nueve

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No tenía muchos amigos a los que acudir cuando las cosas se desmoronaban a sus costados y él se quedaba hundido entre los escombros, aún así pensó que podría conseguir algo de pena si acudía a la cafetería por la tarde, estuvo la mayor parte del día encerrado en su habitación y entre sus sábanas se permitió llorar. JungKook no solía caer de esa forma tantas veces, se decía a sí mismo que, al no tener a nadie, sería un suicidio permitirse tener tantos bajones emocionales, aunque éstos fuesen impredecibles.

Pero su impresión al pasar por la puerta de cristal tras escuchar el tintineo de la campanilla fue totalmente diferente a lo que realmente se esperaba. Había trabajado allí un par de semanas y estuvo bajo la vigilancia estricta de SeokJin los primeros días y, aunque le cogió un cariño bonito al final, podía jurar que en sus pesadillas aún rondaban susurros del Omega diciéndole con voz ronca "si vuelves a comerte otra porción de tarta de zanahoria, usaré tus dedos como ingrediente especial en la siguiente tanda..."

Es verdad, comía mucho pero para disculparse le daba críticas que lograban aflorar el enojo del otro y al mismo tiempo añadían pequeñas porciones de ego a su ya desmesurado narcisismo.

Esperaba que TaeHyung abandonara Astro Cakes unas semanas después de enfrentarse a SeokJin, pero se dio cuenta que él nunca podría trabajar de la misma manera en la que lo hacía TaeHyung.

Sus luceros miel permanecían distraídos puestos en otros mientras que sus labios carmines se mantenían en una sonrisa amplia, se había adueñado del delantal azul marino con las estrellas y la luna menguante al costado y no le quedaba nada mal las boinas en esos cabellos desordenados pero verdaderamente bonitos y sedosos. JungKook tuvo que aguardar un segundo de pie hasta que TaeHyung le dedicó un vistazo corto que luego transformaría su rostro en sorpresa.

—¡JungKookie! —Exclamó y por reglas del personal no pudo salir de la barra para recibirle como quería, así que se limitó a sacudir su mano tímidamente después de darse cuenta del grito que pegó para llamar su atención.

—Te pillo en hora punta, perdón. —Mencionó tras tomar asiento en los bancos altos más cercanos a la barra, ojeó un poco el local y la gente se hundía en sus propios temas así que no le prestaron tanta atención cuando entró— Me apetecía verte... —Confesó sin más.

TaeHyung tuvo que tomarse más de diez segundos para comprender totalmente sus palabras. No habían sido lanzadas sin más, su expresión somnolienta complementada por esas ojeras le daba una corta explicación al porqué no hizo ninguna publicación esos días en ninguna de sus redes sociales. Y su lado más inocente quiso encubrir los nervios cuando pensó que se trataba de algo típico entre amigos que recién se conocen, gente que empieza a acostumbrarse a la compañía del otro y que, ante la falta de contacto, empiecen a extrañarse.

Pero el sonrojo de TaeHyung informaba que estaba del otro lado de sus pensamientos, los que le daban la ilusión de estar en medio de un nuevo enamoramiento.

—A mi también... —Masculló y bajó la mirada con una sonrisa escurridiza— ¿Te preparo algo? ¿Un café? ¿Un batido?

—¿Te queda mucho trabajo? —Fue lo único que logró pronunciar tras sacudir la cabeza en modo de negación a todas sus preguntas, de hecho no quiso ni verle a los ojos al momento de preguntar.

Las últimas veces que se encontró con el castaño las cosas que se dieron fueron de lo más mágicas, pudo acercarse a él casi sin querer y la reacción que obtuvo de TaeHyung fue positiva, devolviéndole de cierta manera el acercamiento con cumplidos disfrazados de admiración y unas cuantas miradas tímidas. Normalmente ya habría puesto una separación entre ambos, no estaba acostumbrado a la compañía de un Omega y mucho menos alguien como TaeHyung, seguramente al segundo día le habría ignorado y es muy posible que tiempo después pasase completamente de él. Pero TaeHyung no encajaba con el prototipo de Omega, es decir, no intentó coquetear con él ni mucho menos mostró un interés romántico al principio, solo quería ser su amigo y fue cuestión de tiempo para conseguirlo.

Puede que ahora sus decisiones y acciones estén fuertemente enlazadas con el cansancio mental, que sus sentimientos recién descubiertos estén interviniendo también, pero no puede optar por quedarse en su casa repitiéndose una y otra vez lo mal que está y la poca ayuda que recibe. Buscar a TaeHyung fue un pensamiento fugaz que tomó mucho sentido al acercarse a la cafetería, un tonto movimiento que le dejó donde estaba ahora.

—Pasa a la cocina, SeokJin está en su casa descansando... —Informó tras el silencio que se hizo entre ambos.

No era tan cruel como para dejarle esperando en ese estado tan deplorable y hacer como si no hubiese visto su pésimo ánimo, había pasado por una situación similar un centenar de veces y entendía lo que era sentirse así de mal y querer recibir al menos un abrazo y tener a alguien que escuchase sus palabras aunque no fuesen más que quejas.

Jeon lo vio un par de segundos, suspirando dio un corto vistazo a los clientes y obedeció al castaño metiéndose en la cocina sin preguntar nada más, varios pensamientos estaban atentando malamente contra su estabilidad y deseaba algo de compañía antes de que eso pudiese pasar. HoSeok estaba igual de liado que él tras los exámenes trimestrales, esos que lejos de ser una hoja con diez preguntas se transforma en un terrible folleto de varias páginas con cuestiones duras y muy difíciles de responder subjetivamente.

—¿Qué es lo que...-

TaeHyung había entrado a la cocina solo tres minutos después, de hecho había dado dos pasos y medio en las baldosas blancas antes de ser capturado por JungKook a un costado de la puerta corrediza. Estaba sumamente aterrorizado por una reacción asustadiza de parte del mayor cuando pasó sus brazos por debajo de los suyos y lo apresó fuertemente, no pensó tanto en si era una buena idea pero se permitió suspirar aliviado cuando sintió el tímido toque de TaeHyung respondiendo a ese abrazo.

Pasados los primeros segundos ninguno dijo nada, se permitieron experimentar un poco más ese sentimiento que invadía sus pechos al tener ese contacto íntimo y cercano por primera vez, sentir que sus problemas dejaban de ser relevantes para tener un único objetivo, que era estar así un poco más de tiempo. Con sus brazos enrollando a la otra persona con cuidado y a la vez con fuerza, darse el lujo de tener esa sensación de cercanía y cariño.

Tal vez era poco tiempo el que llevaban conociéndose, o puede que se tratase de una tonta confianza, que no buscasen sentimientos genuinos y puros, pero era reconfortante estar así

—Gracias... —Musitó en un ronco susurro, sus manos impacientes por separarse y a la vez por permanecer puestas sobre el otro.

—Gracias a ti también... —Respondió y se dejó llevar, acariciando su espalda y subiendo a sus hebras azabaches— Muchas gracias por aparecer en mi vida, JungKook.

careful, sweetheart | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora