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Extraño su voz.
Han pasado seis años desde que todo terminó para ella, y desde que mi infierno terminó y comenzó a la vez. No estaba seguro de que venir fuera lo correcto, y la verdad es que estaba atemorizado de ir a ese lugar en mi cumpleaños 19. Desde hace seis años mis cumpleaños no eran los mismos, porque me faltaba alguien siempre. En este momento, no sabía cómo seguía vivo.
En ese momento, veía la ventana mientras Donna manejaba el auto y Gwen venía hablando con ella. Yo en mis manos llevaba una rosa blanca, la misma que traía todos los años cuando visitaba a Blair, ya que las rosas blancas me recordaban a ella. Una vez, recuerdo haber escuchado a Sophie decir que era una costumbre que los pretendientes le obsequien a sus novias rosas blancas como símbolo de amor, pero ella y yo nunca fuimos novios, y tal vez nunca fue necesario. Me aferré a la rosa en mis manos, y decidí escuchar de que estaban hablando las dos chicas.
—¡Sigo sin poder creer que Donna va a casarse!—Gritó Gwen.—Es tan lindo.
—Muchas gracias, Gwen.—La chica miró a Finney por el retrovisor.—¿Y tú, Finney? ¿Vendrás a mi boda?
—Claro, por supuesto, voy a estar ahí.
—Ojalá mi hermano se casara también, parece una momia, nunca lo he visto teniendo novia.
Gwen nunca conoció a Blair, nunca supo que me gustaba. Donna si lo sabía por eso su expresión fue triste al escuchar a Gwen decir eso, no pude evitar sentir que mi corazón se encogía.
—Vamos, no seas tan dura con tu hermano.—Murmuró la morena.—Además, Medicina es una carrera difícil, dudo que tenga pareja en mucho tiempo, estará ocupado.
—Si, bueno, supongo.
Entonces el auto lentamente comenzó a estacionarse. Paramos, y me sentí muy agradecido con Donna por hacer tantas cosas por mi apesar de ser una amiga nada más. Las dos chicas decidieron quedarse en el auto para darme más espacio.
