Leclerc
Los pequeños rayos de sol que atraviesan la ventana consiguen despertarme, me muevo hacia un lado hasta rozar a la pequeña persona que hay junto a mi. Tiene el pelo castaño desordenado y los labios hinchados. Descansa plácidamente y en ese mismo instante parece un pequeño angelito caído del cielo. Acerco mi mano a su rostro para ponerle unos mechones rebeldes detrás de la oreja.
Abre los ojos lentamente y me ve, pero no me muevo, continuo frente a ella mirándola, tan cerca que nuestras respiraciones se alinean.
— Buenos días.
— Hola — sus ojos gritan algo que no consigo entender — ¿me estabas acosando?
Me encojo de hombros y sonrio.
— Puede.
Se da la vuelta y se coloca boca abajo. Balbucea algo contra la almohada que no consigo escuchar.
— ¿Qué?
— Nada — levanto una ceja confuso — Pensaba que desaparecerías en medio de la noche — suelta al fin.
Me reincorporo un poco para acercarme a ella y llevar mi mano a su abdomen medio desnudo tapado con una camisilla.
— Creo que no fui demasiado claro ayer — carraspeo antes de volver a hablar — te deseo Mara, tanto que ni siquiera yo me entiendo — oculta una sonrisa pero finalmente se dobla para comenzar a reírse descontroladamente.
Abro los ojos sorprendido por su reacción y siento derrepente una punzada en el pecho.
— ¿Qué pasa?
No para de reírse, se está poniendo como un tomate y yo no sé cómo tomarme esto.
— Perdón, perdón — respira profundamente dos veces — no me estaba riendo de ti, simplemente no sé — se abanica con la mano en la cara — me cuesta imaginarte teniendo sentimientos.
— No he dicho que sienta nada — digo rápidamente.
El miedo inunda entonces cada parte de mi, ¿Sentimientos?
— Ya claro — me da un golpecito en el lateral justo debajo de las costillas e invitablemente mi cuerpo de dobla, vuelve a hacerlo. — dónde quedaría tu masculinidad si admitieses que sientes algo eh — sigue haciendome costillas hasta volver a tumbarme en la cama.
— Para, para — digo riéndome y eso incrementa sus Rápidos movimientos, me defiendo atacandola de la misma manera y es ella quien se encuentra tumbada ahora — ¿Y bien? ¿Qué decías acerca de mis sentimientos?
Sonríe y mira hacia otro lado buscando una forma de escaparse, pero finalmente se rinde.
— Nada, Charles Leclerc no siente nada romántico por mi — se relame los labios y mi mirada viaja a su boca — es exclusivamente deseo sexual.
— Exacto.
— Si.
Me acerco a sus labios cuando ya no aguanto más la distancia de nuestras bocas, pero ella ladea la cara y doy justo con su moflete.
— ¿Qué haces? No me he lavado los dientes — contesta a mi confusión.
— Me da igual — vuelvo a acercame a su boca pero de nuevo doy contra su moflete.
— No, no — me empuja hacia un lado y se levanta de la cama — es poco higiénico.
Se va dando pequeños saltitos hacia el baño y yo la sigo.
Cuando entro ya se está lavando los dientes. Me acerco a ella y me pongo justo detrás. Aparto su largo cabello hacia un lado para tener acceso directo a ella.
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Evermore // Charles Leclerc
Teen FictionFocos, público, carreras, así se había criado Mara Wolff. Toda su vida había sido sencilla y acomodada pero esconde un secreto que guarda para mantener la paz en la parrilla. Secreto que la lleva a hacer un pacto con el piloto más deseado, Charles L...