[5] 𝐋𝐚 𝐟𝐢𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐲 𝐮𝐧 𝐛𝐨𝐫𝐫𝐚𝐜𝐡𝐨 (𝑷𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆)

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Mis pies no pueden moverse, estoy parado en el centro del campo de la escuela y una enorme luz me ilumina solo a mí

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Mis pies no pueden moverse, estoy parado en el centro del campo de la escuela y una enorme luz me ilumina solo a mí.
Mi respiración se agita y mis manos sudan, quiero correr, pero no puedo. Un chico se oculta bajo la oscuridad, quiero verlo... Necesito verlo, necesito saber quién es, mi corazón grita desesperado diciendo que aquel misterioso chico es la persona que tanto anhelo descubrir, Mi acosador.

Lucho para mover siquiera un tendón de mi cuerpo pero es imposible, estoy congelado y tengo miedo, mucho miedo. Levanto la mirada y veo al chico comenzar a alejarse, ¿a dónde va?
Me aterra la sola idea de pensar que se va y que no puedo detenerlo, mis ojos se clavan en aquella silueta oscura y poco a poco se sienten húmedos, lágrimas cayendo y suspiros silenciosos, él se fue, y ni siquiera pude abrazarlo.

— ¡Patrick! —Una voz femenina se hace presente en el lugar, una voz que conozco a la perfección y al parecer es de... ¿Martha?— ¡Patrick ¿Qué mierda pasa contigo! —Grita y me siento sobre la cama de un salto, fue solo un sueño, ¿o una pesadilla?— Llegarás tarde a la escuela, levántate y vístete ahora... tienes 5 minutos.

No digo nada y la miro fijamente, mi playera está mojada de sudor, los cabellos están pegados a mi frente debido a tanta humedad y puedo sentir las gotas de agua salada bajando por mi espalda, es una vista asquerosa lo sé.

— Que asco... date un baño, rápido.

Dicho aquello mi querida hermana sale de la habitación y me deja solo.

Tengo que ir a clases de nuevo, los días cada vez se sienten más lejanos, más largos y aburridos, me pregunto si existe la posibilidad de escapar a un mundo distinto, uno donde solo exista yo, dónde no exista nadie más que yo y mis tontos pensamientos, estoy tan cansado que deseo tanto poder encontrar una razón para darle sentido a mi vida, algo o, alguien.

Sacudo mi cabeza y quito mis locos pensamientos de encima. Tengo poco tiempo para vestirme, el autobús escolar sale a las 8:00 am y el reloj marca las, ¿7:25?

— ¡Mierda, mierda, mierda! Voy súper tarde, ¡¿Por qué diablos no me despertaste más temprano Martha?! —Grito mientras arrojo las sábanas al suelo y me levanto como un rayo.

— No es mi maldito deber. ¿Qué no conoces las alarmas? ¡A-L-A-R-M-A-S! Puedes ponerlas en tu teléfono o en tu reloj de mesa, ¿te enseño como? —Dice ella con un tono burlón mientras me mira desde la puerta con los brazos cruzados.

— ¿Qué? No seas ridícula. No sé porque mi alarma no sonó hoy. —Miro con duda el reloj en mi mesa intentando descubrir la causa de aquello, pero una fuerte carcajada de Martha hace que dirija la mirada hacia ella y entonces por fin lo entiendo, ella desactivo la alarma— Eres tan... —Detengo mis labios impidiendo que salga una fuerte grosería, tomo aire y me dirijo a la ducha, no discutiré con ella, sé que es lo que quiere para hacerme perder más tiempo del que ya he perdido.

— ¿Qué?¿No lo dirás? Cómo sea, Caro pasará por mí hoy así que, suerte hermanito, algunos minutos más y pasa el autobús. Mamá y papá se han ido al trabajo, ya sabes, cómo siempre. Tu desayuno está sobre la mesa junto al dinero para el receso —Ella da una carcajada y yo bufo desde adentro del baño.

CONTANDO ESTRELLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora