BONTEN TIMELINE / ESPECIAL 100K

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Caíste en las garras de Bonten desde ese día que te los encontraste de puritica casualidad, te dedicabas a investigar a fondo sobre ellos y publicar tal información, parecía que no le tenías miedo a nada haciendo eso

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Caíste en las garras de Bonten desde ese día que te los encontraste de puritica casualidad, te dedicabas a investigar a fondo sobre ellos y publicar tal información, parecía que no le tenías miedo a nada haciendo eso. Ellos, al saber lo que hacías, decidieron secuestrarte para hacerte sufrir un poco.

Al final, terminaste trabajando para ellos hakeando sistemas y vigilando como iban las cosas en algunas de sus oficinas. En el principio todo era horrible, pero con el tiempo te acostumbraste a los malos tratos, abusos, ver o oír gente muriendo, no tener libertad alguna y si la tienes, con un buen par de guardaespaldas.

Aprendiste a relacionarte "¿bien?" con algunos de los ejecutivos de la organización. El que más era tratado por tu parte era Kakucho, te parecía uno de los más cuerdos junto con Mochi y Takeomi a comparación con Sanzu o los hermanos Haitani.

Te dieron un apartamento, allí la habitabas una parte del tiempo en tu soledad, pendiente del Pc y el celular, en otros momentos en sus edificios y por último en la mansión de Bonten, donde se realizaban reuniones más privadas entre los jefes.

En estos momentos acababa de terminar una, con los vellos de punta pues la presencia de Mikey te intimida más que ninguna y al hablarle hasta te trataste de trabar. Estás sentada en uno de los negros y brillantes sillones de cuero de la sala principal, parecía que ya no había nadie, pero sabías que te equivocabas al sentir el lado tuyo hundirse un poco.

El pelinegro tomó dos vasos, colocándoles unos hielos y sirviendo la bebida, extendiéndote uno a ti, aceptaste con una mínima sonrisa.

Fue inevitable no fijarte en el tatuaje que tenía en su pecho y se podía ver perfectamente por la camisa desabotonada, esa misma carta de hanafunda que llevabas pintada en tu espalda.

Se encontraban en un cómodo silencio y él decidió romperlo. Hablándote sobre la reunión, una conversación demasiado fluida, con cada palabra que daban, el alcohol también aumentaba, subiéndose a sus cabezas, no mucho, pero lo suficiente para andar hablando babosadas.

Su mano se posó en tu muslo, apretándolo un poco, sin dejar de mirarte a los ojos con una mueca de risa, no te molestaba para nada, antes, deseabas que ese toque fuera mucho más intenso, se lo querías decir y no lo harías cuerda, pero en estos momentos no lo estabas de a mucho.

- ¿Me puedes tocar un poco más?

- ¿Ah? - quitó su mano de tu muslo, este quedó con el dibujo de su mano en un tono rojo. - ¿que dijiste?

- Eso Kaku, quiero que me toques. - pasaste tu dedo por su mentón, él hizo lo mismo pero recorriéndole y subiendo a tus labios para presionarlos un poco, abriste un poco la boca por instinto.

- Nunca pensé escuchar eso de ti, pequeña. - lo hundió entre tu boca, lo mordiste levemente. - Puede que lo haga.

Pasabas la lengua por su largo y fino dedo, dejando que tocara tus piernas, empujó un poco más para ir un poco más profundo en tu garganta, sus labios esbozaron una sonrisa, la tensión de ambos en esos momentos y el saber que cualquiera podría pasar y verlos te ponía caliente, apretando y frotando tus piernas para satisfacerte.

Tokyo Revengers +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora