ocho

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Las cortinas del local se abrieron bajo la suave y fría luz del sol por la mañana, todo se iluminó con rastros opacos de amarillo y carmín y el olor de los bizcochos fue avanzando por cada metro cuadrado. Abrir la cafetería los domingos fue una petición caprichosa y ambiciosa hecha por TaeHyung después de trabajar unos cuantos meses para SeokJin, comentó entre murmullos que también podrían atender unas cuantas horas el último día de la semana para aquellos que acuden a sus trabajos aún si es fin de semana.

Además, nunca tenía planes para esos dos dias así que no le suponía un problema ser él el único trabajando. Y entendió que SeokJin se negara la primera vez porque entre sus brazos resguardaba recelosamente a un cachorrito de blanca tez suave que lloraba por atención y no podía permitirse trabajar también los domingos.

Fueron un par de días los que TaeHyung rogó al mayor y tras muchas súplicas y promesas, SeokJin le dio permiso aunque una de las condiciones obligaba a TaeHyung a aprender a hacer algunos postres, utilizaba el domingo para descansar pero también para adelantar trabajo para el lunes así que, si abrían los domingos, de alguna manera tenía que tener productos disponibles para vender.

—Te ha quedado bien y has conseguido perfeccionar la crema... —Comentó rasgándose un ojo con la manga de su chaqueta, bastante somnoliento como para rebuscar una forma más dura para corregirlo, era la costumbre que tenía para que TaeHyung aprendiera, pero ese día no contaba con las energías suficientes— Pero está muy ácido...

TaeHyung hizo una mueca.

—Sabe a pus... —JungKook se mofó masticando exageradamente el trozo de tarta de limón que TaeHyung había estado practicando un mes entero para conseguir una copia que igualara el sabor hipnotizante que portaba el que hacía Jin.

TaeHyung le dirigió una mirada tristona.

—A mi me gusta, a comparación del primero, este se acerca bastante al sabor original. —JiMin sonrió enternecido por el semblante de su amigo y no quiso girarse a regañar a JungKook porque estaban a primera hora de la mañana con el frío carcomiendo cada centímetro de sus cuerpos.

Levantó la esperanza una vez más.

—Prefiero las mandarinas... —YoonGi se estiró con pereza atrapando a JiMin en un abrazo, no se le daba bien madrugar pero desde que conoció al pequeño cachorrito de SeokJin, deseaba verle siempre que pudiera— Tengamos uno de esos.

Señaló a SeokJin que, leñoso y cansado, les dedicó una sonrisa escurridiza casi por inercia, la costumbre de sonreírle a todos aquellos que se fijaban en el bebito pequeño que cargaba con orgullo. Realmente no le recomendaba a nadie tener hijos. Aunque bueno, estaba seguro de su decisión cuando se enteró de su embarazo, había llevado muy bien todos los meses de gestación y con ansias estaba a la espera de su llegada. Pero ser padre soltero no estaba siendo algo agradable.

—Ya tenemos a TaeHyung. —Objetó alzándose de hombros mientras que el aludido cortaba un trozo más para JungKook— Aunque ya nos lo están robando... —Achicó sus ojitos pequeños y juiciosos en dirección al Alfa que feliz aceptaba la nueva porción gratis.

—Solo llevan un par de meses casados por lo civil, ¿piensan ya en bebés? —SeokJin se acercó a ellos un poco.

Llevaba al pequeño MinSung de cinco tiernos meses envuelto en una manta gruesa, le sostenía en el brazo derecho y de vez en cuando le arrullaba y dejaba besitos pequeñitos para no interrumpir sus sueños aunque el mismo cachorro llorase en las madrugadas como si nunca en su vida hubiese comido. La primera vez que le trajo a la cafetería y conoció a JiMin, el  menor se echó a llorar a mares viendo los cachetes carmines y suaves del cachorro, aunque el primer sollozo se escuchó cuando vio sus enormes ojitos azabaches y brillantes expectantes, era un bebé hermoso y de carácter tranquilo a lo largo del día pero según su padre, por las noches no estaba tan calladito.

—Llevamos muchos años de novios, tenemos un croquis completo de nuestro futuro. —Dijo YoonGi alzando con ilusión a MinSung cuando llegó a sus brazos— Definitivamente quiero tener cachorros con JiMin...

El mismo yacía algo distraído con las nuevas muestras de galletas que TaeHyung había preparado la tarde anterior en las cocinas de la cafetería, el cocinero le observaba a él y a JungKook con mucha atención para captar las primeras expresiones e impresiones de sus amigos más cercanos al probar sus postres.

SeokJin mientras tanto estiró sus brazos por delante del Alfa al tiempo que le dedicaba una mirada que se desvió hacia JiMin un segundo después, imaginando lo que sería de ellos con un bebé así de pequeñito y llorón. Por un momento su corazón le recordó que estaba enamorado de alguien tanto como YoonGi lo está de JiMin, esa clase de sentimiento que le impulsa a dibujar una familia que se complementa a la perfección con mucho amor. Él también pensó en esa familia, la dibujó, hizo muchos detalles precisos y fue dando los acabados un par de meses antes de que el retrato comenzara a deteriorarse por el revés de la hoja sin ser consciente. Cuando la noticia del cachorro les dio una oportunidad de reparar lo dañado, entendió que no podría arreglar algo en donde ya no se sentía seguro.

—Cuida mucho a JiMin... —Murmuró y YoonGi asintió con un puchero viendo al pequeño bebé quieto entre sus brazos.

Era pequeñito para sus meses, de escasas pestañas y cabello en general, de carnositos labios y de ojos pequeños y profundamente negros. Nadie había preguntado por el paradero o la existencia del otro padre, y era fácil deducir que no se debía sacar el tema. TaeHyung

—Hyung... —Llamó suavemente— Llevamos un par de meses siendo amigos, nos vemos prácticamente todos los días y estoy seguro de que será así por muchos años... MinSung cuenta con una familia desde antes de nacer, nos tiene a todos nosotros y, además, tiene un padre maravilloso. —Sus palabras paralizaron al Omega y, excusándose en las hormonas, dio respuesta en las lágrimas.

Era muy cierto, SeokJin estuvo con ellos unos meses antes de dar a luz y la amistad que fue floreciendo poco a poco daba como resultado momentos muy bonitos y conmemorables, no recuerda cuándo fue la última vez que se sintió rodeado de gente que le quería, casi juraba que nunca lo había vivido. YoonGi podría resultar una persona muy seria para el resto, él mismo lo aceptaba algunas veces pero realmente es una faceta que no coincide en cómo es cuando está en la cafetería.

TaeHyung es el único trabajador pero por alguna razón siempre tiene a JungKook haciendo cafés y reponiendo las vitrinas, algún día suelto se ve a JiMin atender mesas y en una ocasión YoonGi hizo de repartidor a domicilio para llevarle a un abuelo su porción de tarta de limón de los viernes. SeokJin no esperaba contratar a alguien que estuviese rodeado de todos ellos.

—Hyung, ¿me pagas unas horas por cuidar a MinSung? —JungKook le preguntó desde detrás de la barra junto a TaeHyung— Seré el mejor niñero del vecindario, le sacaré a pasear, le llevaré a comer...

—Es un humano, no un perro.

—A los niños les tiene que dar el sol.

—Es un bebé de seis meses, ¿esperas que se tumbe en un parque a recibir el sol? ¿Para qué?

—JungKook quiere ser biólogo, supongo que espera que haga la fotosíntesis...

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careful, sweetheart | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora