[26] 𝐃í𝐚 𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐝í𝐚

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Han pasado semanas, ¿meses?Para ser exactos, han pasado siete meses

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Han pasado semanas, ¿meses?
Para ser exactos, han pasado siete meses. Aunque siete meses es algo de tiempo los he vivido en un parpadeo. Me he marcado una rutina; tomo un baño, voy a clases, regreso a casa, hago mis deberes, tomo un segundo baño y voy a dormir. Al día siguiente hago exactamente lo mismo.
No salgo con nadie a ningún lado, durante el fin de semana asisto a los ensayos de la banda y eso es todo, hemos encontrado un buen guitarrista, su nombre es Matthew.
No he vuelto a ver a ninguno de los Collymore, salieron por completo de mi mundo. A Jeffrey lo veo en algunas ocasiones, pero él no me dirige ni una sola mirada y mucho menos palabra, dejamos de existir los unos para otros.
Annie y Nancy permanecen juntas, pero he dejado de frecuentar las, por el contrario, me he vuelto más cercano a Jake, es un chico excelente, aunque no salgo de casa él junto a Sarah, Demián y Maik han venido un par de veces a pasar el rato y ver películas, son un gran apoyo.

No hay un solo día, un solo minuto... Un solo segundo, en el que no piense en él.

Sigo mirando el teléfono en espera de un mensaje suyo, alguna actualización, algo. Pensé un par de veces en enviarle mensaje por WhatsApp y cuando me decidí me percaté de que había cambiado de número. Desapareció, así sin más, se fue.

— Nick...

— Te lo he dicho antes Martha, no me llames así.

— Está bien, está bien... Patrick, ¿quieres ir por un helado? Papá y Ale vendrán por nosotros.

— ¿Sí? Yo paso.

Ale es la nueva pareja de papá, aunque al inicio no me agradó más tarde me dí cuenta de que es una linda persona, además de divertida. A mamá no le molesta que vengan a casa, hemos cenado todos juntos e incluso salido más de una vez.

— Nic... Patrick, ya han pasado meses, ¿cuánto más piensas seguir así?

— Que te importe un carajo, estoy ocupado ¿qué no lo ves? —Levanto el libro en mis manos sin mirar a Martha.

— Que pesado... Pues como desees.

Ella se va y verifico que en definitiva ya no esté en mi puerta. Los cambios han sido demasiados, de segundo a último año y de un grupo de amigos a otro, todo ha sucedido tan rápido que yo me quedé en aquel día de entrenamiento de Leo, le echo mucho de menos.

Dejo el libro sobre la cama y suelto un suspiro, miro la portada de aquel libro y lo acaricio con las yemas de mis dedos, El juego de las extrañas, ese es el título. Su libro favorito, uno de mis favoritos ahora.
La brisa fría entra por mi ventana y da contra mi piel así que me levanto y voy a cerrarla. Al mirar hacia a fuera me encuentro con una mirada que no he visto en meses, que extraño como un loco, que amo demasiado.
Me pongo mis tennis y salgo corriendo, atravieso la puerta y me detengo frente a él.

— Patricio... ¿Cómo te va?

No respondo y sonrío, él me devuelve la sonrisa.
Sigue igual que la última vez que lo ví, la única diferencia es que ahora lleva el cabello pintado de un café claro, se ve muy distinto pero sigue portando esa mirada triste y amable.
Antes no había un solo día en el que no habláramos y saliéramos, en el que no lo tuviera conmigo. Estos últimos meses no supe absolutamente nada de él, verlo de nuevo me tranquilizaba y hace sentir muy feliz.
Me arrojo sobre él y lo abrazo con todas mis fuerzas, él hace lo mismo.

CONTANDO ESTRELLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora