quince

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El departamento se hallaba en el último piso de un edificio medianamente antiguo escondido entre muchas estructuras modernas, la mayor parte de luz natural se colaba por el enorme tragaluz ubicado en el salón del ático, proporcionando esa claridad cálida por las mañanas y dando ese suspiro fresco con la luz de la luna por las noches.

TaeHyung había ido decorando ese pequeño espacio como tantas veces deseó en el pasado, con muchas plantas invadiendo cada superficie y demasiados recuerdos reproducidos en objetos. Los muebles nuevos eran fácilmente reconocibles ya que tuvo que valerse de su ingenio y creatividad para combinar el antiguo mobiliario con su propia esencia.

Era un espacio único donde todo se juntaba y que él tuvo que separar con biombos y algún armario, a excepción de su habitación, que se encontraba subiendo unas escaleras. No había rematado los detalles, apenas llevaba dos meses viviendo solo.

Sentado en el borde de la cama, con la luz del atardecer cayendo suavemente sobre el tragaluz, TaeHyung hizo resbalar su camisón hasta dejarlo en los pies de la cama. La prenda le estaba haciendo arder por dentro, cualquier cosa que se posase sobre su piel en ese momento le molestaba e inquietaba. Sobretodo la mirada del Alfa a un par de metros.

Su celo habría llegado en su fecha normal, y para ello faltaban tres o cuatro días, si tan solo su Omega no se hubiese puesto ansioso tras recibir una respuesta positiva de parte de JungKook.

Desde que se presentó como Omega, TaeHyung podía jurar que su ciclo de celo siempre había sido las mismas fechas, cada tres meses sin variar mucho, era continuo y durante tres días estaría en ese estado en embriaguez por el calor de sexo.

Y JungKook parecía entenderlo con total seguridad.

En cuanto vio la piel morena relucir sobre el colchón, JungKook entendió que tenía el permiso de poder tocar y marcar.

No le hizo esperar demasiado, se acercó a él sin intenciones de desvestirse aún, fue directo a sus labios.

TaeHyung rodeó su cuello con ambos brazos y le atrajo suavemente, fundiéndose en el sabor dulce que emanaban los labios finos del Alfa, enseñándole despacio la manera correcta de besarle. La inexperiencia del Alfa no hizo que la cosa fuese difícil de llevar, de hecho le sorprendió que supiese casi un instante después cómo mandar en el beso.

Y aquello le encantó.

Sus nervios no habían hecho acto de presencia, tal vez porque su mente estaba nublada por las feromonas del pelinegro, su ciclo de calor también tenía mucho que ver en ese toqueteo ansioso de sus dedos por detrás de la nuca del Alfa, exigiéndole más rudeza.

Se acostumbró rápidamente al movimiento de sus labios y cuando quiso separarse solo un poco, los dientes del Alfa apresaron su labio inferior, tirando suavemente de él hasta sacarle un jadeo divertido.

—¿Sabes que te tienes que quitar la ropa, cierto? —Dijo cuando le tuvo un poco lejos, jugueteando con él sin dejar que volviese a besarle.

Los ojuelos negros del Alfa brillaron ante él, su rostro siempre tenía esas facciones tiernas y suaves que le hacían lucir como un chico joven e inocente, pero ahora era totalmente diferente. Su mirada se alteró lo suficiente como para endurecer el resto de sus rasgos físicos, parecía una persona distinta.

—Es tu celo, Hyung. —Le recordó y sus manos estrecharon su cintura para alzarlo, no tuvo tiempo de decir algo cuando JungKook lo colocó en el centro de la cama— Mi único objetivo es complacerte... —Hubo un corto silencio, el Alfa observaba sin reparo el cuerpo desnudo expuesto— ¿Me dirás de qué manera debo hacerlo, o simplemente puedo hacerte lo que yo quiera?

Y nada de aquel bonito Alfa había quedado en ese nuevo JungKook, quien fue directamente a lamer y chupar los senos hinchados del Omega en celo. TaeHyung permanece quieto en un primer instante, siente como una ola ardiente se desplaza por cada trozo de piel tocada por el Alfa logra hacerle sentir levemente nervioso y ansioso, no es una zona erógena para él. Realmente espera que las próximas acciones de JungKook sean lo suficientemente profundas como para que sienta placer.

Espera con paciencia, no le agrada demasiado verle acariciar sus senos con esa parsimonia que normalmente le caracteriza, tal vez podía explicarle que él es verdaderamente estoico durante sus ciclos de celo, que no es un Omega con una sensibilidad descomunal, pero JungKook le ve desde abajo y es esa mirada cálida la que le hace suspirar. Por primera vez es capaz de apreciar cómo sus pezones se endurecen entre los dedos de JungKook. Afloja el agarre solo un poquito, bajando el agarre por la parte inferior de su pecho, alzándolo solo un segundo después.

No es doloroso pero TaeHyung tiembla en su sitio.

Le ve abrir la boca y acercarse peligrosamente al pezón, involuntariamente muerde su labio mientras ve sus colmillos asomar. Una extraña sensación comenzó a bramar de su vientre. Tal vez sus senos no eran una zona placentera en el pasado, pero entre las manos del joven alfa, aquello era totalmente diferente.

JungKook atrapó entre sus belfos la puntita rosada de su pecho, sorprendiendo al castañito que en un gesto abrupto quiso alejarlo de inmediato, sin embargo no pudo, en cuestión de un segundo los gemidos le ganaron. Uno tras otro, suaves gemidos brotaron de su garganta.

Las manos del pelinegro abandonaron la calidez de sus pechos, fue acariciando con un poco de fuerza toda su piel, ejerciendo un poco más de presión al pasar por su estrecha cintura. Descendió hasta sus caderas y escondió su rostro entre sus senos algo rojizos y llenos de marcas de sus mordidas, salpicados por su saliva y con los pezones adormilados.

Una vez más, TaeHyung quiso avisarle que tampoco lograría gran cosa si trataba de estimularle con sus dedos, que ni él mismo conseguía llegar al orgasmo al masturbarse de esa manera, entonces se dio cuenta de su error antes de mediar cualquier palabra. Un juguetón movimiento que comenzó como cualquier otro dio paso a un dígito completo en su interior.

De primeras, ocurrió casi igual que con sus pechos, aquello no generó placer ni ninguna reacción en TaeHyung, solo que esta vez aguardó con ansias pues esperaba que JungKook supiese lo que hacía con su cuerpo. Y no lo defraudó.

El vaivén de un solo dedo no duró demasiado tiempo y añadir dos dígitos más no fue suficiente, aunque el movimiento serpenteante de los tres en su interior sí le sirvió, TaeHyung comenzó a impacientarse.

—JungKook... —Le llamó— Necesito más...

Obtuvo su mirada de nuevo, solo que en esta ocasión, le vio arrecostarse en su pecho. JungKook detuvo las estocadas y con suma lentitud se fue clavando un poco más entre las paredes húmedas y calientes, sonrió con cierta timidez y se avergonzó por verle tanto tiempo a los ojos, como si no tuviera sus dedos incrustados en su trasero.

—Debo prepararte. —Se limitó a decir, extrajo sus dígitos ahora chorreantes por el lubricante del Omega.

El castaño guardó silencio, no quería preguntar algo que luego fuera vergonzoso por la respuesta aunque sí le causaba curiosidad saber con exactitud para qué JungKook le estaba preparando realmente.

Le permitió alejarse bajo la promesa de que volvería desvestido, no obstante, TaeHyung no dejó de mirarlo mientras lo hacía. Mordió el interior de su mejilla y se acomodó en el colchón, sosteniéndose en sus codos y alzando las rodillas con sus piernas abiertas hacia el pelinegro.

Su pene descansaba en su vientre, adormilado y sin indicios de una próxima erección, algo totalmente normal en un Omega como TaeHyung, quien no se excitaba con tanta facilidad. O bueno, eso creía.

Hasta que vio el tamaño de JungKook.

careful, sweetheart | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora