Leclerc
Había seguido las indicaciones del guardia de seguridad respecto al lugar reservado para mi coche.
Estaba en mi ciudad, donde había nacido y donde me había criado. La luna brillaba con fuerza e iluminada cada esquina de Mónaco. Estaba más nervioso de lo normal y sabía perfectamente porqué.
Habían decidido hacer una gala especial por alguna especie de aniversario, por el cual no me había molestado en informarme. Así que aquí estaba, en el circuito de Montecarlo, esperando que los paparazzi no me persiguieran encuanto saliera de mi coche.
Me veía ridículo vestido con un traje totalmente rojo, pero eran los requisitos de la gala. Venir del color de tu equipo, me río levemente al recordar las ridículas tarjetas de invitación que enviaron a las oficinas.
El parking VIP está totalmente lleno, probablemente soy de los últimos en llegar. Y es por eso mismo que no hay ningún paparazzi a mi espera, están todos realizando las esperadas entrevistas. Atravieso todo el aparcamiento, lleno de ferraris, aston, etc. Incluso hay un Mercedes en la zona de los Red Bull. Algún invitado se habrá equivocado.
Cuando llego a la alfombra la paz desaparece, los flashes y los gritos me rodean buscando la portada de la próxima semana. Los ojos me escuecen y cada cámara incrementa mi migraña, llevaba tres días de fiesta y hasta hace un par de horas había estado en mi yate bebiendo. El fracaso de las últimas semanas había sido demoledor, y a mí cabeza venía una y otra vez las mismas imágenes, las mismas palabras.
Me paso los dedos por los ojos en un intento de despejarme, pero cuando los vuelvo a abrir no me puedo creer quién está pasando frente a mi.
Era la última persona que esperaba que acudiese, no después de estar semanas desaparecida. El corazón me comienza a latir con fuerza. Lleva una larga capa negra, y camina con una elegancia admirable. No me mira, ni siquiera cuando pasa por mi lado y eso consigue cabrearme por alguna extraña razón. Pero el cabreo no desaparece cuando veo que a quien se dirige no es otro que a Max.
Él le agarra la mano con delicadeza antes de desatar el lazo que sujeta la capa. Las piernas me tiemblan cuando veo el color de su vestido.
Es imposible me digo a mi mismo una y otra vez, no ha podido hacerlo. No puede estar con Red Bull.
Derrepente me falta el aire, el suelo parece estar movimiendose y creo q me hubiese caído si Carlos no se hubiese puesto a mi lado.
— Leclerc — no puedo mirarle, mi mirada sigue clavada en ella, y en su sonrisa — tenemos que ir a las entrevistas — niego con la cabeza.
Max la agarra por la cintura mientras dice algo que consigue que Mara se ría tímidamente, escondiendo su rostro en él. El puño me duele de estar apretándolo y estoy a punto de ir hacia ellos cuando Carlos me agarra.
— Tío, no montes un show — suelta en un susurro, pero sé que está cabreandose — hoy no Leclerc.
Retiro la vista de ella por fin, y miro a mi amigo. Está preocupado y eso de alguna forma me consigue relajar.
— Me voy dentro — digo sin más y camino rápidamente hasta la entrada principal. Hago caso omiso a los gritos pidiéndome un solo minuto de mi tiempo.
Las preguntas ibas a estar dirigidas a una sola persona, y no tenía ni tiempo ni ganas de hablar de ella. No entraba en mis planes verla, ni que eso me afectara de ninguna manera.
Cuando entro la sala está totalmente llena, todos rien y hablan alegremente. Pensar en tener que fingir con tan solo una persona una conversación me dan ganas de vomitar, asique me dirijo al baño y me apoyo en el lavabo. El espejo frente a mi me deja ver mi rostro pálido, y las ojeras que han ido formándose estas últimas semanas. Abro el grifo y me echo un poco de agua en la cara.
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Evermore // Charles Leclerc
Teen FictionFocos, público, carreras, así se había criado Mara Wolff. Toda su vida había sido sencilla y acomodada pero esconde un secreto que guarda para mantener la paz en la parrilla. Secreto que la lleva a hacer un pacto con el piloto más deseado, Charles L...