Tengo diez llamadas de mi padre, dos de su secretaría e incluso una de Norris.
Entro en WhatsApp y contesto a los cinco mensajes que me ha mando Norris diciéndome explícitamente que soy la peor amiga que existe, y que no piensa volver a contarme nada de su vida amorosa. Ahí no queda la cosa porque hay un audio también.
— Que fuerte me parece, como lo tenías calladito Mara Wolff — la voz de mi amigo comienza a sonar— ¿con Leclerc? Aún estoy flipando, mira que me lo podía imaginar con otro, pero, ¿con Leclerc? Necesito que me cuentes todo ya o no podré concentrarme en la carrera de mañana.
Me río antes de contestarle que prometía contarle todo más tarde.
Guardo todo el papeleo y el portátil en mi bolso. Esta noche tengo que repasar algunas cuestiones para la carrera de mañana.
Carlos saldrá quinto y nuestro propósito es que consiga un tercer puesto mínimo. La primera carrera de la temporada siempre es de suma importancia y quedar por encima de red Bull y mercedes es nuestra prioridad.
Los aficionados de Ferrari no llevan una buena racha, los últimos años el estado de ánimo ha ido en declive así que ganar está carrera sería un subidón para todos.Charles pasa por delante vestido ya con ropa de calle y solo me lanza una rápida mirada. Durante todo el día las miradas se han posado más de lo normal en nosotros dos, a pesar de que sólo hemos pasado unos minutos juntos, justo antes de la clasificación.
— ¿Nos vamos? — Leclerc se apoya en la mesa.
— ¿Qué? — levanto la cabeza para mirarle.
— Es tarde, y necesito descansar.
Mi desconcierto permanece en mi cara y el solo levanta las cejas.
— A casa — se acerca un poco para susurrarme — somos pareja ¿Recuerdas?
— Claro claro, vámonos — digo levantándome y colgandome el bolso en el hombro.
Charles rueda los ojos antes de caminar por delante de mí hacia la salida.
Ya fuera el cielo está oscuro y solo algunas farolas alumbran las instalaciones, Leclerc sigue caminando por delante a unos cuantos pasos de mi. No me habla, ni me mira, solo camina y yo le sigo.
Cuando por fin se para es en el aparcamiento frente a su Ferrari negro.
— Bueno, nos vemos mañana — rompo el silencio.
Charles abre la puerta del coche y se sube dentro, una vez sentado baja la ventanilla. No sé porque me he quedado quieta mirándole entrar.
— Venga sube.
Niego con la cabeza.
— Puedo ir sola a casa, he traído mi coche.
Se encoge de hombros antes de arrancar y desaparecer por la carretera.
Vaya gilipollas ni se despide.
Aún no comprendo cómo he podido aceptar un trato con él, con lo maleducado, insolente, egocéntrico, y despreciable que es.
Camino deprisa hacia donde debería estar mi Mercedes, pero en lugar del precioso y brillante coche negro me encuentro una plaza de aparcamiento vacía.
Miro a mi alrededor desconcertada.
No hay nadie en los alrededores y un solo nombre ronda mi mente.
Toto Wolff.
Mi padre me ha tenido que quitar el coche.
Mi coche.
Llevo las manos a mi bolsillo para agarrar el móvil. Tecleo algunas teclas y recibo al instante un OK.
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Evermore // Charles Leclerc
Teen FictionFocos, público, carreras, así se había criado Mara Wolff. Toda su vida había sido sencilla y acomodada pero esconde un secreto que guarda para mantener la paz en la parrilla. Secreto que la lleva a hacer un pacto con el piloto más deseado, Charles L...