uno

6.5K 710 114
                                    

Kim TaeHyung cumplía casi tres años y medio de casado, tras un noviazgo de dos años un poco caóticos en los que no duraban mucho más de dos meses sin romper para a los días regresar tras hacerse un millón de promesas nuevas y reforzar las antiguas jamás cumplidas. Y su matrimonio tenía la misma dinámica aterradora de su espantoso noviazgo, solo que con tantas peleas diarias lo llegaron a asimilar a una rutina y a su vida como pareja casada, accedieron a llevar ese tipo de discusiones como algo normal.

TaeHyung sabía que su esposo lo engañaba y no era de ocultar que él quería hacer lo mismo con cada maldito Alfa que le coqueteaba en la calle. Estaba seguro de que era un Omega con muchísimo potencial, no solo por su hermoso cuerpo y sus facciones, dignas de admirar al detalle con ilusión, TaeHyung se consideraba una persona muy servicial y amorosa, bastante amable y algo graciosa. Pero algo dentro de sí le impedía traicionar a la persona que ama.

Es consciente de las peleas que lo dejan con un golpe o dos, sabe que no llega a amarlo de una forma especial y mágica puesto que nunca parece dispuesto a hacerle una caricia con amor, jamás le da detalles lindos o de bonito significado sentimental y no busca en él una sonrisa por las mañanas.

Sin embargo sigue allí, atado a una relación en la que su corazón no quiere seguir. Únicamente porque cree que le ama.

—Tienes veintisiete años, TaeHyung. ¿Vas a estar toda tu vida con ese bastardo? —JiMin tenía sus luceritos iluminados por las lágrimas, sus labios pomposos temblaban con cada palabra— En cuánto embarace a algún Omega, te pedirá el divorcio y se irá de tu vida y, aunque es lo que quiero que pase, sé que no lo vas a aceptar de buena manera...

TaeHyung no era capaz de alzar la mirada, sus deditos jugaban con la tela gruesa de su jersey y mantenía un semblante calmado mientras escuchaba a su amigo. JiMin limpiaba su pómulo derecho con cuidado, pasando un algodón con alcohol con suaves toquecitos.

—No hace nada bueno en tu vida como para seguir en esa relación.

—No todos tenemos a alguien como YoonGi, JiMin.

—¿Necesitas un Alfa para ser feliz? —Preguntó harto, soltó el algodón y con fuerza limpió sus propias lágrimas— Ese maldito no ha hecho más que arruinarte, no te hace feliz de ninguna manera e ignora todos tus esfuerzos por mantener su matrimonio. Ni siquiera disfrutas del sexo, no te ama ni para meterte la polla con gracia.

—JiMin. —YoonGi lo llamó desde la puerta de la cocina, una mueca seria y algo decepcionada se plantaba en el Alfa— Ha venido a que le ayudes con eso, no a que le eches la bronca.

El Omega bajito intentó sonreírle a su pareja e incluso quiso hacer un comentario que aliviase el ambiente pesado que se había instalado en su casa desde que TaeHyung llegó con un moretón en la mejilla, con su móvil destrozado y los ojos rojos de tanto llorar.

—TaeHyung se crió conmigo, es como mi hermano, ¿si? Ver cómo un maldito Alfa lo maltrata es como si me estuviesen pegando a mi también, ver a mi hermano con heridas en su rostro es como si yo las tuviera tatuadas, escucharle llorar es una maldita tortura pero él parece no notarlo...

Dio por acabada la conversación con su novio y con TaeHyung, dejó tirado el botiquín en la mesa y con un pesar en el pecho los dejó solos, sus pasos resonaron con rudeza en los oídos de TaeHyung quien presionó sus ojos con fuerza. Tuvieron que pasar un par de segundos para que la puerta de la habitación se cerrase de un portazo.

Debería estar acostumbrado a esa situación porque pasaba muchas veces al mes, tantas que ya se sabía de memoria los movimientos de JiMin a la hora de tomar el botiquín, sus muecas decepcionadas y sus palabras hechas un disco rayado, la forma en la que le ve con tanta pena y lástima, su manera poco sutil de describirle su matrimonio.

careful, sweetheart | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora