 8:00AM a 10:00AM y la otra a las 4:00PM, podría irse a casa, pero la verdad no quería. 

Se debería sentar en su escritorio a terminar unos trabajos, leer y arreglar sus cosas ya que su cuarto era un desastre.

La pereza la estaba dominando estos días, por lo que se quedaría todo el día allí, mirando a los que entrenaban deportes, pasándose por los pasillos, mirando a chicas y chicos lindos pasar o quedarse dormida sobre esas mismas escaleras.

Una mini sonrisa con la boca cerrada se notó en su rostro cuando vio salir a los chicos del equipo de fútbol entrenar, el pelinegro llevaba su largo cabello recogido en una moña alta, el uniforme le lucía demasiado. Este inmediatamente se dio cuenta de las miradas de la de gafas, sonrojándose y mirando hacia otro lado, luego de un rato comenzó el entrenamiento.

____ miraba atenta, no le gustaba de a mucho el fútbol, pero siempre que Takeomi estuviera le parecía lo mejor del mundo.

Lo mejor es cuando termina el entrenamiento o un partido y queda todo sudado.

Justo como estaba pasando, con una toalla alrededor de sus hombros para secar las gotas de sudor que caían de su ahora suelto cabello, cada que pasaba tragos su manzana de adán se movía, era demasiado atractivo, aún así lo disimulaba bien.

Benkei la vio y le saludo con la mano, ella le devolvió el saludo al gigantón, se dio cuenta como ese mismo le daba unos codazos al peliblanco y enseguida se giró para saludarla también, hizo lo mismo. El mayor de los Akashi los estaba mirando atentos, sintió celos y chasqueó la lengua molesto.

- ¿Y si vas con ella?- Habló el pelinegro con voz calmada, tomando de paso un trago de agua.-

- No.-

- Si sigues con eso de que no la mereces, nunca lo vas a saber de verdad.- Lo tomo de los hombros y lo empujó.- Anda allá arriba y le hablas, como si no me hubiera dado cuenta esas miradas que se dan.-

Tokyo Revengers +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora