❛ 1: G A M E-S T A R T.

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Viernes, 2 de noviembre de 1978.

El inicio del final se anunciaba silenciosamente en las calles de todo el pueblo. El firmamento, en su desolada majestuosidad, se desplegaba como un lienzo de plomo sobre la ciudad. La gente reía, comía y se divertía, como si no hubiese ningún problema en el mundo en aquel momento. Las nubes, grises y lánguidas, se entrelazaban en un abrazo, El viento, apenas un susurro, acariciaba las fachadas de los edificios, dejando detrás de sí un rastro de humedad. Para ella el mundo en aquel momento estaba en pausa, los adoquines ya gastados por el tierno y las pisadas suspiraba bajo el peso de la lluvia. 

Los árboles, despojados de su verdor de siempre, se inclinaban con resignación. Sus hojas, empapadas y mustias, caían en un lamento silencioso hacia el suelo.

Ella siempre había creído que todos los seres humanos estaban en este mundo por una razón, que todos tenían un qué y un para qué, y solo era cuestión de encontrarlo. Desde su punto de vista todos tenían que tener una meta o algo que los apasione. Pero solo pocos afortunados encontraban la razón de su existencia, algunos lo sabían sin siquiera incluso pensarlo, solo nacían destinados a cumplir algo. Ni siquiera porque en aquella ciudad la desgracia reinara ella cambiaba su opinión o la forma en la que acostumbraba a ver el mundo a su alrededor. Solo las gotas de lluvia presenciaban y anunciaban todo lo que iba a pasar, siendo testigos mudos.

Le gustaba leer, era bastante básica en todos los sentidos. Noches de madrugada leyendo Romeo y Julieta a escondidas de su tía la hacían reír todos los días. Creía que las metas existía en todo lugar, y que el simple hecho de querer o desear algo ya era una meta. Su libro favorito lo demostraba, su tema era el amor imposible entre dos personas de diferentes mundos; El objetivo, por supuesto,  provocar al lector emociones de romanticismo o enojo.

Mucha gente escribe, habla en público, viven, sin temas y objetivos y por eso no llegan a ningún lado, se pierden, dudan, se rinden o fracasan —Por supuesto, era algo que ella veía como lo peor del mundo, como un fracaso total.—Por eso, en todo lo que hacía siempre trataba de establecer su ruta.

Y Blair ya sabía cual era su nueva meta del día, lo supo en cuanto la maestra, que hablaba de forma amargada y floja a todos, anunció que la tarea era traer para la semana que siguiente una novela escrita por los estudiantes de aquel salón, y que sería en parejas que ella escogería. Los murmullos en la clase no tardaron en salir, algunos quejándose y otros con visiblemente disgusto. La maestra no los pondría con sus mejores amigos y lo sabían. Ella estaba sentada en la esquina de su salón, mientras escuchaba con atención lo que su profesora decía y se removia nerviosamente sobre su pupitre, apunto de comerse sus uñas por la ansiedad que estaba en su estómago en aquel momento.

Algunos parecian felices con sus parejas, otros se quejaban de modo que recibían burlas de todos sus compañeros de clase. Muy pocos en aquel lugar eran dedicados con sus tareas, así que aquello hacía que la chica rogara por tener una buena pareja de trabajo. Eran simplemente niños con la meta de sacar una buena nota en si tarea, nada más que eso. Finalmente escuchó su nombre.

— Y finalmente... — La maestra acomodó sus lentes con desgana. —Finney, estarás con Harriet. — Dijo, soltando el papel que tenía en sus manos y dejándolo sobre su escritorio con rapidez.— Espero que ninguno me decepcione, niños.

Finney.

Finney Blake.

Harriet era el primer nombre de Blair, el cual no le gustaba en absoluto. Los dos chicos se miraron haciendo contacto visual, tratando de escanearse mutuamente. En ese momento sin saberlo, sus ojos permanecieron en el otro durante segundos antes de quitarlos con rapidez. Un trueno se escuchó en el cielo, ese día llovía con una fuerza intensa, no sabían como no habían cancelado las clases. Jamás habían hablado apesar de ser compañeros de clase, pero ella sabía que el era un chico bastante cooperador, y se sintió alegre. Por otro lado, Finney no pudo evitar suspirar con tristeza y volver a acomodarse en su mesa; El chico había querido estar con Donna, había perdido aquella oportunidad.

The Last Letter. || Finney Blake.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora