cuatro

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—¿JungKook? —Su cabeza se fue involuntariamente hacia un costado, su mente hipnotizada por los luceros marrones hizo la pregunta pero su parte cuerda y racional le estaba gritando que no tenía que ser una pregunta— Digo... —Murmuró riendo nervioso, echándose un poco hacia atrás— Me llamo JungKook...

Él le sonrió un poco, sus ojitos no terminaron por cerrarse y seguían puestos en él con interés, algunas arrugas fueron pintándose a los costados de sus ojos y un bonito rubor le pintaba las mejillas.

—Mucho gusto. —Musitó feliz ofreciéndole su mano, con duda y algo tembloroso JungKook la estrechó— Mi amigo está bien, por si te preguntabas por él. Se lamentó más por el precio de la ropa que por las quemaduras.

JungKook no soltó su mano, sus dedos se rozaron antes de llegar a sus lugares y estaba contando los segundos en los que sentía que TaeHyung podía arrancarle el alma si seguía manteniendo el contacto, así que volvió a verle a él y no a sus manos, notando que el Omega ya estaba algo incómodo.

—Perdón. —Exclamó y nervioso intentó reír, frotando ambas manos en sus muslos y parpadeando un par de veces para aclarar su mente— Perdón también por lo de tu amigo, no fue a propósito ni nada parecido, yo... —Tragó saliva con fuerza— M-Me distraje y no... —Estaba hablando con un Omega, debía dejar de tartamudear y de parecer un sujeto con problemas para socializar, y aunque lo fuera, TaeHyung no necesitaba saberlo.

—No te preocupes —Le dijo acercándose otra vez, palmeó su hombro con cuidado y relamió sus labios— Y perdónanos, no pudimos hacer nada para que no te despidieran...

TaeHyung tenía un lunar debajo de su labio inferior, uno pequeñito que formaba parte de sus otros lunares en el rostro morenito de tez nívea. Tenía otro más en su nariz y el último debajo de su ojo derecho, entonces se dio cuenta que las facciones del chico eran tan hermosas y estaban tan dañadas que las ganas de acariciarle las mejillas nacieron en el momento en el que apreció las zonas púrpuras debajo de sus ojos y parte de las comisuras de sus labios.

Ya lo había visto de esa manera la primera vez que le vio, notó que ese día había aplicado algo de maquillaje para ocultarlo y que con un semblante más feliz danzaba por las calles, tal vez había pasado por algo malo antes de mudarse al vecindario. Pero ahora ya estaba recuperado, o al menos, eso parecía.

—Oh... —JungKook suspiró entre cortas risas— Estaba esperando a que me despidieran, no podía seguir trabajando allí.

Tras la confesión TaeHyung alzó las cejas sorprendido.

—¿En serio? Pensé que trabajabas para pagar tu universidad.

—Mi trabajo está a dos cuadras de aquí, en una tienda de discos y vinilos por las tardes y los fines de semana por las mañanas —Dijo y TaeHyung dejó un poco de espacio entre ambos, interesado por lo dicho observó el reloj en su muñeca.

—¿Vinilos? —Dirigió sus ojuelos una vez más a los oscuros del Alfa y le chantajeó con un par de pestañazos suaves y un pequeño pucherito— ¿Podrías llevarme? Me encantan los vinilos pero no tengo muchos, antes no podía tenerlos... —Murmuró al final recordando con tristeza las numerosas veces que tuvo que deshacerse de sus discos por petición de su ex marido— Pero me he mudado a una casa más grande —Mintió y supo mantener la compostura ante su corto pensamiento— Así que podré comprarlos.

Y sin mucha dilación, Alfa y Omega fueron juntos por un par de calles comentando con más soltura datos triviales y poco importante sobre ellos sin llegar a indagar demasiado en sus vidas, al fin y al cabo acababan de conocerse en una calle y sus primeros encuentros fueron tan fugaces como pequeños trailers. No había mucho que hablar, JungKook se estaba quedando sin respuestas muy elaboradas y TaeHyung empezaba a tachar preguntas de sus métodos para conocer a alguien, sentía que le estaba preguntando muchas cosas.

—Es aquí... —El Alfa señaló con el mentón una puerta de cristal que encerraba un montón de estantes de madera vieja, por las vitrinas se podían ver los diferentes pasillos y las estanterías repletas de sobres de cartón con portadas coloridas que envolvían los discos.

TaeHyung rápidamente quiso entrar y explorar cada metro cuadrado con sus luceros, como si volviese a ser ese cachorro de mimado comportamiento que entraba a las tiendas a hacerse con un centenar de juguetes nuevos. Como si estuviese en los zapatos de su adolescencia y que en lugar de una tienda rústica de vinilos, aquello fuese una joyería de sobrenombre, de dónde seguramente se llevaría unos cuantos abalorios nuevos.

Pero antes de empujar la puerta y meterse en aquel mundo volteó a ver al Alfa que le seguía, tenía la misma mueca enternecida que tenían sus padres cuando estaban por complacerle un nuevo capricho, la misma expresión amorosa que tenía su ex esposo cuando entraban en tiendas de lujo. Así que frenó su próximo movimiento.

—Vendré más tarde, acabo de recordar que tengo que hacer algo antes del medio día —Balbuceó sacando a tropezones su teléfono del bolsillo, no sabía si temblaba por el uso de mentiras o por los nervios de estar experimentando aquella sensación nuevamente.

Y tal vez JungKook esté muy poco integrado con comportamientos de ese tipo, porque en cuanto TaeHyung le dijo aquello se sintió muy preocupado por haberle distraído de sus deberes.

—Muchas gracias por traerme, espero verte nuevamente. —Y con esa espectacular sonrisa se marchó en dirección contraria hasta que perdió la visibilidad de sus cabellos castaños.

[🦭🩹]

Podrían ser perfectamente las tres o cuatro de la mañana cuando TaeHyung abrió sus ojitos adormilado y con pereza se removió entre sus sábanas y tras suaves suspiros estaba acomodándose una vez más para seguir durmiendo, justo cuando cerró sus ojos escuchó con demasiada claridad los gemidos y gruñidos en la habitación siguiente a la suya.

Bien, entendía que eran una pareja y que tener esas noches fuese lo más normal para ellos, pero era incómodo para él escuchar cómo JiMin gemía a escasos metros de su habitación, estaba seguro de que el Omega de baja estatura estaba haciendo el esfuerzo de no hacer tantísimo ruido pues conocía cuán tímido y vergonzoso era para esos temas, pero desconocía si YoonGi lo hacía con intenciones de reclamarle que está en su casa y que puede hacer cualquier cosa sin remordimientos.

Así que sacó sus auriculares y a tropezones los colocó en sus oídos, sentía que el sueño le había dado la espalda y que el cansancio se había desvanecido un poco. En otra situación habría salido de la cama en busca de aire fresco para despejar la mente y estirarse un poco, pero tenía mucha pereza como para retirar si quiera los edredones de su cuerpo.

Fue a YouTube y navegando por diferentes tipos de vídeos de contenidos variados las horas se le fueron esfumando, y cuando pensó que el sueño le había dado una tregua lo suficientemente larga como para dormirse, lo vio sin querer.

Un video de un juego que desconocía con una miniatura colorida y llamativa, aunque el motivo por el cual reprodujo el vídeo no fue por lo bonito que se veía desde fuera, sino por la cara del chico que jugaba.

La voz de JungKook traspasó su corazón y su cara en un extremo de la pantalla le hizo reír con ternura, no entendía nada de lo que hacía en el videojuego y ni siquiera le interesaba saber cómo funcionaba, simplemente quería buscar y saber más del youtuber.

Jeon.97 con más de 30 millones de seguidores en su canal de YouTube y bastantes millones más de reproducciones en cada uno de sus vídeos publicados, llegó a interesarse por comentarios y descripciones de los mismos vídeos, encontrando enlaces a sus perfiles en diferentes redes sociales. Sin quererlo realmente, TaeHyung dio con su Instagram, un perfil en twitch y una cuenta de twitter, al parecer la más usada por el Alfa.

Podrían ser casi las cinco de la mañana cuando TaeHyung dejó de prestar atención a JungKook, únicamente su voz resonaba en los auriculares y era el sonido perfecto para que el Omega terminase acurrucándose en sus mantas cálidas para dormir.

Una ultima sonrisa dejó salir con el vago pensamiento de volver a encontrarse con JungKook. Tal vez lo hiciese, quien sabe.

Podría escribirle por alguna de sus redes sociales... o podría dejar que el destino juntase sus historias, TaeHyung no estaba seguro de qué hacer.

careful, sweetheart | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora