[7] 𝐍𝐞𝐠𝐨𝐜𝐢𝐚𝐧𝐝𝐨

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Los rayos del sol caen directamente sobre mi cama, mis ojos se sienten hinchados de tanto dormir y quiero seguir así, durmiendo, pues solo así soy capaz de olvidar lo que sucedió la noche anterior.

Después de leer el mensaje de Moon me quedé completamente dormido, no recuerdo como ni cuando, solo sé que pude descansar por completo y al fin puedo decir que estoy satisfecho con ello, no sé si fue gracias a la historia que leí de aquel desconocido o si fue por el vaso que bebí de camino a casa ¿Me embriagué anoche? Ni siquiera estoy seguro de eso, si que soy estúpido y más que nada ridículo, ahora más que nada entiendo porque doy tanta lastima a los demás.



Es sábado, un lindo sábado soleado.
El día de ir a ensayar con la banda ha llegado, sé que para algunos no tiene nada de especial reunirse con personas de tus mismos gustos musicales y tocar esa misma música una y otra vez de manera repetitiva, tal vez puede ser un simple ensayo pero para mí es más que eso, los chicos realmente me entienden más que nadie y me escuchan sin reír, hacer bromas o juzgar pues pasan por situaciones similares a las mías: problemas familiares, inseguridades físicas, gustos musicales rechazados y rechazo social. Con decir que los chicos de la banda me entienden más que nadie no me refiero a que Leo, Nancy y Annie me molestan o no me entienden en absoluto, es solo que ellos son un poco diferentes a mí en manera de pensar y ver la vida, ellos se divierten de maneras diferentes a las mías, es difícil para mí expresarme con ellos de manera abierta total.

Los ensayos son a las 4:00 PM, pero siempre llego una hora antes para dar un pequeño aseo al lugar y ensayar unos cuantos solos.
Al principio mis padres se oponían a qué tocara la batería, ellos preferían que manejará algún otro instrumento como el piano o la guitarra acústica, así que aprendí a manejarlos a muy corta edad con la finalidad de obtener permiso para ser un baterista y si fuera posible tocar en una banda, pero no fue tan sencillo, mis padres decían que el rock era música escandalosa y sin clase, decían que no querían verme arruinado en pandillas o grupos de poca educación, absurdo ¿Cierto?


Pues continuaron con su terquedad durante 2 años seguidos, hasta que finalmente cumplí los 13, entre en un estado de rebeldía y me dispuse a aprender a tocar el instrumento que más me atraía y admiraba sin importarme nada, aunque debo admitir que todo fue gracias a qué durante una reunión familiar los abuelos pusieron Whiplash, la película más hermosa y fantástica que pude ver a esa edad. Comencé tocando en la escuela, ya que un chico 5 años mayor que yo se ofreció a enseñarme luego de escucharme tocar horriblemente a escondidas en el salón de música, aprendí rápido ya que siempre he sido atento y disciplinado en lo que me gusta. Papá y mamá aceptaron compararme una batería en mi cumpleaños número 14, gracias a qué Demián, mi maestro de batería habló con ellos razonablemente a penas y tuvo oportunidad, les comentó acerca de mi excelente talento como baterista, también les informó que el género musical no alteraba el comportamiento en una persona así como que no tenían derecho a elegir mis gustos y prohibirme adentrarme al mundo de la música cuando era algo que yo amaba de manera incondicional, claro que lo hizo con todo el debido respeto, fue así como mis padres comenzaron a apoyarme hasta ahora a pesar de todos los problemas que recién han aparecido. Gracias papá y mamá, pero más que nada, gracias Demián por ser mi más grande ejemplo a seguir.



2:34 PM.



─── ¡Martha me voy ahora!



Grito desde la sala y espero unos segundos la respuesta de mi querida e insoportable hermana, pero no la obtengo así que decido subir a su habitación para ver si se encontraba en casa.
En la puerta estaba pegado un papel con la frase: "No moleste" en letras de color rojo, desobediente toco con brutalidad para avisar que me iré al ensayo pero más que nada para molestarla un poco.



─── ¡Maldita sea lárgate, ya te oí déjame practicar en paz! ───El grito de Martha es aterrador así que sin decir más me voy en silencio.

Martha y sus locas obsesiones la mataran a ella o a mí, todos los días por la tarde se pone como loca a practicar coreografías de música coreana, sube todo el volumen y canta a gritos mientras baila, aunque la comprendo un 70 por ciento, si yo fuera más seguro de mis gustos haría lo mismo en mi habitación (hablo de cantar a todo pulmón).

CONTANDO ESTRELLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora